Farándula y Espectáculos
Veruzhka Ramírez, bella por dentro y por fuera
12 de octubre de 2019
Veruzhka Ramírez sigue intacta. Acaba de cumplir 40 años, pero mantiene su belleza impoluta y demuestra que sigue siendo hermosa, por dentro y por fuera. Ella estuvo en el programa Shirley de Venevisión Plus y confesó que su plan de vida era consolidar su familia y entregarse totalmente a su hija, Sofía.
Llegó incluso un momento en que sus impresionantes ojazos verdes se llenaron de lágrimas, cuando habló de lo que nunca tuvo, un hogar consolidado, tras el abandono de sus padres biológicos, pero lo superó al hablar sobre su programa futuro, como era buscar, aunque sea en vitro, un par de morochos para su primogénita y darle todo el amor, del que ella adoleció cuando era una niña.
Esta reina de belleza, nativa de Táriba, presentadora, modelo y actriz, se dio a conocer como candidata al reinado de la Feria Internacional de San Sebastián de 1997, quedando en el último lugar, “detrás de la ambulancia”, como se suele ironizar, para convertirse tras la mirada escrutadora de Osmel Souza en Miss Táchira y luego como la única nacida en esta tierra como Miss Venezuela, y en la primera finalista del Miss Universo en 1998.
Después de haber pasado por pasarelas de modelaje en diversos escenarios internacionales, se dio a conocer en España en el 2004 por el programa La Selva de los Famosos, y desde ese momento se convirtió en una figura impresionante.
A la periodista Shirley le confesó que su plan era la formación de Sofía, su inspiración y motor principal de existencia, entregar un libro sobre sus experiencias y fortalecer su mensaje, que a los niños se respeta, cruzada adelantada desde ahora para cumplir con su sueño de infancia y fortalecer su propia familia, a lo que agregó: “Como madre, primero te dan el título, pero es después que te gradúas”.
Casada con el empresario Óscar Faría, Veruzhka Ramírez reside en Miami, y subraya que todo lo que no tuvo, y que fue bastante, en cuanto a amor, cariño, formación, se lo dará a Sofía, su razón de existir.
Víctor Matos