Nos acercamos aceleradamente al final del año, lo que significa que se encima la Feria Internacional de San Sebastián. Una feria que a pesar del paso del tiempo, y la erosión que ella ha provocado en su estructura organizativa e imagen, por el natural desgaste y olvido de sus objetivos, sigue perdurando; lo que significa que de alguna manera está enclavada, enquistada en su gente. Ya sea porque proporciona colateralmente diversión, ocio, ingresos temporales, y/o contratos…
Este es un tema apasionante, porque toca muchos puntos claves que además inciden directamente en el funcionamiento de la ciudad…esa ciudad que tanto amamos, que habitamos, que nos quiere y nos desprecia.
Por qué entonces no retomar el rescate de la FISS como elemento cultural productivo, reflejo de la esencia del ser tachirense y su producción regional. ¡El tachirense como hacedor!!
San Cristóbal, es montañas, cordialidad, cursos de agua, viaductos, morcillas. Es nuestros mercados presentes en toda la ciudad, enlazando los diferentes sectores, es nuestra pisca andina; es nido y paso de aves, música de bambuco y violines, poesía, narrativa, el Deportivo Táchira, el puente Libertador, las iglesias, la capilla de los Ahorcados, la Vuelta al Táchira, la FISS, la UNET, TRT, el puente de la Guacara, la bienal de poesía y literatura, la bienal de pintura, de teatro, Chorro el Indio, el río Torbes, la Machirí, es industria, es comercio, es servicios… son tantas, tantas las cualidades de nuestra tierra, que con la aplicación de un concepto verdaderamente democrático de ciudad, tendríamos la mejor región, las mejores ciudades. Para ello es imperativo que el concepto de cultura nos embriague, e invada cualquier otro. ¿Qué quiero significar? Desfragmentemos la feria, incorporémosla a todos los sectores de nuestra ciudad, con la presencia de lo mejor de la producción regional artesanal e industrial, con nuestra música, nuestras artes, en cada rincón, en cada barrio, en cada sector, CON CALIDAD, seamos exigentes en la presentación y mercadeo de nuestros productos, así como la presentación de las diferentes expresiones artísticas que conforman el espíritu creador y emprendedor del tachirense. Facilitemos la movilidad para enlazar los distintos eventos, los distintos sectores, propongamos proyectos conjuntos entre lo público y lo privado, para apoyar la reactivación de nuestra feria, cultural y económicamente. Asumámoslo responsablemente, no improvisadamente. Generemos cronogramas, toquemos las puertas de cada uno de nosotros, incorporemos a las personas, retomemos los concursos de las mejores calles, de los templetes. Somos un estado musical, en cada barrio hay músicos de los buenos, elaboremos con la Orquesta Sinfónica del Táchira programaciones para toda la ciudad simultáneamente, hagamos lo mismo con el cine, la poesía, lecturas de nuestros escritores y poetas, presentaciones de pintura, conferencias, la realización de una feria gastronómica regional desplegada en toda la ciudad, soñemos de nuevo con lo posible. Seamos por una vez emprendedores de mediano y largo plazo, no seamos cortoplacistas. Asumamos este reto, pero no solo para este año, sino para los 20 siguientes. Los japoneses dicen que una empresa se consolida solo a partir de los 20 años, los otros 19 hay que trabajar, trabajar, y trabajar, soñar entre trabajo y trabajo, invertir y no sacar.
Acabamos de celebrar elecciones regionales, y este próximo 10 de diciembre se realizarán las municipales. Se estrenarán nuevos liderazgos, quizás sea ya el momento de que se establezcan alianzas serias, inteligentes, verdaderamente políticas, entre los poderes regionales y locales, para logar un objetivo común: el bienestar del tachirense. Esperemos que el deseo de gobernar bien sea mayor a las apetencias personales de cada quién, y que ello se vea traducido a corto plazo en nuestra ciudad, en nuestro estado.
Democraticemos la Feria, profundicemos el concepto de ciudad democrática, de ciudad inclusiva, para todos, aleatoriamente, accesible.
Al arropar con el concepto de cultura cualquier otro, sea productivo, o financiero, producimos un sentido de pertenencia que nos obliga, nos engrandece como región, y nos proyecta.
Sus sugerencias bienvenidas… (Julieta Cantos)