Fue asesinado en Memphis por un francotirador, mientras se asomaba al balcón del motel donde se hospedaba. King, Premio Nobel de la Paz en 1964, es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia
Humberto Contreras
4 de abril de 1968. 53 años ha. Martin Luther King, doctor en Teología, pastor bautista, activista en la ideología de la no violencia y la igualdad de derechos humanos. Premio Nobel de la Paz en 1964, autor del universalizado texto “Tengo un Sueño”, fue asesinado por un francotirador racista cuando se preparaba para participar en un evento público masivo, hecho que la historia moderna registra como uno de los magnicidios más importantes del siglo xx.
El asesinato ocurrió en Menphis, Tennessee, adonde Luther King asistía a apoyar una huelga de trabajadores sanitarios, que protestan por los bajos salarios y las condiciones inhumanas de trabajo. Era parte de su actividad diaria, como líder político y social, en especial de la comunidad negra norteamericana, en aquellos años víctima de la segregación racial.
Su primera acción
En diciembre de 1955 Martin, de 26 años y recién doctorado en Teología, vivía en Montgomery, Alabama, donde también se desempeñaba como predicador en una iglesia Bautista. En esa región, como en muchos otros estados del sur de Estados Unidos, la discriminación racial era muy arraigada. Por ley, los afroamericanos que utilizaban los autobuses de transporte público, solo podían viajar en la parte trasera de los mismos, y en caso de que un blanco estuviese de pie, ellos tenían que cederle el puesto.
King sabía que esta ley violaba los derechos de todos ellos, según la constitución de ese país. Por ello promovió y lideró un boicot contra el transporte público en la ciudad, basado en que cualquier persona, negra o blanca, que estuviera en contra de la segregación racial, no usara los autobuses.
La protesta fue exitosa. Tanto que las personas que apoyaron el boicot, eran amenazadas e incluso arrestadas o encarceladas, pero después de 380 días (sí, más de un año), de este movimiento, la Suprema Corte declaró inconstitucional la ley de segregación de Alabama.
Pero los negros no eran segregados solamente en el transporte: No tenían derecho a tener viviendas iguales a las de los blancos, tenían prohibido entrar a hoteles y restaurantes, aparte de otras muchas restricciones inhumanas.
King viajó a India en busca del conocimiento de la filosofía de la No Violencia, de Gandhi. Renuncia a su cargo de pastor en Montgomery se muda a Atlanta, Georgia, otro estado segregacionista, para dedicarse a la lucha por los derechos civiles. En 1957 fundó la Conferencia del Liderazgo Cristiano del Sur, desde donde continuó organizando protestas contra el trato desigual de los afroamericanos, con la característica de no ser violentas, lo que se convirtió en la esencia de su lucha social.
Tengo un sueño
El 23 de agosto de 1963 una aglomeración de más de 250 mil personas se congregó en Washington la cual marchó rumbo al Capitolio, como manifestación para apoyar la aprobación de leyes que garantizaran a cada americano la igualdad en los derechos civiles. Martin Luther King, ya para entonces con un extraordinario liderazgo consolidado en el país, iba al frente de la manifestación que se llamó la “Marcha en Washington”.
Frente al monumento a Lincoln, el Dr. King pronunció su discurso “Tengo un Sueño”, que se ha convertido el resumen de los lemas básicos del movimiento por la igualdad. Cada vez que él repetía el estribillo “tengo un sueño”, la multitud gritaba de júbilo. En esta colosal manifestación cívica, que aún se considera como una de las concentraciones más grandes de gente negra y blanca que se hubiera visto en la capital, no se registró violencia alguna.
Un año después se aprobó la Ley de Derechos Civiles de 1964, la cual garantizaba derechos iguales para vivienda, servicios y escuelas públicas y el derecho a voto. “No fue la primera ley de derechos civiles para americanos, pero sí la más efectiva y profunda”. Según ella, todos los ciudadanos tendrían comparecencias y juicios imparciales y una comisión de derechos civiles se aseguraría de que estas leyes fueran ejecutadas correctamente.
Justamente, ese mismo año le fue concedido el premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su profundo liderazgo, demostrado en las características de antiviolencia que imprimió a las manifestaciones que organizó y lideró, y que fueron percibidas y acatadas por sus legiones de seguidores.
¡Una bala, solo una!
En 1968 Luther King, de 39 años, fue asesinado en Menfis, Tennessee. Había intervenido en un discurso, y estando en el motel donde se alojaba, salió al balcón de su habitación a tomar aire fresco. Había pasado varios días presionado por amenazas de bombas y otros actos en su contra.
Conversaba con algunos de sus amigos que le acompañaban, dice un texto que reseña lo ocurrido ese día, “cuando se escuchó un disparo. Solo uno. Pero tronó seco y terrible como un bombardeo. King cayó pesadamente al suelo. La sangre manaba profusa y espesa desde la mejilla. Rápidamente, el grupo de pastores salió al balcón. El líder ya estaba inconsciente. Lo llevaron al hospital. Se intentó reanimarlo, pero fue en vano. Martin Luther King fue declarado muerto a las 19.05”.
Dos meses después, la policía declaró haber arrestado al asesino, en Londres. James Earl Ray, era un delincuente de poca monta. Ex recluta del ejército, racista y fugitivo de la prisión estatal de Missouri. Sus huellas estaban en la escopeta Remington, hallada muy cerca del albergue frente al Motel donde se alojaba Luther King, desde donde disparó.
Testigos afirmaron verlo escapar del lugar poco después del suceso. El hombre huyó a Canadá y luego a Europa, donde fue capturado. Para evitar la silla eléctrica se declaró culpable, aunque días después se retractó. Fue sentenciado a 99 años de prisión, donde murió en 1997.
Y surgió la violencia
Su funeral se convierte en un evento internacional. Pero luego de la muerte de King, pese a los llamados a la tranquilidad del entonces presidente Johnson y de los pastores seguidores de King, la violencia no se hizo esperar en gran parte del país. En su artículo “El sueño diferido”, Peter Levy afirma que, entre la tarde del 4 de abril, y el 14 de abril, que coincidía con el Domingo de Resurrección, hubo incidentes en muchas ciudades de 36 estados de la Unión. En total murieron 43 personas, 3.500 heridos y 27 mil arrestos. La Guardia Nacional movilizó 58 mil soldados y tropas del ejército.
Esos eventos se catalogan como las mayores jornadas de disturbios ocurridas desde la Guerra Civil de Secesión, poco más de un siglo antes.
53 años más tarde, King es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. Jimmy Carter, en 1977, le concedió a título póstumo, la Medalla Presidencial de la Libertad, y el Congreso americano, en 2004, la Medalla de Oro.
Desde 1986, cada tercer lunes de enero, es día festivo en Estados Unidos. Se conmemora el Día de Martin Luther King, según disposición aprobada por el Congreso, que fue convertida en ley por el presidente Reagan.
Pero el sueño de Luther King, aún no es una realidad plena.