Uno de los grandes males que padece Venezuela radica en que desde la época de la colonia y la conquista no ha tenido una economía diversificada. Hasta 1919, cuando apareció el “oro negro”, éramos monoproductores. Nuestros rubros para enviar al mercado internacional eran café y cacao (que obedecían a criterios de la “madre patria” principalmente), pero a partir del descubrimiento del petróleo, seguimos siendo monoexportadores, pero ahora con los hidrocarburos. Pero, salvo tímidos intentos, nunca se procuró, como lo recomendó el Dr. Arturo Uslar Pietri, “sembrar el petróleo”. No hubo programas serios para hacer que se comenzara la tarea de producir y cubrir las propias necesidades, acentuándose la economía de puertos: equivalente a dependencia y pobreza.
Téngase presente que cualquier país que procure su desarrollo debe fundamentarse en dos pilares: el apoyo al sector privado y las universidades, estas últimas las encargadas de formar el talento profesional y generar innovaciones tecnológicas. Sin embargo, tenemos un aparato burocrático que desbordó las capacidades económicas del país y un sistema cambiario absolutamente irreal, que distorsiona por completo la economía venezolana.
Sin embargo, si vamos a las raíces en la marcha de la economía venezolana, nos encontramos con un grave problema estructural. Se trata de un hecho histórico con arraigo cultural en el aspecto ético y moral. Hemos considerado la condición de país monoproductor y país monoexportador. Esta condición determina que se creen grupos de privilegiados que al final son los grandes beneficiados, en contra de los intereses del país. La clave es ingresar a una economía de desarrollo, que pasa por la diversificación, con lo cual se crean alternativas de mercado; es imperioso pasar de ser importadores y empezar a producir lo que requerimos. Así no se logre una producción que nos permita exportar, pero con el solo ahorro de divisas, el país está dando un paso hacia su independencia. Es la manera de ir tras la idealidad.
De lo contrario, seguiremos en el consumismo, que no es otra cosa que adquirir fuera del país lo que no producimos en lo interno, todo lo cual hace que nuestro poder económico sea muy débil, pues vivimos de un solo producto, el 96 % de las exportaciones petroleras. Y si a ello se suma la caída en los precios del petróleo, se aprecia que el país perdió de un año a otro más de 50 mil millones de dólares, una cifra que la gran mayoría no comprende, pero que en la realidad es una suma impresionante y determinante para cualquier economía. El manejo de la economía debe tener un “revolcón” y de no cambiarse el modelo vamos a sucumbir en el peor desastre de cualquier país de América Latina. Esto no es política de partido, es política económica. El Gobierno puede durar mil años, pero su modelo económico hay que cambiarlo ya. (Extracto de la entrevista concedida al Dr. Ramsés Díaz León. Noviembre de 2015).
Se recalca que una alternativa verdaderamente viable y contundente para resolver la crisis agravada en Venezuela, depende de la conformación de un “tejido industrial”, producto de la integración, ampliación, diversificación y competitividad de los sectores económicos (entre ellos, el agrícola, industrial y agroindustrial), que favorezca realmente y efectivamente el crecimiento sustentable de la “producción nacional”: basada en la “innovación, productividad e internacionalización”. Surge entonces la necesidad de construir un efectivo y pertinente marco regulatorio que igualmente sirva de soporte para iniciar de inmediato la ejecución de una propuesta complementaria de crecimiento sostenible, tal como la que se plantea en el “Plan Integral de Reconstrucción Universitaria” (PIRU): que en la práctica se traduce en un “desapego” del modelo rentista, el cual de forma sistemática a lo largo de los años ha generado un bloqueo en todos los ámbitos o dimensiones del venezolano…
Finalmente, se hace en particular una solicitud a la gobernadora del estado Táchira: conceder audiencia a un grupo de universitarios (estudiantes, empleados, obreros y docentes) para presentar y exponer las bondades, viabilidad y factibilidad del PIRU.
Docente Universitario. [email protected]; @tipsaldia
(Pedro Morales.)