“En todos los países del mundo se asignan recursos, no solo en mantenimiento de las escuelas, en materia de infraestructura, sino que se coloca acento en docentes bien formados, como elementos fundamentales del hecho educativo, trayendo como consecuencia estudiantes mejor preparados y, por ende, una sociedad de primera; no obstante, en Venezuela este planteamiento desde hace mucho tiempo no se aplica”, consideró el profesor Ildemaro Useche, presidente de la Federación de Maestros, Táchira.
—Esto era una constante en nuestro país, a pesar de gobiernos en los que la asignación de recursos en materia educativa no era suficiente, pero los asignados demuestran el nivel de vida que en la mal llamada cuarta República colocaba a la educación en Venezuela en excelentes niveles de aceptación y de estándares según organismos mundiales.
“En los últimos 20 años de involución, de la mano de un proyecto que socava las bases sociales por una constante improvisación en materia educativa, comienza el declive educativo, tomando como punto de partida la eliminación de un plumazo del currículo educativo y la experimentación en modelos que hasta el momento no se adaptan ni corresponden a la idiosincrasia y el nivel cultural del venezolano”, dijo Useche.
Pero además, subrayó Useche, se observa el deterioro paulatino de la infraestructura escolar, el paralelismo educativo, docentes en niveles de pobreza, estudiantes con deficiencias en el conocimiento histórico, técnico, científico, ético, entre otros, además de la deserción escolar.
“La diáspora, tanto de estudiantes como de docentes, exhibe lo que históricamente pudiéramos decir que es el momento más crítico de la sociedad venezolana y nos conduce a señalar que antes luchamos por la calidad educativa y hoy por la caridad educativa”, consideró el presidente de la Federación de Maestros.
El Gobierno, a su juicio, se empeña en desconocer esta realidad, intentando con ello evadir lo que la realidad social escenifica. El hacerse de la vista gorda no la cambia y, por el contrario, profundiza más la crisis, sentenció.
El papel del docente, de los padres y representantes, de las organizaciones sociales, los sindicatos y la sociedad civil en general, ya no debe limitarse al diagnóstico, se debe ir a la acción, que no es otra que la de activarse en una gran red social que priorice el desarrollo y sustentabilidad, que por naturaleza le corresponden a la educación.
—Se trata de entablar una lucha por un cambio de raíz, no solo de gobernantes sino de modelo, que permita recuperar y fortalecer el primer activo para el canje social, sobre la base de una educación en valores y fundamentalmente humanista -dijo-.
El nuevo año escolar, 2019-2020, es un reto para toda la sociedad venezolana. “Tenemos tareas importantes e ineludibles, se avecina una lucha por los derechos de los maestros, no solo desde el punto de vista reivindicativo, económico, sino la lucha por el respeto docente y la férrea oposición a la desprofesionalización académica, la supremacía del mandato constitucional establecido en el artículo 104 de nuestra Carta magna, el debate hacia la calidad educativa, la concreción de un modelo educativo a través de la construcción de un currículo básico nacional, el respeto por las convenciones colectivas, programas de construcción y adecuación de espacios escolares, infraestructura educativa, programas sociales educativos, entre otros, que son el marco para una acción de lucha de consenso nacional, como prioridad para el verdadero cambio que exige y requiere la sociedad venezolana”, refirió el dirigente gremial. (NP)