Regional
Más colas en estaciones de servicio, menos productividad en el trabajo
9 de octubre de 2019
Freddy Omar Durán
Más colas en las estaciones de servicio representan menos productividad de una fuerza laboral de conductores que, por alrededor de dos días, deben alejarse de sus lugares de trabajo y hasta de sus hogares, con tal de seguir rodando camino.
Este martes, la situación no era distinta a la de ya varios meses, con apenas ciertos milagrosos recesos de días y hasta semanas: personas que deben esperar desde el día anterior para aprovisionar sus vehículos, los cuales procurarán mover lo menos posible, pues ese suplicio lo volverán a repetir dentro de casi quince días, pues muy difícil es que lo hagan de modo semanal, ajustados al pico y placa.
Colas que las entiende quien las hace, pues a simple vista ese enredo, que a veces toma varios canales, lo logra descifrar el transeúnte desprevenido, o el que está dispuesto a incorporarse a alguna de ellas, si no es preguntando. Colas que apenas se animan cuando a lo largo de ellas corre el rumor de que la gandola ha llegado, incluso hace que los conductores peguen carreras por las vías para volver a montarse en sus vehículos, para no regazarse y permitir que otro se les colee. Los que por pico y placa les corresponde abastecerse en la fecha pautada, esperan poderlo lograr ese día, pues de lo contrario tendrán que esperar la próxima semana, siempre y cuando durante ese lapso hayan descargado suficientes gandolas.
Se ha responsabilizado al contrabando de un mal casi endógeno en el Táchira; pero muy difícil es generalizar y señalar ligeramente a todo aquel que hace una cola de prestarse a eso, y si es tan buen negocio para quienes apenas si se están surtiendo cada dos semanas, y que muchas veces deben venir de lugares lejanos del estado, y hacerse un gasto adicional en estadía. En otras palabras, difícil es quitarle el beneficio de la duda a todo conductor estacionado en las interminables hileras.
Hambre, calor y pérdida de tiempo
A tan solo cuatro cuadras del destino anhelado, el señor Reinaldo Sepúlveda está desde las dos de la tarde del lunes en un trance que él define con tres palabras: perder trabajo, hambre y calor. Una pequeña lista que puede incluir otros ítems más, como el atraco, como ha sido denunciado a través de las redes sociales. Él espera que el tanque le duré al menos 10 días, y está dispuesto a movilizarse a pie a su casa y a su trabajo, con tal de disponer de la gasolina para labores esenciales, y no perder cada semana dos días de trabajo.
“Esto se ha vuelto insostenible. Uno se pone a hacer la cola para tener los vehículos listos para ir al trabajo, llevar los niños al colegio. No nos dejan trabajar, pues nos tienen haciendo cola. Tengo mi negocio prácticamente cerrado. Yo también vivo lejos, en El Valle, e imagínese que se me enferme un niño, que mi esposa se enferme”, expresó.
Para Felipe Mendoza, vistiendo la camisa de la empresa que representa, su trabajo como vendedor depende de que su vehículo ande o no ande, sin serle aceptado el que esté en cola, como excusa.
“Para mí, que trabajo en mi compañía de lunes a viernes, lo que echo casi cada 15 días me rinde máximo cuatro. Si yo no demuestro que tengo mi vehículo operativo, me pueden despedir”, dijo.
Entre los conductores también surgen cuestionamientos al pico y placa, y no falta quien diga que eso solo funciona en condiciones normales de abastecimiento a las estaciones de servicio.
Dificultades para los medios
Una situación que se complica para los conductores, para los dueños y empleados de las gasolineras, para los organismos de seguridad, en la obligación de resguardar tales establecimientos, e incluso para los medios de comunicación, más prevenidos a tomar gráficas en lugares públicos y de libre acceso por los choques con funcionarios o en protección de nuestros equipos de trabajo. Esto es debido a una incomprensión de quienes piensan que se quiere particularizar el problema en tal empresa, en tal organismo de seguridad, en tal persona o grupo de personas, cuando lo que se trata es de denunciar en un modo general un mal que le está costando al Táchira la productividad que se requiere para solventar la crisis que a todos nos afecta.