Regional
Entre heces, orina y desperdicios desaparece la plaza Los Enanitos
14 de agosto de 2019
Entre los malos olores de orines y heces, además de la basura, desaparece poco a poco la plaza Antonio Ríos Reyna, conocida también como Los Enanitos.
El ambiente es de total abandono. Resulta contradictorio, entendiendo que debe ser un espacio donde se respire aire puro y la gente pueda disfrutar un rato de este escenario, que hoy está prácticamente solo, pues apenas se nota la presencia de indigentes, que toman el lugar como suyo, creando un ambiente de inseguridad, incluso para los vecinos.
La maleza tomó todas las áreas verdes y esto se traduce en que tienen mucho tiempo que no le hacen el debido mantenimiento y trae como consecuencia un ambiente de total abandono. Es responsabilidad de la alcaldía de San Cristóbal su mantenimiento general.
Este ambiente de insalubridad, de alguna manera afecta el ambiente de la biblioteca Leonardo Ruiz Pineda, pues ambos comparten espacios por uno de sus lados.
Apenas se ingresa a la plaza se ven unos locales en obra limpia construidos durante la gestión del exgobernador Ronald Blanco La Cruz, con el fin de darle más vida al lugar, dando oportunidad al comercio, concretamente a los vecinos, para ofrecer comida, bebidas típicas, artesanía, pero estas actividades duraron poco tiempo y hoy estos espacios están llenos de basura, sobre todo orgánica, lo que causa malos olores.
Esta situación se repite en la entrada principal, luego de pasar la fachada, cuyo espacio tiene un techo bastante alto, pero por allí nadie puede entrar o salir sin taparse la boca y la nariz.
Todo dañado…
Su fachada, reparada en varias oportunidades, también es señal de inopia. La pintura está totalmente deteriorada. Poco a poco se están llevando la madera de la entrada principal, ya no están dos ventanas de madera, de cuatro que tenía la fachada, hechos que ocurren al lado del símbolo de la salud.
A unos pocos metros está lo que queda de la estatua del doctor José María Vargas, que ya no tiene una parte de sus brazos. Su pintura está totalmente acabada.
“Este lugar solo sirve de descanso a los indigentes, a cualquier hora de la noche y del día”, dijo Pedro Barrientos, quien reside en la zona.
Antes una casa, ahora un rancho
La casa de los enanitos también está abandonada. Las rejas, que fueron colocadas para mantener en mejores condiciones el lugar, están dañadas, algunas en el piso; de las ventanas penden ropas y también zapatos.
“Ahí vive alguien, es un hombre de la calle; recoge agua en algún lugar. Ahí están los envases donde come y después no sabe ni dónde los bota. Uno pasa y ni lo mira para evitar problemas. Lástima, cómo dejaron perder esta plaza, a la que venía mucha gente solo para ver a los enanitos”, recordó Barrientos.
Y de los enanitos nada se sabe. Lo último que se dio a conocer a la luz pública fue que se los llevó un restaurador hace años, pero lo cierto es que esta plaza se quedó sin estas imágenes y el reloj, tipo cucú, también desapareció.
Lo único que medianamente se conserva es el parque para los niños, pero es poco utilizado debido al contexto de inseguridad y de falta de higiene, que se observa a simple vista en el lugar.
“Esta plaza está más abandonada que nunca y nadie hace nada. Es un lugar donde reina la inseguridad, que es favorecida por la falta de alumbrado público, el cual fue prometido hace unos cuantos años por Corpoelec, pero nunca llegó”, dijo José Mora, de profesión fotógrafo.
“Siempre esta plaza ha sido un lugar afectado por las distintas crisis económicas; no se entiende, pero es un escondite para indigentes y antisociales, de allí que las autoridades competentes deberían prestar mayor atención a este lugar, hacer que se cumplan allí las mínimas condiciones de ambiente y seguridad, para bien de todos los tachirenses”, agregó.
El llamado es a las autoridades municipales, regionales y nacionales, para que se dirijan al lugar, realicen las observaciones correspondientes y se logre su recuperación, para el disfrute de todos.
(NP)