Cosas del Mundo

La tercera edad entra en la fiebre del cannabis en Estados Unidos

30 de junio de 2018

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Cada vez más ancianos en Estados Unidos acuden a la planta para tratar sus dolencias haciendo crecer una tendencia impulsada por su legalización en varios estados.

Para aquellos dolores de la edad, un poco de cannabis. Cada vez más ancianos en Estados Unidos acuden a la planta para tratar sus dolencias haciendo crecer una tendencia impulsada por su legalización en varios estados.

«Llegan en tropel con curiosidad e interés, buscando alivio del dolor y problemas de sueño», explicó Marta Macbeth, que trabaja en una consultora especializada en la tercera edad en California, donde la marihuana recreativa es legal desde enero y tiene el mayor mercado del país de cannabis legal.

La propia Macbeth, de 63 años, usa cannabis para tratar su ciática e insomnio. Y aseguró que el interés es tal que las presentaciones en casas de retiro despiertan mucho interés.

 

Tinturas, aerosoles, productos comestibles y tópicos como lociones y aceites son los productos más populares entre la clientela de cabellos plateados. Proporcionan alivio para una alta gama de dolencias sin tener los efectos sicotrópicos normalmente atribuidos a la droga.

«Tuvimos una presentación por estos días en San José [norte de California] y había 400 personas esperando para entrar. Estábamos desbordados», señaló Macbeth.
Según varios estudios, la tercera edad es la franja de la población usuaria de cannabis que más crece en Estados Unidos. Si la tendencia continúa podrían superar a los más jóvenes en términos de consumo.

El uso de marihuana entre estadounidenses de 65 años en adelante ha subido 250% entre 2006 y 2013, según la encuesta nacional de uso de drogas y salud (NSDUH, del inglés).

Otro estudio determinó un incremento de 71% en el consumo entre adultos de más de 50 años entre 2006 y 2016.

De artritis a insomnio 

En California, uno de los 29 estados donde la marihuana terapéutica es legal, la industria proyecta que el negocio llegará a 6.500 millones de dólares para 2020.

Los expertos consideran que la gente mayor está recurriendo a la yerba para tratar una serie de dolencias, desde la artritis hasta la neuropatía, el insomnio y el dolor crónico, y para evitar los efectos secundarios asociados con los medicamentos recetados, incluidos los opiáceos.

«Algunos ancianos toman 20 pastillas diferentes al día y muchas veces estas drogas tienen un impacto», destacó Beverly Potter, autora de «Cannabis for Seniors», un libro que ayuda a los ancianos a entender este nuevo mercado.

Potter, que habla con frecuencia en eventos, advierte siempre que la marihuana -ilegal a nivel federal- es una droga de referencia para todas las dolencias, especialmente porque hay poca investigación médica.

Pero cree firmemente en el cannabis como alternativa a los analgésicos tradicionales o los medicamentos para dormir, que pueden dejar a los pacientes con úlceras sangrantes o adictos.

«Comienza con poco y ve despacio» es el consejo que Potter da a los interesados en consumir. «No se trata de drogarse, sino de aprender a estudiar tu cuerpo».
Los efectos de la marihuana terapéutica varían si se trata de un producto comestible como galletas o gomitas, o una crema.

Estigma 

Barbara Blaser, jefa de servicios médicos de un dispensario en el norte de California, explicó que sus clientes no están tratando de recuperar la juventud sino de ganar calidad de vida.

«Me dicen: ‘Solo quiero poder trabajar en el jardín sin que me duelan las rodillas'», indicó esta enfermera de 72 años y 50 de experiencia, que empezó a consumir tras una seria enfermedad y terminó siendo una activista. «Si se usa adecuadamente, puede cambiar tu vida».

Y Blaser considera que a medida que vaya cayendo el estigma social sobre la marihuana, más se convertirá en alternativa.

Está el caso de Kyle Johnson, de 68 años, que supo del cannabis por su vecina Mary Lou Molinaro en su ancianato en Brentwood, al norte de San Francisco.

«Comenzamos el club en marzo y en la primera reunión había 160 personas, pero estaban preocupados de que la gente se enterara», dijo Johnson, que usa la sustancia para aliviar su dolor de espalda y su insomnio.

Indicó que ahora es todo lo contrario, aunque aún hay gente que cree que consumir cannabis es drogarse. «Les digo: ‘Mírame, ¡¿te parezco que ando drogada?!», exclama. «Si usas el producto adecuado encontrarás alivio, no una voladora».

(El Espectador)

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