El eterno cantautor de su tierra, “Chucho” Corrales, recordado por varias generaciones.
Víctor Matos
El bolero “San Cristóbal”, el bambuco “Tierra tachirense”, pasando por el pasodoble “San Cristóbal Andina”, el vals “Pueblitos de mi tierra”, son parte de los ritmos que quedaron para la eternidad en esta porción de la región venezolana, gracias a un extraordinario cantautor, nativo de estos parajes andinos como lo fue don Jesús “Chucho” Corrales, de quien se recuerdan en este mes los veintiséis años de su inesperado fallecimiento
Quien siempre dijo que igualmente era de su autoría el afamado bolero de relieve internacional “Señora bonita”, dejó para la historia musical del país una serie de composiciones que identifican a cada pueblo del Táchira, las mismas que mantuvo por varios años en su programa dominical “Así es Venezuela en su música” que conducía por Radio San Cristóbal.
Chucho Corrales, además de cantautor, fue gremialista y ostentaba con satisfacción y orgullo el carnet número 1 de Sacven y después tuvo sus destellos políticos, alcanzando una curul como Senador de la República en representación de esta su tierra.
Jesús Manuel Corrales nació en la Quinta de las Palmeras entre calles 16 y 17, hoy avenida Carabobo, el 28 de diciembre de 1926, descendiente de una familia asturiana, heredando su entrega por la sensibilidad y el amor que le inculcaron sus padres.
Ya a la corta edad de los siete años empieza su vocación por el canto, fascinado por Carlos Gardel, que lo llevó a su debut artístico a los catorce años en el Teatro Garbiras de esta ciudad cuando estaba de moda el tema mexicano “Allá en el Rancho Grande”.
A los quince años, contaba con una voz brillante y era considerado un prodigio de la interpretación, que lo llevó a vincularse con los grandes músicos como Marco A. Rivera Useche, Pompilio Ruiz, Juancho Galavís, entre otros, que lo familiarizaron con instrumentos como la guitarra y la mandolina que lo llevaron a desempeñar como vocalista en la Orquesta Tropical Boys.
Estando en el liceo Simón Bolívar fundó el grupo Conjunto Rítmico Liceísta que lo motiva a ofrecer una serie de inspiraciones propias que llegó a casi doscientas canciones, inolvidables por su calidad y efecto en las almas amantes de la buena música.
Empezó como intérprete en las mejores agrupaciones orquestales del país, luciendo su calidad vocal a través de sus grabaciones, hasta que se reinstaló en este su lar nativo para seguir rememorando los temas que puso en alto cada pueblo de esta entidad geográfica.
Luego de una proficua trayectoria como cantante, compositor, conductor de programas, fue olvidado por sus coterráneos en sus momentos más difíciles, muriendo cuando menos se esperaba, prácticamente abandonado de sus compatriotas.
Los más calificados cantantes de la región entonaron y grabaron sus numerosas creaciones, que siempre estaban en el dial de las diferentes emisoras en la época de celebración de la Feria Internacional de San Sebastián, que anualmente en enero muestra su solera para el disfrute de propios y extraños.
De su prodigiosa mente, surgieron composiciones como “Una canción para mi ciudad”, “Villa encantadora”, “Tardes de Pueblo Nuevo”, “San Cristóbal Andina”, “Oh Señora San Cristóbal”, “Andino soy”, entre muchas creaciones más. En la actualidad, poco se habla de Don Chucho Corrales y mucho menos se recuerda su enorme legado musical que seguirá sembrando inquietudes cuando surjan seguidores de este insigne compositor tachirense.
Cada región en Venezuela
tiene su nombre y melodía
“La canción como lenguaje y único medio posible de expresión del sentimiento, la emoción, la tristeza y la pasión que en su momento se traducen en poesía y en música; cada una de ellas ha sido un mensaje urgente nacido de la propia vivencia, enviado como dardo a sus seres amados. Cada pieza responde a una situación concreta de su vida, son pasajes de su alma, su lírica y su melodía nos traducen imágenes como admirables expresiones plásticas que nos arrancan suspiros del alma, que nos trasladan a los rincones más bellos de nuestra región y reviven hermosos recuerdos que no volverán, como solo él puede hacer, porque Chucho Corrales es El Romántico en su expresión más pura”, escribió hace 29 años María del Mar Laynez, a propósito de la publicación de treinta y dos composiciones del cantautor dedicadas al estado Táchira, “Canciones para mi tierra”, cuando era gobernador Francisco Ron Sandoval.
Allí estaba el compendio de las letras y partituras de temas como: Andinita, Andino soy, Atardecer en Seboruco, Boconó, Ciudad pontálida, El Cobre, Estampas de ayer, Es por eso, La Grita, Mi casita campesina, Oh señora San Cristóbal, Oh San Pedro del Río, Palmira gentil, Pregonero lindo, Pueblitos de mi tierra, San José de Bolívar, Táriba querido, San Antonio Villa Heroica, entre otras que han dado para la posteridad gracias a la genialidad creativa de este gran hombre nativo de estas tierras.
La Feria Internacional de San Sebastián también tuvo su himno para cada cita con la fiesta brava: “Tardes de Pueblo Nuevo” que pone a vibrar cada año a los amantes de este festejo.
Víctor Matos