Tampoco dejó de apreciar la capacidad de seguir un rastro y la excepcional condición del olfato canino y de esa forma fue seleccionado lobos-perro que tenían mejor olfato que otros, más contracción al trabajo y mejor concentración a esa tarea. Algunos lo hacían solos otros en conjunto y así fueron naciendo los rastreadores, los sabuesos: razas como el Bloodhound (Sabueso de San Huberto = Pluto, el personaje de los dibujos animados), los Basset Hound, los Beagle, etc.
Otros lobos-perro eran hábiles para meterse en madrigueras o túneles y fueron seleccionados para cazar o ayudar a hacerlo a tejones en Europa, vizcachas en nuestra América, surgen los terrier, ladradores para ser detectados en su socavamiento, valientes, rústicos y tesoneros. Fox Terrier, Jack Russel Terrier, etc., son los emblemas de este grupo.
En esta especialidad entran los que luego se apartaron en la clasificación moderna como un grupo especial y razas particulares: los Dachshund o Teckel o salchichas, cazadores de cuevas pero con un temperamento sensible y especial que los derivó rápidamente a ser elegidos como perros de compañía sin serlo específicamente.
Llegó también el sedentarismo para el hombre. El cambio de una vida nómade por establecerse en un lugar fijo, motivado por la domesticación primero del perro y luego de sus presas: las vacas, las ovejas, las cabras o sus ancestros a los que encerró en un corral. Y con él surgen las razas de trabajo, los auxiliares del rebaño o la majada: los boyeros y los ovejeros dentro de los que se destacan, el Boyero de Berna, el Bouvier de Flandes, el Border Collie, etc.
En un proceso de expansión posterior, los perros domesticados se extendieron por todo el espectro internacional, hasta distribuirse por distintas partes del mundo, manteniendo sus utilidades en algunos casos y cambiando su vida en otros. Los criadores de perros fueron los proveedores de esas razas especiales y comenzaron a comercializarlos. Surgieron de esa forma las entidades que los nucleaban y controlaban en algunos casos esa crianza. Aparecen los clubes de raza y las federaciones o asociaciones de clubes.
En las diferentes etapas históricas ha ido incrementándose el número de razas “mestizas” de perro, en muchos casos apreciadas aunque no reconocidas como tales. Es el caso actual del labradoodle (un cruce entre un labrador y un caniche = poodle), el cockapoo (un cruce entre un cocker spaniel y un caniche) y el puggle (el descendiente de un pug y un beagle).
Se cruzaron razas y se volvieron a cruzar decenas de veces y surgieron los “sin raza”, los “cordón-vereda”, menos previsibles, más longevos y más encantadores convirtiéndose en los más populares. Con ellos nace la mayor cuota de abandono, de maltrato y de desidia que desgraciadamente persiste hasta nuestros días.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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