Asegurando el cumplimiento de la bioseguridad y manteniendo vivo un espacio para el encuentro y compartir, la décima edición del Trueque de Libros vuelve a sus andadas.
Freddy Omar Durán
Aunque el Trueque de Libros siempre ha tenido como lugar privilegiado a San Cristóbal, ha viajado por otros puntos de la geografía latinoamericana, siempre reconociendo a los miembros de una misma hermandad, la de los que aún gozan de abrir páginas llenas de historias y sueños.
Sin límite de edad y condición social, la invitación se extiende para cualquier bibliófilo, con deseos de compartir títulos de su colección personal literaria, en buen estado, y a cambio puede que se encuentren con un autor u obra que siempre hayan tenido pendiente en revisar o que constituya para ellos una novedad.
En tiempos digitalizados, pero también plagados de incertidumbre, el libro sigue siendo el “artefacto” más mágico inventado por el ser humano, que ofrece compañía cuando estamos aislados y luz cuando todas las fuentes energéticas se han apagado, menos las provenientes del espíritu humano.
Siempre que el régimen de cuarentenas lo permite, la mesa se ha repleto de literatura, al alcance de quien quiera revisarla, y entrar a partir de ella en conversaciones con los concurrentes. Allá estarán bajo la atención de las poetisas, Kelly García, Amarú Vanegas y Daisy Zambrano.
Nació a partir de la actividad Púrpura Poesía, que cada mes realizaba una toma en algún lugar de la bohemia sancristobalense, y que la pandemia ha suspendido provisionalmente. Es por esto que el Trueque de Libro también se ha constituido en un punto de encuentro de escritores de todas las generaciones.
El punto de recepción e intercambio de libros se mantiene en la avenida Las Pilas con carrera tres, en el horario de diez de la mañana a tres de la tarde. Para quienes no pueden asistir este sábado, pueden hacer seguimiento de la misma a través de las redes sociales.