Yaundé, Camerún (AFP) Amenazada por una parte por separatistas armados anglófonos, y riesgos de ataques de los yihadistas de Boko Haram por el otro, la Copa de África de Naciones de fútbol (CAN) se inaugurará el domingo en un Camerún en un contexto de gran tensión en el apartado de la seguridad.
Además de la pandemia del covid-19, y sobre todo la nueva ola de la variante ómicron, que disparó las especulaciones sobre un nuevo aplazamiento de la competición futbolística más importante en el continente africano, la seguridad es el otro gran desafío de los organizadores en un país en situación de guerra en una parte de su territorio.
Desde hace cuatro años, las regiones del suroeste y del noroeste, habitadas principalmente por la minoría anglófona, son el escenario de un sanguinario conflicto entre grupos armados que reclaman la independencia multiplicando los ataques mortíferos y las fuerzas de seguridad que llevan a cabo una represión implacable.
La violencia ha provocado ya más de 3.500 muertos y de 700.000 desplazados en el oeste del país, y los civiles son las principales víctimas de crímenes de los dos campos, según ONG internacionales y la ONU.
Algunos grupos armados han anunciado que llevarán a cabo actos para perturbar el normal desarrollo del torneo, amenazando incluso por carta a los equipos del grupo F (Túnez, Mali, Mauritania y Gambia) que van a jugar en Limbé, una estación balnearia, y se entrenarán en Buea, la capital de la región del suroeste.
– «Mensaje fuerte» –
«Las amenazas son muy serias», asegura Blaise Chamango, responsable de la ONG Human Is Right, con sede en Buea. «El miércoles, hubo una explosión en Limbé en un establecimiento de venta para llevar, es un mensaje fuerte», añadió por teléfono a la AFP.
«El gobierno ha desplegado a soldados fuertemente armados en casi todas las rotondas de Buea y Limbé sobre todo. Las fuerzas de defensa y de seguridad llevan a cabo detenciones y registros sistemáticos en varios barrios», detalló Chamango.
Nada indica tampoco que los separatistas no tratarán de actuar en Yaundé o en Duala, la capital económica, donde en el pasado ya perpetraron pequeños atentados.
El viernes, en su mensaje televisivo de fin de año, el presidente Paul Biya, que dirige, a sus 88 años, el país con mano de hierro desde hace casi cuatro décadas, habló de «varios casos de rendición» en los grupos armados. Pero «continúan llevando a cabo actividades criminales, multiplicando los ataques con artefactos explosivos improvisados y el asesinato de civiles desarmados», advirtió el jefe del Estado, a quien las ONG acusan de ser completamente inflexible sobre la cuestión de las regiones anglófonas.
Frente a la amenaza, el gobierno insiste en que «la seguridad está garantizada». Solicitados por la AFP, ni el poder ni la Confederación Africana de Fútbol (CAF) han querido dar detalles del dispositivo de seguridad previsto.
– «Dispositivo excepcional» –
En la capital Yaundé, a unos 250 km al este de la frontera de las zonas anglófonas, el ambiente el lunes era mucho más relajado y solo algunos agentes de seguridad vigilaban los últimos preparativos en el nuevo estadio de Olembé, construido para esta CAN y templo de la selección nacional, los Leones Indomables.
«La situación sobre la seguridad no provoca realmente ningún problema más que en el noroeste y el suroreste, pero creo que nuestras fuerzas de defensa tienen la suficiente experiencia para responder», quiere creer James Mouangue Kobila, presidente de la Comisión de los Derechos Humanos y profesor de Derecho Público.
«El dispositivo de seguridad es excepcional a la vista de lo que hay en juego y organizamos el Campeonato de África de Naciones (CHAN), en enero de 2021, sin incidentes», argumenta.