Varios países latinoamericanos se debaten en una gran paradoja: la incapacidad de la sociedad política de mantener la democracia como modeloh de gobierno eficiente y legítimo ante las desviaciones en el ejercicio del poder político y aparentar la vigencia política del sistema en lo interno como nación y su estatus en las relaciones internacionales. La última encuesta del Latinobarómetro en países latinoamericanos, refleja confusión e indiferencia del 45 % de la población sobre el sistema democrático por la inviabilidad estructural y funcional para el logro de los objetivos y la fragilidad legal reflejada en los sonados casos de corrupción de altos funcionarios en Argentina, Brasil, Guatemala y la crisis sociopolítica en Venezuela. En la concepción formal de la democracia como gobierno del pueblo, el pluralismo es la condición fundamental de su naturaleza social para las altas funciones en el ejercicio del poder político y en la búsqueda de la igualdad social con el logro de la satisfacción de las necesidades básicas y los derechos de todos los ciudadanos.
Haciendo un poco de historia, en la época de Guerra Fría las distorsiones políticas en el nuevo orden mundial después de la Segunda Guerra, fueron producto de la dialéctica ideológica entre la democracia y el socialismo, trayendo como consecuencia el colapso de la Unión Soviética y la falsa alternativa entre la democracia formal y real promovida por el comunismo. En este sentido nos encontramos con Giovanni Sartori en su obra “Teoría de la Democracia” (1903), un análisis prospectivo de ese periodo que le valió para ser considerado el Padre de la democracia moderna. Las consideraciones esenciales de la democracia como sistema político es la presencia del pluralismo ideológico, su ausencia causó el derrumbe de la URSS y los cambios en las ideologías políticas hasta nuestros días. Sartori considera que la desaparición del enemigo externo de la posguerra, un factor interno sería el enemigo a vencer en democracia y que hoy los estamos viviendo los países y no es otro que el “populismo radical ideológico” tanto en la derecha como la izquierda.
El peligroso fenómeno del populismo lo estamos viendo con mucha preocupación en los Estados Unidos, con la elección de Donald Trump, la evidencia más palpable de la crítica a ultranza de la propia democracia norteamericana, causando grandes efectos a la tradicional política nacional e internacional de la primera potencia mundial. Sartori sin embargo, establece que el populismo, aunque parezca paradójico, es un elemento consustancial de la democracia, siempre que no vaya en contra los supremos intereses del país como nación en función de sus potencialidades y el bienestar del pueblo. Los problemas de nuestras naciones se orientan en el sentido de que el populismo mesiánico se ubica en destruir la naturaleza pluralista y representativa, al dominio del adversario, búsqueda del pensamiento único propio del socialismo y utilizar el poder político mediante artificios legales para lograr y mantenerse en forma indefinida en el poder político del país.
En este contexto, el filosofo marxista alemán Georg Hegel al interpretar la historia establece una sentencia lapidaria: “La dialéctica ideológica nos lleva a que la política es un juego como la guerra, hay que doblegar la voluntad del contrario para seguir gobernando”. La política regional está influenciada por otra paradoja, la tendencia de gobiernos centralistas estatistas de parecer demócratas mediante procesos electorales influenciados por dos factores negativos: la creciente abstención electoral por la mediatización política que favorece al gobierno de turno y la poca credibilidad en los organismos electorales. En Latinoamérica desde la oprobiosa época de los golpes y las dictaduras militares, ha cambiado por la premisa de que “el poder político se obtiene por los votos y no por las balas”. Por las anteriores variables nos encontramos desarmados y desconcertados, frente a una retórica de exaltación a la democracia disfrazada que lleva implícito la exclusión que acalla la voz del pueblo para señalar y expresar los problemas y los verdaderos enemigos. (Oscar Roviro Villamizar – General de Brigada) / [email protected] / @rovirov