Madrid, ene (EFE).- Ya hasta en las tardes grises, como este domingo, el Atlético de Madrid saca adelante sus partidos, con una victoria mínima contra Osasuna, decidida por un gol de estrategia culminado por Julián Alvarez para alcanzar la mejor racha de triunfos de sus 121 años de historia, con 14 seguidos, ser ‘campeón’ de invierno e insistirle al Real Madrid y al Barcelona que no será nada fácil bajarlo de ahí en el resto de la temporada.
Porque en su imponente secuencia ganadora, que empezó allá por el 31 de octubre en Vic, ha solucionado también unos cuantos enredos sobre el terreno de juego, al filo de la caída o del empate. Por ejemplo, contra el Barcelona (1-2), contra el Alavés (2-1), contra el Getafe (1-0), contra el Mallorca (0-1), Cacereño (1-3), París Saint Germain… Y venció todos ellos.
Es el líder de La Liga cuando hace apenas nueve partidos, cuando sufrió su última y única derrota de este curso en esta competición (1-0 contra el Betis), observaba a diez puntos de distancia al Barcelona, al que, ahora, por el contrario, lo aventaja en seis. Al Real Madrid, en tan solo en uno. Le queda aún mucho a este Atlético para ser campeón. Está en el camino.
Ya había celebrado Antoine Griezmann el 1-0 en el minuto 7 cuando el VAR requirió la revisión de Díaz de Mera. El remate delató una mano del atacante, pegada al cuerpo, pero también decisiva aparentemente en el impulso con el que se adelantó a todos en el primer palo y remachó a la red el centro de Nahuel Molina, que ha ganado el lateral a Llorente.
No anduvo fino el Atlético en todo el primer tiempo, también por los méritos de Osasuna. Ni el internacional francés ni Julián Alvarez, con todo lo que eso significa. No entró en juego como suele el argentino en todo el primer acto. Curiosamente, por contra, sí dispuso de opciones suficientes para haber dado ventaja al bloque rojiblanco antes del intermedio.
No suele fallar la ocasión que falló al principio. El pase de Giuliano Simeone que el atacante entregó a las manos del portero Sergio Herrera, con todo a favor en el área, sin más oposición ya que el guardameta. Las otras dos opciones fueron más complejas. Primero, un balón que sólo pudo rozar tras un centro de De Paul. Después, un tiro escorado que desbarató el guardameta visitante desde el suelo. Las tres únicas ocasiones del Atlético.
Pero, sobre todo, el Atlético necesita a Julián Alvarez en su fútbol, en sus transiciones, entre líneas, para dotar al conjunto rojiblanco de una transición, un desborde, una visión y una velocidad que son indispensables para abordar la firme estructura planteada por Osasuna, en su campo y en el contrario, bien en la presión, en el repliegue, en la posesión…
Sin eso, también con Griezmann acechado en cada acción más allá de tres cuartos de terreno rival, con Rodrigo de Paul lejos de su inspiración de los últimos tiempos y más irregular Pablo Barrios, el Atlético sufrió un atasco generalizado toda la primera parte, asustado incluso cuando Oblak salió a destiempo y Herrando remató fuera. EFE