Pregonero ha tenido tan mala suerte con sus gobernantes que siempre se ha luchado a brazo partido para lograr lo que por derecho le corresponde. Desde la quema del pueblo, ordenada por el gran gorila, hasta el abandono hoy día, sin luz, sin telefonía, sin gasolina, sin gas y con las vías totalmente destruidas, Pregonero sufre de tanto olvido oficial. Lo triste es que antes se conformaba un sólido bloque de lucha para lograr nuestros propósitos. Ahora, hay gente temerosa, que no participa en nada, y trata de torpedear siempre al que se esmera en la búsqueda de soluciones a tantos problemas que nos entierran en la desidia gubernamental. Ya es la hora, paisanos, de la unión total de los chácaros, para devolver algo de lo que tanto nos ha regalado el pueblito más lindo del mundo. Valgan estos versos sentidos de Antonio Mora, poeta uribantino: “Chácaros de pregonero/ háganle al pasado honor/ cuando en tiempos del valor/ lucharon nuestros abuelos…Murieron por este suelo/ viendo su lar arrasado/ Pero en la historia ha quedado/ y en Venezuela es sabido/ que el pueblo fue destruido/ Pero nunca derrotado”.
Ordenan elecciones en las verdaderas universidades venezolanas. Todo el que elige, tiene derecho a que lo elijan. Si usted es de la comunidad universitaria y vota, puede llegar a ser rector, sin más condición que la de participar en el proceso comicial. Eso se llama democracia, amigos.
Esa humillación arrodillada de venezolanos, frente a la frontera ecuatoriana, es totalmente intolerable. Olvidaron nuestros amigos suramericanos los tiempos aquellos cuando les abrimos las puertas de Venezuela para que entraran a hacer vida aquí. Y eso que han obligado a nuestros profesionales a llevar títulos universitarios apostillados por los organismos pertinentes. Nunca se le exigió nada a esta gente, que llegó a ocupar cualquier cargo en la patria de Bolívar. Corta memoria, cariños.
El dólar, el peso y el euro no suben, es el bolívar el que se desploma, cariños.
El béisbol venezolano en peligro por la decisión de la MLB de prohibir la acción de sus miembros en nuestro campeonato anual. ¿Tendré que lanzar con mis Tiburones de La Guaira?
Robaron en el hospital de Coloncito, en clara demostración del odio visceral de los champurrias contra la vida misma. No saben que allí sus propias familias y allegados encuentran salud, sin importar su malandraje. Ah, rigor…
Melquiades comenta que lo que hace falta en las colas de gasolina es el camión de la gozadera. Sí, que pasen los uniformados levantando cauchos viejos, gaveras, cuerdas y pegando los carros, previa entrega de numeración. Es una orden pequeña, señores del Gobierno. –Deben surtir combustible de acuerdo al color del carro, comenta Pulquería. –Pondrán a un daltónico a pasar los vehículos, dice Cosme.
Carlos Orozco Carrero