Con el Bazar Navideño-2021, la directiva y el personal del Museo de Artes Visuales y del Espacio despidieron este año, rindiendo un homenaje a las expresiones más autóctonas materializadas en la artesanía, la música, el baile y la gastronomía.
A la actividad acudieron alrededor de 18 expositores, enmarcados en una programación especial que incluyó la danza, la música y el teatro, este martes 14, en una oportunidad para dar a conocer la producción artesanal de toda clase de objetos decorativos, lúdicos y funcionales de la región, así como platos y bebidas típicas.
El objetivo principal, como recalcó Abelardo Echevarría, actor y artesano, es que los tachirenses tomen conciencia en Navidad para apoyar los emprendimientos locales, resaltando de paso nuestra idiosincrasia, en vez de, a la hora de pensar en un regalo o un juguete, recurrir siempre a lo foráneo.
—Estoy mostrando mis tallas y otra producción que se necesita mostrar, que es el abono orgánico, con motivos tan variados como cascanueces, ajedrez, juegos tradicionales, campesinos y la fauna nacional con tucanes y guacamayas, entre muchos más. Muchas de esas piezas han sido presentadas en el Museo de Artes Popular Salvador Valero, y la idea es que la gente tome conciencia a la hora de comprar juguetes, se encamine por las propuestas regionales y se dé cuenta de que ofrecen cosas que duran mucho tiempo, en comparación con lo que se hace con plástico y metal. Y estas compras animan al cultor a dedicarse mucho más a ese tipo de trabajos— aseveró Echevarría.
La agrupación de danza típica Proyección Folclórica Educativa preparó una función especial que incluyó las diversas maneras en que en Venezuela celebra las festividades decembrinas, llevando a escenas los Locos y locainas de los Andes, la Zaragoza de Sarare, estado Lara; la gaita de tambora del sur del Lago, pastores de San Joaquín, estado Carabobo y Mariara, así como los aguinaldos y los pesebres vivientes.
La museógrafa Belkis Candiales saludó los nuevos rumbos que está tomando la artesanía tachirense, en los cuales atreverse a la innovación en nada significa traicionar sus raíces, y se le considera seriamente como una fuente rentable de ingresos.
—Este año ha habido un renacimiento y un empuje en los creadores, y los artesanos cada vez lo sorprenden a uno con propuestas nuevas; hay que trabajarles la promoción, la divulgación, para que la gente sepa — dijo.
Por su parte, Ninoska Rendón no solo presentó sus tejidos, también contribuyó con bebidas típicas, como la leche de burra y ponche, la parchita, la mora, el calentado. Ese arte lo aprendió de su tía y lo realiza junto a su padre.
—Por los altos precios del ron y la cerveza, y porque a otros les gustan mucho sus distintos sabores, la gente está consumiendo más las bebidas típicas. Nosotros no pretendemos convertirnos en una licorería, lo que damos, ante todo, es un producto artesanal— afirmó Rendón.
Aunque la base de las artesanías es la materia prima tomada directamente de la naturaleza, también en la categoría engloba creaciones que en un aparente carácter utilitario guardan el sello característico de quien las ha confeccionado.
Por ejemplo, Bordados Alilus extiende la técnica del ganchillo a todo tipo de figuras que se propongan, entre las cuales resultan muy llamativas las muñecas amigurumis, de origen japonés, totalmente tejidas. Ramón Ochoa, docente de Diseño Gráfico, aprovechó la cuarentena para confeccionar ropa para muñecas, al haber aprendido de su abuela el trazado de los patrones.
Freddy Omar Durán