Tomás Contreras V.
Más de lo mismo: el presidente Maduro, presumiendo de que supuestamente “protege al pueblo”, anuncia un nuevo aumento del 30 % del salario mínimo y las pensiones de jubilación, e incrementa también el bono de alimentación y el llamado “bono de guerra económica”.
Bien sabe el mandatario y sus ministros que estos aumentos anunciados pomposamente en cadena nacional, no sirven absolutamente para nada y no ayudarán en lo más mínimo a aliviar la tremenda crisis existente y la desenfrenada e imparable inflación que agota los ya muy menguados recursos de todos los venezolanos. Pero evidentemente, al Presidente y su equipo de colaboradores, nada de eso parece importarles. Ellos, tranquilos y sin nervios, como dicen, interesados únicamente en conservar el poder a través de cualquier medio, sin que las penurias y angustias que atravesamos el resto de los venezolanos les mortifique y quite el sueño. Al fin y al cabo, ellos no se sienten culpables ni reconocen sus gravísimos errores y omisiones. De la escasez y la inflación responsabilizan a los comerciantes y a la oligarquía acaparadora, especuladora y vendepatria. De la caída de nuestra moneda al pozo sin fondo de una devaluación real sin límites y precedentes, es culpable una página web todopoderosa y criminal con sede en el mismísimo Imperio. Ellos, mientras tanto, está libres de toda culpa y pecado. Como si la capacidad productiva de la agricultura y la industria nacional, se hubiera destruido por sí sola. Como si las mafias que hacen negocios multimillonarios con el control de la distribución de lo poco que aún se produce, hubiesen nacido y crecido por generación espontánea. Como si a PDVSA y las empresas básicas de Guayana las hubiera atacado una extraña plaga destructora llegada de otro planeta. Como si el dinero inorgánico y sin respaldo causante de la inflación, lloviera del cielo. Como si…
Se regodea el presidente Maduro de que éste es el aumento de sueldos número 41 en lo que va de “Revolución” y afirma, aparentemente convencido, que ningún otro gobierno habría hecho lo mismo. Lo que no dice ni dirá nunca el mandatario es que en ninguna otra etapa de nuestra historia, ni siquiera antes de la era petrolera, habíamos sufrido tanta escasez y miseria, y que ningún otro gobierno habría permitido que la debacle económica y social llegara a tales extremos.
Por el camino que vamos, o mejor por el barranco por donde descendemos, antes de las navidades o a más tardar a principios de año, el Gobierno, irresponsable y contumaz, decretará otro aumento del salario mínimo, de las pensiones y de las escalas de remuneración al trabajo. Lo que no hará, por no confesar su fracaso y el del tal “socialismo” que tanto proclama, es dejar atrás la ruta de la mentira y el engaño, y emprender una nueva y verdadera política económica que devuelva al país todo lo que en mala hora le quitaron. (Tomas Contreras V.)