Freddy Omar Durán
Una actividad que tiende un puente entre la economía y la identidad cultural, y que hoy en día no se constriñe a la camisa de fuerza de lo tradicional en sus motivos, formas y materiales, la artesanía que este domingo, 19 de marzo, celebra a su patrono San José.
Más que sentarse a esperar una subvención oficial, o la venta por misericordia, la artesanía tachirense lleva la frente en alto, y pide tanto al Estado como a la sociedad en general, volver sus ojos sobre objetos a los cuales se aplica corazón e ingenio a la vez, que son demostración de las maravilla que pueden surgir de las manos, o incluso de las bocas y los pies, si están faltan.
Por más de 40 años Luis Pastrán, además de estar dedicado a este noble oficio, ha conocido a muchos colegas que como él han contribuido a enaltecer el gentilicio tachirense.
— Es una actividad que lo mantiene a uno ocupado, útil, y no debe representa una carga para el estado. Los artesanos hemos superado la cantidad de circunstancias que ha vivido el país y seguimos para adelante —manifiesta con mucho orgullo Pastrán.
Su producción le hace honor al lugar donde hace casi 30 años la ha vendido vendiendo: el Paseo Artesanal Chucho Corrales, en la carrera seis, entre calles 7 y 8 del centro de San Cristóbal. Hoy el mesón y las paredes del local están atiborradas con sus pinturas en pequeños formatos con alusiones al paisaje, la cultura y la religión. En la elaboración de estas piezas ha sido fundamental la colaboración de sus hijos y de su esposa, quienes de alguna manera mantendrán con vida unos años más.
Está muy emocionado de que durante este mes la celebración del artesano no pase desapercibida, y celebra que este 31 de marzo y primero de abril se organice en la plaza Bolívar un encuentro especial de alrededor de 50 artesanos provenientes de varias partes del Táchira. En ese evento organizado por la municipalidad, se entregarán certificados a los adultos mayores dedicados a la activad artesanal.
— Estamos saludando la iniciativa de la Alcaldía y la Gobernación de transformar el casco central de San Cristóbal como un atractivo turístico. He escuchado que hay la propuesta de dar un ornato a todo este sector para que propios y visitantes se vayan satisfechos de haber estado en un lugar de comercialización artesanal, donde también pueda participar, por ejemplo, de las diversas actividades culturales del Salón del Lectura o ingrese a la Casa Steinvorth cuando termine de ser reparada—subrayó Pastrán.
Sabe que pedir cosas que escapan a la situación del país no sería posible, aunque precisamente esas circunstancias obligan la búsqueda de soluciones y en ellas el papel de los artesanos sería de primer orden
— Hablar de que se estabilice la economía es algo de lo que todavía no se conoce la fórmula, pero necesitamos que se den las garantías para que se estabilice la industria del turismo, que pueda decir los que vienen de otras partes “puedo venir a Peribeca, puedo venir a San Antonio, puedo ir a San Pedro del Río, porque me siento a gusto, me siento bien y llevando un recuerdo. Se está creando una cultura de exprimir al turismo y eso no nos es positivo, pues lo que queremos es que ellos no sientan que se aprovechan de ellos, sino que a él le alcance incluso para llevarse una artesanía — subrayó Pastrán.
Para Pastrán recuperar los espacios públicos necesariamente pasa por el aporte en ese empeño de los artesanos
— Las cosas las vamos llevando con mucha dignidad y enteresa, y no somos una carga para el estado. Pero todo lo que nos quieran dar bienvenido sea: queremos que la artesanía como identidad cultural se haga presente en los espacios públicos, y estoy seguro que eso se puede lograr.
Nueva artesanía
Junior Márquez pertenece a otra generación de artesanos, que han abierto la artesanía a otras posibilidades, que experimenta e incluso es capaz de alimentarse de culturas distintas a la autóctona. Ven su hacer como emprendimiento, y como tal piden será valorado como entes de generación de prosperidad al país.
— Yo practico artesanía contemporánea y resido en el Táchira hace 15 años; trabajo con cuero, alambre, y distintos materiales. Esto es de lo que uno vive, es tu personal emprendimiento — subrayó Márquez.
Como actualmente muchos venezolanos por razones de supervivencia hacen, ha multiplicado sus viajes al exterior, pero para él esas travesías cubren otras expectativas. De hecho la artesanía le ha permitido resolverse económicamente en otros lugares del mundo.
— Recientemente estaba en Medellín. Uno viaja con el propósito de conocer otras culturas que te sirven para enriquecer su trabajo. Emocionalmente y espiritualmente uno se enfrenta a cosas nuevas cada vez que visitas esos lugares — anotó Márquez
El también está de acuerdo en que la artesanía este en la primera línea del atractivo turístico. Aun recuerda cuando a muchos lugares de Venezuela acudían turistas que lo que primero buscaban eran aquellos souvernirs que con el aroma y la presencia del país visitado, que puede ser llevado en una cartera o hasta en el bolsillo.
El valor de la artesanía no es meramente decorativo, y en este sentido, Márquez resalta los atributivos educativos y conservacionistas que también posee.
— Uno con el arte le enseña cosas nuevas a los niños en la calle, y con manualidades tú puedes hacer posible la magia de transformar la basura o cualquier cosa que encuentras en la calle en arte. Con un caucho puedes hacer un matero o un mueble. Todas esas ideas las he visto y las he aplicado en mi casa. El mundo se ha modernizado y hay que ir modernizado la artesanía — concluyó Márquez.