Deportes

Béisbol de Cuba queda en ruinas

2 de agosto de 2019

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Lima, Perú (AFP) La catástrofe. «Nos hemos acostumbrado a no ganar». El mánager de Cuba, Rey Vicente Anglada, y sus peloteros, habían prometido que en Lima-2019 comenzaría la reconstrucción del prestigio de su béisbol, pero de la obra solo quedan ruinas. 

«Somos una generación que no ha sabido de muchos triunfos (…). El entrenador soy yo, así que yo asumo toda la responsabilidad», declaró Anglada ante el colapso en los Juegos Panamericanos.

Y por lo pronto – coinciden propios y ajenos -, no hay cómo levantar de nuevo el edificio. 

Una victoria 10×0 de Cuba ante Argentina en el Complejo Deportivo de Villa María del Triunfo, el miércoles, fue pobre consuelo antillano; insuficiente para ser bote salvavidas después de derrotas encajadas frente a Colombia (6×1) y el doble campeón Canadá (8×6).

Las palabras de Anglada eran muy distintas unas semanas atrás.

«El objetivo final, ganar los Juegos Panamericanos, se cumplirá (…). Sabemos lo que representa el béisbol para nuestro país y tenemos que hacer lo imposible por ocupar un buen lugar, el lugar que siempre le ha correspondido», aseguraba antes del torneo el timonel. 

Ya ese lugar, sin embargo, hace tiempo dejó de corresponderle. 

El dominio de Cuba en el béisbol, su deporte nacional, empieza a parecer cada vez más historia antigua.

Por décadas, el gran arquitecto al bate en los Panamericano fue Cuba, construyendo éxitos que se reflejaban igualmente en los Juegos Olímpicos. El país caribeño llegó a acumular tres de los únicos cinco oros que se han repartido en la máxima cita (Barcelona-1992, Atlanta-1996 y Atenas-2004). 

Sin embargo, Canadá le dio el primer mazazo en los Juegos Panamericanos con sus títulos en Guadalajara-2011 y Toronto-2015, rompiendo con ello una cadena de diez medallas de oro consecutivas de los caribeños; y ahora, en Lima-2019, terminó el derrumbe.

Cuba ni siquiera se subirá al podio, con repartición de medallas prevista para el próximo domingo. Siempre había ganado preseas desde 1963.

– «Simples mortales» –

La prensa oficial cubana reconoce el estrepitoso colapso. 

Con el boxeo como gran carta, «la medalla de la pelota no era quizás la más importante», pero sí «la más entrañable», escribió en una columna el periodista especializado Joel García.

Cuatro meses de preparación con juegos internacionales incluidos y el regreso de Anglada, el mánager que había ganado el último oro panamericano en Rio-2007, hicieron pensar que podía haber una recuperación. Incluso la novena contó con profesionales como el tercera base Yurisbel Gracial o los lanzadores Liván Moinelo y Raidel Martínez, quienes compiten en el campeonato de Japón.

Sin embargo, subrayó García, «pasamos de reyes a simples mortales, sin más pleitesía que nuestra historia pasada».

Los números no mienten: los bates se quebraron y, con ello, abrieron un boquete. Un triste promedio de .211 en los juegos contra Colombia y Canadá condenó a Cuba y cuando la ofensiva antillana despertó con 14 inatrapables, en su última presentación contra el débil pitcheo de Argentina, era tarde.

García cree que hacen falta cambios para mejorar el desarrollo de peloteros cuyas facultades técnicas y tácticas se han rezagado con respecto a sus competidores.

El diagnóstico, en una visión externa, es compartido por el analista venezolano Carlos Valmore Rodríguez.

«Cuba sigue produciendo peloteros (…), pero el rezago es evidente. Creo que le está haciendo daño a Cuba la ‘endogamia’, con peloteros encerrados, aislados, compitiendo entre ellos mismos, sin codearse con jugadores iguales o mejores que ellos», comentó a la AFP Valmore Rodríguez.

– Dura reconstrucción –

Habiéndose desplomado el edificio, según García, no hay otra alternativa que empezar una nueva obra desde los planos.

Sin embargo, el béisbol de Cuba no solo recibe golpes dentro de los diamantes, sino también fuera de ellos.

El mayor llegó en abril, con la decisión del gobierno de Donald Trump de bloquear el acuerdo firmado durante la administración de Barack Obama que permitía a organizaciones de Grandes Ligas firmar a peloteros cubanos sin necesidad de que desertaran.

«Era un acuerdo ganar-ganar. Las Grandes Ligas incluían un proceso transparente, limpio, que no involucrara a mafias de tratas de personas para captar talentos (…) y Cuba recibía un pago en dinero por el convenio», analiza Valmore Rodríguez.

El talento cubano, a pesar de ello, seguirá haciéndose notar en las mayores, donde tiene una treintena de representantes con nombres importantes como los de Yulieki Gurriel, pero echará en falta esos fondos. Veintiocho de ellos han entrado en competencia.

«Sin plata, ¿cómo Cuba emprende la modernización?», se pregunta el especialista. El silencio por ahora es del tamaño de una catedral.

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