Los ciudadanos se muestran escépticos frente a una posible solución a corto plazo. Creen que la situación se agudizará, sin que las autoridades actúen
Por Jonathan Maldonado
La soledad que persiste en Ureña hace que sus calles, carreras y avenidas muestren a cada momento el maltrato de los años, el olvido al que ha sido sometida una de las ciudades fronterizas más importantes y estratégicas de la nación. Por donde se voltee o se mire, van a ver huecos o troneras, todo depende del sitio transitado.
Contarlos puede ser una tarea titánica, pues abundan por doquier y a distancias cortas. Los conductores que circulan por tan sinuosas vías deben estar muy atentos para evitar caer en ellos. A veces, la labor puede tornarse difícil, ya que al esquivar uno, sin preverlo, aparece otro y con dimensiones parecidas o mayores.
La probabilidad de que haya una solución, a corto plazo, se diluye con la falta de respuesta de las autoridades, que alegan no contar con los recursos para poder atender las principales necesidades que aquejan a sus habitantes. Los presupuestos que reciben son devorados por la galopante hiperinflación, la cual hace del bolívar una moneda con poco alcance.
Muchas jurisdicciones, Pedro María Ureña no es la excepción, han optado por comprar toneladas de asfalto frío, las cuales permiten hacer ciertos bacheos en las vías más afectadas; sin embargo, la ausencia de uno de sus materiales, el rc-2, hace cuesta arriba el uso de estas reservas.
“Nadie hace nada”
Carlos Martínez, de 37 años, mira con preocupación el abandono en el que se encuentra la vialidad. “Es difícil vivir así. No hay calidad de vida en ningún área: si uno va a un ambulatorio, no hay medicinas. Si se va a un abasto, lo poco que hay está por las nubes. Y el que tiene carro, es mejor que ni lo saque”, sentenció.
Martínez se muestra escéptico a un cambio cercano. “El deterioro sigue y nadie hace nada. El mal estado de las vías es solo un ejemplo que se une a los miles de problemas que tenemos los ureñenses, hoy convertidos en un pueblo fantasma, en un municipio que perdió su actividad económica”, dijo. Mariela Cortés, joven de 27 años, percibe el entorno igual que Martínez.
Aunque no se conocen, sí los afecta la misma realidad y matices. “Yo solo saco mi carro para emergencias. De resto, prefiero caminar o agarrar un autobús”; esta última opción algo complicada por la escasez de transporte público.
“La falta de gasolina y los cráteres que adornan las carreteras me obligan a ajustarme a las circunstancias. Es muy complejo todo, por donde se mire, pareciera no haber salida. Son muchos los factores que desmotivan, que nos hacen pensar en migración, aunque uno la quiera ver como algo lejano”, destacó Cortés.
Entretanto, Wilson Hernández, de 45 años, expresó la tristeza que lo invade al contemplar el rostro maltrecho de su jurisdicción. “Hemos caído en una soledad que da miedo, que refleja en qué nos hemos transformado. Nunca hemos sido el municipio más bonito, pero antes había una vida comercial e industrial que provocaba y daba orgullo”, puntualizó.
Hernández también se muestra pesimista en un futuro cercano. “Prefiero no hacerme falsas ilusiones. Es mejor vivir con los pies en la tierra. El tema de la vialidad, al igual que otros, seguirá profundizándose en Ureña. Los dolientes somos muchos, pero estamos algo maniatados”, señaló.
Bacheos en algunas zonas
“Las circunstancias económicas no nos permiten hacer grandes inversiones en materia de asfalto, ya que es muy costoso; ni mucho menos hacer trabajos, como llaman los expertos, de carpeta corrida”, reconoció el alcalde Jhon Carrillo.
Dejó claro que, pese a los pormenores, “sí veníamos haciendo bacheo. Contamos con asfalto frío tras una compra que se le hizo a la Compañía Anónima de Industrias Mineras del estado Táchira (Caimta), pero tenemos la deficiencia de rc-2, que es el químico necesario para poder hacer el empalme o pegue donde se realizan los bacheos”.
Sin embargo, añadió, se han realizado unas mezclas y hemos podido hacer algunos trabajos. “Aunque no es lo que se quiere, es algo que hemos logrado efectuar. A la vía que comunica la ciudad de Ureña con La Mulata, le hemos hecho bacheo en un 60 %, y continuamos”, agregó a modo de colofón.