Sucesos
Abandonado en un patio del Hospital un hombre padece hace más de un mes
20 de septiembre de 2019
Tirado en el suelo del patio, como un animal indefenso en agonía, abandonado, a la vista de quienes transitan por ese espacio, con conocimiento de las autoridades competentes, y definitivamente a su suerte, un hombre soporta las inclemencias, no solo del tiempo, directamente sobre su cuerpo, sino de la miseria, de la incapacidad de sentir compasión de parte de quienes pueden aliviar su escabrosa realidad.
El hombre, quien dice llamarse Hugo Ramírez, en un momento de aparente lucidez que muestra, está allí, tirado, porque no puede hacerlo de otra forma. Está, aunque parezca mentira, en uno de los patios de la institución que por excelencia brinda atención de salud al pueblo: En el área de los patios, frente al departamento de Mantenimiento del Hospital Central.
Recibimos la información de parte de personas del Hospital y este jueves acudimos a constatarla. En efecto, a la distancia se puede observar al hombre, tirado en el piso, literalmente, en medio de la calle, aunque no hay mucho tránsito en esa área. A la vista de todos. Nos acercamos e intentamos hablar con él, pero realmente es difícil entenderle. Al menos en ese momento.
Tiene cerca una botella con agua, no muy limpia, por cierto, y un envase en el que supuestamente pudo haber guardado algo de comida. Nos habían dicho que es irascible, hasta agresivo, por lo que nos acercamos con precaución, pero realmente se mostró muy tranquilo. Le preguntamos su nombre y, después de varios intentos por entenderlo, nos pidió papel y el bolígrafo, y él mismo escribió “Hugo Ramírez”. Agregó los apellidos, Sierra Flórez y Flórez López.
Entre las cosas que dijo, expresó que era escritor y que tenía varios libros. Nos pidió la libreta de apuntes, creyendo que era un libro, y cuando se lo explicamos, lo entendió. En la nota, hecha por su propia mano, anotó el nombre de una editorial, lamentablemente ilegible.
Lo que dicen
Trabajadores del Hospital Central se nos acercaron para señalarnos que tiene más de un mes en esa condición, y pese a que ellos, incluso un sacerdote, han hecho saber el caso, tanto al director del Hospital, como a las autoridades de Protección Civil y otras personas, nadie ha hecho algo por rescatarlo, si es posible, o por ayudarlo en lo que se pueda.
Explican que el hombre está allí, abandonado. Llueve y se empapa. El agua de lluvia corre por debajo suyo, como si solo fuese un obstáculo en la vía. Luego, el sol lo seca, y lo reseca cuando está inclemente. Aparenta, máximo, unos 40 años, no puede caminar, y “se arrastra como una culebra”, dicen los trabajadores, para desplazarse solo algunos metros. Tiene probablemente fractura o herida en una de sus piernas, que no puede apoyar, y que se aprecia como inflamada.
Hugo hace sus necesidades fisiológicas ahí mismo. Y aseguran los trabajadores que a veces se embadurna su caca sobre su cabeza y su cara. Cuando llueve, se lava. Dicen, también, que el hombre estuvo un tiempo en esa situación, en las adyacencias de Emergencia del Hospital, y que de allí fue “recogido por la policía”, que lo abandonó en el lugar donde ahora está, porque supuestamente era belicoso.
El cuadro es deprimente, y realmente no pareciera ocurrir en la Venezuela que conocimos. Por ello, al finalizar, la pregunta es: ¿Habrá alguien, persona u organismo que pueda encargarse del caso?
Humberto Contreras