Son ejemplarizantes las sanciones que el Gobierno de EE.UU. impone y que recaen sobre los exfuncionarios chavistas.
Pero, ¿quién es un chavimadurista? Bueno, básicamente es un militante antiimperialista; pero paradójicamente vive en el imperio. Chávez repetía, “ser rico es malo” y, en promedio, los sancionados contaban con un mínimo de 13 millones de dólares en sus cuentas, más las inversiones en viviendas, acciones y negocios.
Ninguno de los chavimaduristas, civiles y militares, han podido negar que poseen las cuentas y los bienes que les han congelado. ¿El dinero, de dónde salió? Obviamente, dinero de la inmensa corrupción socialista. Tampoco han podido probar que los dineros son fruto de su trabajo. La pobreza del venezolano es proporcional a la riqueza de los chavimaduristas.
Ricos con dineros públicos viviendo en EE.UU., dándose una vida de clase social alta. Una doble moral, fingir posiciones, teniendo esas fortunas un origen fundado en la pobreza de los demás.
Estas sanciones parten del hecho cierto de ser diseñadas para combatir las mafias e impedir que el dinero del narcotráfico, prostitución, robo de dineros públicos, contrabando de minerales, y tantas actividades ilegales en la que están envueltos estos personeros, contaminen las venas financieras del país y lleguen con sus mismas prácticas de sobornos.
Revocadas las visas, les toca el retorno al país, a la Venezuela de la que huyeron, pero que ayudaron a destruir. Era fácil ser socialista, mientras se robaban al país, y luego al imperio; y el resto de los venezolanos en el éxodo de miseria y los que nos quedamos en la misma situación, pero en el país.
Todos estos sancionados aspiraban a ser beneficiados de amnistía política, como consecuencia de que en Venezuela aún no existe una investigación que determine el monto de lo robado a la Nación. Están actualmente capturando aeronaves con toneladas de oro que llegan directamente de Venezuela a los Estados Unidos. El saqueo es permanente y continuado.
La gran lección del gobierno de Trump, no puede haber impunidad, estos chavimaduristas, que ahora tienen que regresar a Venezuela y se niegan a venir, formaron parte del festín de la corrupción. No se trata de persecución, no, se trata de hacer justicia.
La nueva Venezuela tiene que ser depurada del vicio de la corrupción, mal que no solo es exclusivo de los chavimaduristas; los hay de oposición también, así como empresarios, comerciantes y ciudadanos.
De ahí el peligro de la cohabitación, la vida política no puede estar amparada bajo el manto de la corrupción, los políticos no pueden actuar como títeres de sus financistas; se requiere un rescate moral y ello depende, fundamentalmente, del ciudadano.
Los medios de vida de los políticos y funcionarios deben ser publicados; los dineros de la corrupción, narcotráfico, tráfico humano, contrabando de gasolina, oro, y pare de contar todas las actividades ilícitas, son una tentación para aquel que no tiene una seria formación espiritual, política, moral y ética.
Otros chavimaduristas se quedaron en Venezuela, son los que ahora tienen medios de comunicación y promueven a dirigentes opositores, tratan de influir en la opinión pública, cuentan los corruptos con la hegemonía comunicacional a favor del régimen. Son banqueros, comerciantes, exportadores e importadores; todo lo han hecho con dineros robados.
La Venezuela liberal, que es la Venezuela del futuro más próximo, espera el respaldo de los ciudadanos honestos, para ser iguales en la justicia y honradez.
Dios los Bendiga.
Carlos Casanova