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20 de septiembre de 2024
La mezquindad de un juez, que hizo caso omiso a la petición del público, la voz de Dios, para utilizar un término coloquial, negándole al diestro tachirense Jesús Enrique Colombo, una oreja, lo que pudo haber sido su consagración como matador de toros en la Plaza Las Ventas de Madrid, la bien llamada la Catedral del Mundo, la que quita y pone, la más emblemática del universo taurino.
A los gritos de, “fuera, fuera, fuera” al juez, por negarle una oreja en su segundo toro a Jesús Enrique, el soberano estaba exigiendo algo que bien lo merecía el torero venezolano, pero por encima de todo una exigencia que debe ser respetada y tomada en cuenta por la autoridad en cualquier plaza del mundo, cuando se pide la primera oreja, la segunda ya queda a criterio de quien imparte justicia en la corrida, de acuerdo a los cánones del toreo.
Su padre, Jesús Colombo, alfa y omega del joven diestro tachirense-le sigue los pasos por donde va-, visitó la redacción deportiva de Diario La Nación; aún con la emoción reflejada en el rostro, el ya retirado matador de toros, es claro, sabe de todo lo que lleva intrínseco su retoño, seguro que más temprano que tarde no solo saldrá por la puerta grande en Las Ventas, sino en cualquiera de las plazas más importantes de Europa y América, donde su nombre aparezca en los carteles.
“Colombo se encumbró en Las Ventas”
Con voz grave y consciente de lo que dice, con conocimiento de causa, el progenitor de Jesús Enrique es un convencido, que pese a que privaron a Jesús Enrique de un triunfo asegurado, diáfano y claro como el agua, luego de negarle al menos un trofeo, para sumar dos con el corte de un apéndice a su primer toro, suficiente para salir a hombros por la puerta grande, el muchacho de Táriba está tranquilo, no se amilana, sabe lo que vale, todo el caudal de torero que lleva dentro.
—El solo hecho, apunta Colombo padre, de acuerdo a las estadísticas que guarda el cronista taurino Vitico Ramírez, haber esperado 32 años, 2 meses y 10 días para que un matador de toros venezolano volviera a cortar una oreja en Las Ventas, corrobora la clase de torero de Jesús Enrique; el último en hacerlo fue José Nelo “Morenito de Maracay, el 2 de agosto de 1987, alternando con Nimeño II y Antonio Esplá, quien le bajó un apéndice a cada uno de los dos toros, del hierro de Manuel Sánchez Cobaleda.
Leonardo Benítez, el hijo de la parroquia La Vega de Caracas, en 1999, en su confirmación como matador de toros, estuvo a punto de obtener un auricular, que se le escapó al final.
En su etapa novilleril, Jesús Enrique cortó una oreja allí en Las Ventas, al igual que el también tachirense Manolo Vanegas y un tercer venezolano, César Valencia, para entonces novilleros, cortaron sendas orejas. En total, son siete las presentaciones del nativo de la “Perla del Torbes” en el redondel de la capital madrileña, cuatro como novillero y tres como matador de toros.
“Se abrieron muchas puertas”
Con la Corrida de la Hispanidad, celebrada el pasado 12 de octubre en las Plaza Las Ventas, Jesús Enrique cerró su segunda temporada en España como matador de toros, dejando un gran ambiente, pero por encima de todo, abriendo puertas no solo en las principales plazas en suelo ibérico, sino a lo largo y ancho donde la fiesta del toro se hace presente, sentenció Jesús Colombo.
En el futuro inmediato, antes de finalizar el año, apostilló Colombo padre, concretamente el venidero 17 de noviembre, Jesús Enrique está anunciado en la feria del Señor del los Milagros, en la emblemática Plaza de Acho en Lima, Perú y de allí irá a Colombia, en ferias que están por confirmarse.
De cara a la temporada 2020, el diestro tachirense abrirá temporada el venidero mes de enero en México, luego hará el paseíllo en la Feria Internacional de San Sebastián y en febrero irá a los Carnavales taurinos de Mérida, vecina a la capital tachirense.
A partir del mes de marzo iniciará su actuación en Europa, específicamente en plazas españolas, comenzando en Valencia con dos corridas, Pamplona, Francia y luego Madrid, siempre de la mano de su apoderado Juan Ruiz Palomares
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