Daniel: el carretillero del puente Simón Bolívar
21 de noviembre de 2024
Para muchos, ya es un recorrido corto. No hay otra alternativa: hay que caminar. Saben que se debe usar ropa deportiva, llevar líquidos para hidratarse y una gorra, si lo considera, para protegerse del Sol. Eso sí, tener paciencia para ir y venir, en un trayecto donde todo puede pasar y el tiempo, en oportunidades, va en contra nuestra.
Desde hace varios años, el caminar se impuso para ir y venir por la frontera entre Colombia y Venezuela. Ahora ya es costumbre.
Punto inicial de referencia es la redoma del Cementerio, donde está el monumento Madre Santísima de la Luz, en San Antonio del Táchira, y punto final: La Parada en Colombia, luego de pasar el punto de Migración sobre el puente internacional Simón Bolívar.
Para ir, son dos mil pasos, aproximadamente. No hay otra alternativa. Es el recorrido obligado de miles de personas. No hay paso de vehículos por disputas diplomáticas entre los Gobiernos desde hace más de tres años.
A lo largo de 900 pasos, el viajero podrá desayunar, merendar, almorzar o cenar, sin mayores problemas, con las ventas de calle o en locales establecidos a lo largo de la avenida Venezuela.
La mayoría de viajeros llega a este punto del oeste del estado Táchira en unidades de transporte público, que salen desde las 4:00 de la mañana del terminal Genaro Méndez, en La Concordia. Desembarcan en la calle 10 del barrio Pueblo Nuevo, entre carreras 6 y 7 del barrio Leonardo Ruiz Pineda, a escasos metros del cementerio local.
Comienza el caminar. En un 95 por ciento, los viajeros llevan algo en sus manos: bolsos, paquetes, carritos para traer mercado, maletas, cajas, costales… Unos caminan rápido; otros van sin afán. Algunos usan gorra para cubrirse el rostro de los rayos del Sol. Los más prevenidos traen líquido para hidratarse y algo para comer en el camino. A lo lejos, todo parece una feria. Hay personas por todos lados, que van y vienen. Hay mucho colorido…y mucho ruido.
Los primeros 300 pasos abarcan el trayecto hasta la redoma del Cementerio. Es apenas el comienzo para pisar la avenida Venezuela, arteria vial de dos canales de circulación que ha sido testigo de importantes eventos en la Villa Heroica, como se le conoce a San Antonio.
Los 4 mil pasos para ir a La Parada, en promedio, se recorren en unos 30 minutos.
A lo lejos se ve el edificio de la Aduana Principal, pero para pasar por su estructura de concreto se deben dar unos 770 pasos, aproximadamente. Se recorre toda la avenida o carrera 4, entre calles 3 y 9. Son seis cuadras. Es como una carrera de obstáculos, donde los jueces son los efectivos de la Guardia Nacional, quienes imponen sus normas en un área de seguridad nacional. Ellos mandan. Y ahora se suman los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, de Migración.
Primer obstáculo: dados otros 320 pasos, para sumar 620, el ritmo de la caminata desciende. El libre paso de personas es controlado por los militares. Ocho vallas amarillas se toman el ancho de la avenida y solo hay paso por escasos dos metros de ancho, o menos. Todos a la derecha. En horas de la mañana, generalmente entre jueves y sábado, se forman largas colas que alteran la cotidianidad de los residentes en la carrera 5 del barrio Ocumare. Mucha gente, en tres, cuatro, cinco o más cuadras. Las estadísticas indican que los sábados es el día más complicado.
Allí los pasos se dan muy cortos, muy lentos, por la aglomeración de personas. Los minutos de recorrido dependen, según la magnitud de la cola, el orden entre las personas y la decisión de los uniformados, porque son ellos quienes tienen la palabra.
Segundo obstáculo: está 200 pasos adelante- sumamos 820-, ahora la urbanización Andrés Bello. Los canales de circulación están tomados por dos vehículos militares con sus alas de metal abiertas. Se camina con lentitud. Todos, otra vez a la derecha y con otros 100 pasos -suman 920-, tras pasar la barrera por un espacio de un metro de ancho se abre a la vista la Aduana.
Tercer obstáculo: quienes llevan equipajes o grandes bolsos de mano, deben parar en la esquina de la calle 3. Las maletas son revisadas. No hay afán para seguir. Deben esperar. Los demás, quienes no son viajeros, agilizan su andar.
Cuarto obstáculo: Es como una competencia para llegar primero al control militar en la plaza de La Confraternidad, tras caminar otros 280 pasos, se han dado 1.200. No hay cansancio.
Ya se ha recorrido mucho camino. Restan otros 800 pasos: 300 para llegar a los dos contenedores sobre el puente internacional Simón Bolívar -por cierto pintados como la Bandera Nacional-, donde nuevamente el ritmo se reduce por lo angosto del camino abierto -2 metros aproximadamente-.
Restan otros 150 pasos para alcanzar la meta: el puesto de Migración Colombia, donde con documentos en mano se pisa territorio colombiano. Se han dado en promedio 1.700 pasos. 300 metros más adelante es recibido por los colombianos en La Parada, municipio Villa del Rosario, tierra de mucha historia entre ambos países, cuna del prócer colombiano Francisco de Paula Santander. ¡Bienvenidos a Colombia! Se lee en varios avisos.
El regreso, a caminar
De regreso no hay alternativa. Se impone el caminar. Miles de viajeros retornan cargados de paquetes y bultos. La mayoría lo hace a paso lento. El peso de la carga no les permite acelerar el ritmo. Muchos lucen cansados.
Van directo a buscar una unidad de transporte que les permita llegar a casa. Pocos compran algún producto en San Antonio. Unos toman las unidades alternativas o “piratas” para recortar los pasos. Otros van directo al terminal de San Antonio. Llegan de nuevo al monumento Santísima Virgen de la Luz en busca de la ruta.
La caminata ha terminado. El objetivo se ha cumplido. En promedio, 4 mil pasos en ir y venir. Para muchos, una jornada agotadora.
De acuerdo con los pesos
*Clientes VIP: los “arrastradores” cobran 5 mil pesos a las personas para superar obstáculos. Tienen todo arreglado. No hay duda que hay un previo acuerdo con algunos uniformados para lograr su objetivo. Prometen que en cinco minutos la persona estará en el punto de Migración Colombia. Son hombres y mujeres que prestan mucha ayuda. Claro, hay casos negativos.
9 mil bolívares o 4 mil pesos
Salir desde el terminal Genaro Méndez, en La Concordia, hacia San Antonio o Ureña, desde hace meses ya no es un problema. Hay transportes para todos los gustos: microbuses, autobuses y carros de cuatro o cinco puestos, legalmente autorizados, así como los llamados “piratas” o alternativas de viaje que se ubican a las afueras de esta dependencia municipal. Aquí no hay crisis de transporte.
Los microbuses son los más utilizados. Desde julio pasado, el pasaje cuesta 9 mil bolívares o 4 mil pesos. En los “piratas” o alternativos, el costo es más elevado, pero para muchos viajeros hay más comodidad y se llega más rápido al destino. En promedio, el recorrido se hace en 90 minutos.
Otros viajan desde cualquier rincón del estado. Se organizan en grupos y pagan por el traslado en diversidad de vehículos. Es una oportunidad de empleo para quienes poseen este medio de transporte en buen estado.
De regreso, muchos viajeros se movilizan hasta el terminal de San Antonio. Otros toman las unidades “piratas”, que están por todos lados.
Sin control de seguridad
En ambos terminales no hay control alguno de seguridad. Solo se llena, a medias, el listín con los datos de algunos viajeros. Nadie revisa la documentación de las personas. Tampoco si porta armas. Dios acompaña a todos quienes suben a las unidades.
Billetes altos
Muchos conductores de las unidades de transporte público solamente aceptan los billetes de 200 y 500 bolívares. Todos reciben pesos.
Por José Luis Guerrero S.
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