Zócalo Editores se presentará virtualmente en la Filven 2020 con libros de manufactura artesanal

Aunque hay implicados procesos tecnológicos, en esencia la producción editorial de Zócalo Editores es artesanal, y su artífice por 8 años ha sido Segundo Medina, albañil y sacerdote del libro en todas sus etapas que para él han sido facetas de su vida, a veces en paralelo, a veces en secuencia, de escritor, librero, y ahora editor.

Si bien una sencilla impresora láser y la computadora son los soportes tecnológicos más avanzado que tiene, lo demás corre por cuenta de la magia que acontezca en un rincón de su casa, donde Segundo pacientemente filetea, compagina, cose, y asume diversas tareas para darle realización física al libro-objeto.

–Zócalo Editores –explica Medina– es una alternativa editorial, pero muy distinta a otras de corte alternativo que en el fondo se asemejan a las comerciales, porque en Zócalo Editores, el autor paga su edición pero puede hacer por  un ejemplar o por lo que el necesite, dependiendo de sus posibilidades económicas. Una imprenta grande  requiere de grandes tirajes para poder cubrir el gasto operativo, nosotros no. Se puede decir que el Zócalo Editores es una editorial casera. Si el autor ya va a publicar 500 ejemplares, entonces se debe expedir el isbn y el depósito legal.

Bajo el sello editorial Zócalo Editores ya van más de 60 títulos, los últimos de los cuales serán presentados de manera virtual este mes de noviembre en el marco de la Filven 2020. Pero también Segundo Medina ha confeccionado libros para otros autores que han querido publicar de manera independiente, por lo que la cuenta de los libros que han gestado sus manos aumenta.

Dentro de lo más reciente se encuentra un poemario del rubiense Porfirio Dávila, una reedición de Julio Romero Anselmi y Lucia Rojas, oriunda del estado Anzoátegui, quien reside en el exterior, y se le considera como parte de la camada de jóvenes poetas venezolanos.

Autores no tan conocidos los ha proyectado; pero también han recurrido a él plumas consagradas regional y nacional como Eli Caicedo, Alejo Vivas, Eudes Moncada, Luis Alberto Crespo, Benito Mieses, y Laura Antillano. Y precisamente el poeta Eli Caicedo no solo recurrió a sus servicios, sino que se unió al proyecto, siendo actualmente el presidente de la editorial, de la cual también forma parte Walter Berti, apoyo en la parte de diseño.

Ni la cuarentena ni la crisis económica que ha afectado al libro en general, lo ha parado, incluso tan productiva ha sido su labor que ha recibido por ellos reconocimientos oficiales.

–Yo no me he parado ni un minuto en esta pandemia, –reconoce- de hecho pude recomponer mucho de los libros que había hecho en los años iniciales, acomodándoles detalles para hacerlos mas atractivos. El año pasado nosotros recibimos una información bastante agradable de parte de un representante del Cenal que se encarga de la parte de ordenar los isbn que se reciben en el país, quien nos dijo que nosotros éramos quienes más habíamos solicitado más isbn en Venezuela. Saber eso resulto para nosotros muy satisfactorio, solo sabíamos que habíamos hecho una cantidad enorme de libros.

Acto de rebeldía

Aunque Medina maneja muchas ideas de lo que era la edición del libro, y eso le sirvió para seguir muy de cerca la materialización de muchos de sus poemarios que lo hicieron conocidos, y el desarrollo de otras aventuras editoriales en las que ha participado, realmente siente que con el Zócalo Editores, reinició un proceso de aprendizaje, que aún hoy en día continúa, de esta manera, ha ido perfeccionado, por ejemplo, el cosido de las páginas, el diseño de las portadas etc.

–Yo hice mi primer libro como una especie de venganza, -agrega Medina- cuando me rechazaron un libro de cuentos, y decidí entonces hacerlo por mi cuenta. Ya mas o menos tenía conocimiento de cómo se hacían medios impresos, con la experiencia que teníamos con algunos periódicos, y fui recibiendo información de muchas personas como Wilson Agudelo. Cuando presente ese primer libro y mi segundo Poemas sin
Alfabetos,  entonces a la gente le gustó el modelo, el diseño y la forma artesanal como trabajaba, y empezaron a contratarme. Todavía estoy aprendiendo, estoy ajustando detalles, mas que en camino a la perfección, a mejorar cada vez la calidad del libro.

Segundo Medina no se conforma con cumplir con los pedidos bien lejos del escritor y el lector: a el le interesa contar la historia de cómo ese objeto fue forjando, y este es el punto en que más insiste durante las presentaciones, más allá del contenido intelectual.

–El autor tiene la posibilidad de participar en el proceso, estar en la hechura del libro y luego encargarse de la distribución. La idea es que vaya vendiendo el autor un lote, y a partir de lo recaudado mandar hacer otro. Cuando yo hago presentaciones del libro yo trato de explicarle todo el proceso  al público, para que cuando tenga el libro en sus manos sienta esas vivencias, que implican lamentos en voz alta, la pérdida de muchos ejemplares; sienta que detrás de eso que se palpa, se toca, se ve hay una historia que casi nunca se cuenta. Yo le sigo apostando al libro en papel, porque ahí hay una magia de la que no nos podemos desprender, ese tacto que tenemos con el material impreso. A la medida en que voy trabajando , fabricando, establezco una interacción con ese texto, converso con el, y me gustaría que el lector captara al menos una parte de eso cuando lo adquiere.

Freddy Omar Durán

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