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Al Justo Juez acuden a clamar por ayuda personas atormentadas y desesperadas

22 de octubre de 2019

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Conocida también como el Nazareno de bronce y el Nazareno de las manos atadas, la figura forma parte del panteón de la familia  Carrero Vivas, en la calle principal del camposanto Municipal, a donde diariamente acuden decenas de personas, muchas de ellas en el mayor de los desesperos, en busca de ayuda divina para resolver sus problemas, especialmente de salud

“Mire cómo pelaron por completo al Justo Juez, se llevaron todas sus cosas”, es la queja de Gladys Gómez, la rezandera que todos los lunes recorre el camposanto de San Cristóbal para cumplir con las plegarias que la gente le encarga y hacer las peticiones ante la venerada figura del Nazareno de las manos atadas, concebido de esta manera en alusión a su cautiverio.

Este diálogo se inicia en la calle principal del cementerio Municipal de San Cristóbal, frente a la imagen de bronce del Nazareno con las manos atadas, al cual se le atribuyen cualidades milagrosas. “Él hace milagros, y las ánimas conceden favores”, dice más adelante, para marcar la diferencia entre unos y otros. Antes de narrar detalles sobre esta figura de  devoción popular, vuelve a tocar el tema del robo y comenta: “Hasta las letras se las robaron; yo no sé cómo se ha salvado esta divina figura”.

Personas consultadas en el  lugar dicen no recordar con exactitud la fecha en que la hermosa y milagrosa imagen llegó al cementerio Municipal y fue colocada en la tumba de la familia Carrero Vivas. Ese Nazareno impresionó, desde el primer momento, por su imponente figura, por transmitir paz, bondad y amor. “Solo con observarlo se siente una gran tranquilidad y paz interna”, asegura un trabajador con más de treinta años en el lugar.

También es denominado como el Nazareno de las manos atadas, en conmemoración de su cautiverio. (Foto. Armando Hernández)

Mucha fe y devoción

Gladys manifiesta que el Nazareno  de las manos atadas, o Nazareno de bronce, como también se le conoce entre los fieles, diariamente recibe la visita de decenas de personas y, por lo general, nunca le faltan las flores. “La gente viene a implorar favores en situaciones difíciles y lo hace con mucha fe y devoción.

Él libra a los creyentes de todo tipo de peligro y oye al desesperado”. Con el tiempo se iniciaron las historias, algunas de ellas conmovedoras, de personas que agobiadas por problemas, particularmente de salud, en medio de su desesperación buscan consuelo y ayuda divina.

“He visto a personas, atormentadas y desesperadas, caer de rodillas ante la milagrosa imagen e implorar ayuda, en medio de un mar de lágrimas, para un ser querido en problemas. Son seres que piden por padres, hijos o hermanos, y esto es conmovedor”.  Son personas que no saben qué hacer para solucionar problemas y en medio de su a tribulación, llegan  a este cementerio a postrarse ante la imagen del Justo Juez.

“A muchas de ellas las he visto regresar después con otra cara y otra actitud, con pequeñas placas de metal en sus manos, donde traen impresos sus agradecimientos, y ramos de flores que son depositados en su regazo con fe y gratitud. Son muestras de milagros realizados, de favores concedidos, y de que realmente este Nazareno ayuda a la gente”, sentenció el sepulturero.

De todos los estratos sociales

La rezandera acota que ante la imagen de bronce se ve desfilar a personas de diversas edades y estratos sociales, porque la necesidad de ayuda no comprende nada de diferencias. “Los humildes son los que más  vienen y también son los más agradecidos. Sé de personas que tienen años viniendo al cementerio porque siente que están en eterna deuda con el Nazareno”.

Explica que la oración al Justo Juez es una de  las más solicitadas y aclara que de momento no la tiene entre las cosas que vende, porque ha resultado difícil imprimirla. “Yo vengo porque hago las novenas, rezo el rosario y las oraciones que la gente me pide”, dijo más adelante.

Gladys Gómez no deja de lado el tema del vandalismo, que la ha afectado en grande, porque hasta las velas y velones que tiene para la venta le han sido robados, en no pocas ocasiones y a plena luz del día. Y sentencia: “Ya nadie tiene respeto por los muertos, ni les teme”. Se irrita al recordar el tema de las placas de agradecimiento, que las roban para fundirlas.

Al Justo Juez “lo pelaron” -insiste-; la cantidad de agradecimientos que tenía era inmensa y ahora no hay casi nada, quedan algunas placas y las nuevas. – Se construyó una especie de capillita para proteger sus cositas, pero ni eso respetan, ya comenzaron a desvalijarla -.

El Nazareno fue construido en bronce macizo y esto lo coloca en alto riesgo de robo. En no pocas oportunidades han intentado llevárselo, pero no lo logran porque está bien asegurado. Otras personas, crédulas, comentan. “En esos momentos, el Justo Juez aumenta de peso, se pone tan pesado que los ladrones no pueden con él y deben desistir de su intento”.

En todo caso, este Nazareno es un coloso en la fe  popular que, a pesar de las adversidades, sigue en su sitio, protegido por el personal que labora en el cementerio, que no lo pierde de vista, por si acaso.  Ante el menor asomo de sospecha, acuden en masa para averiguar lo que pasa y dispuestos a propinarles una paliza a quienes tengan la osadía y el atrevimiento de meterse con él.

 

Armando Hernández

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