Deportes

El boxeo regresa con las manos vacías de la cita olímpica Tokio-2020

28 de julio de 2021

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El boxeo venezolano regresa de los Juegos Olímpicos Tokio-2020 tal como salió de nuestro país, con las manos vacías. No hubo alegría, no hubo celebración, y se deja ese momento para otros deportes que siguen con vida.

No es fácil trata de subir al podio en este deporte. La última medalla que logró la disciplina se conquistó en la cita de Brasil-2016, donde se impuso Yoel Finol con una presea de bronce.

Historia

El deporte de los puños ha venido en decadencia por el descuido de las autoridades en cuanto a la atención necesaria, tanto a los atletas como al personal técnico que se encarga de preparar a esos muchachos que diariamente acuden a los ensogados.

La tarea entrenador-atleta forma parte de un binomio, donde el manejador prácticamente se convierte en el padre de ese gladiador, y podemos entender la química que se crea en ese dueto, que posteriormente arroja sus resultados.

Así, el boxeo desde México-68 mostró su brillo con Francisco “Morochito” Rodríguez, conquistando medalla de oro en un fuerte combate ante el surcoreano Yong-Ju Jee. Se recuerda esa pelea como una de las mejores que se disputaron en esa programación olímpica.

Morochito abrió el camino al amateurismo en el podio. Siguieron, entre otros, Pedro Gamarro con medalla de plata, peso welter, Montreal-76; Bernardo Piñango, peso gallo, Moscú-1980; Omar Catarí en Los Ángeles-1984, y Marcelino Bolívar en la misma cita.

Una historia repleta de emociones, de metales y de extraordinario potencial en el deporte de las narices chatas que durante años mostró a Venezuela como uno de los países llamados a la conquista de grandes espacios en el mundo de los cuadriláteros.

Ese prestigio lo ganó el boxeo desde que apareció el gran Simón Chávez, “El Pollo” de La Palmita. Se convirtió en el primer púgil venezolano en subir al ensogado del famoso Madison Square Garden de Nueva York.

No hay dudas de nuestro boxeo. Uno de los mejores en la década del 70. Antes, recordamos al gran Carlos “Morocho” Hernández, conquistando el título mundial de los welter frente al conocido Eddie Perkins.

Reunimos a Betulio González, en el peso mosca; Antonio Gómez, peso pluma; Alfredo Marcano, peso pluma; Vicente Paúl Rondón en la categoría semipesado, y luego llegarían Jorge “Niño” Linares, el fallecido Edwin Valero, Fulgencio Obelmejías, Crisanto España, Roger Gutiérrez.

Revisamos y encontramos que Venezuela se ha dado el lujo de poseer unos 38 campeones mundiales, elevando el prestigio de esa legión de gladiadores formados en los sectores populares y exhibiendo su calidad en torneos como La Romana en República Dominicana, La Copa de Tailandia, Torneo Internacional “Córdoba Cardín”, uno de los eventos más prestigiosos de esta disciplina, Torneo Batalla de Carabobo.

Gran riqueza 

No es fácil formar una camada de púgiles de tanto nivel. Es una tarea donde, con mucho entusiasmo y toda la sapiencia que otorga la experiencia, se va ganando con el paso de los años y la mística de los manejadores, de quienes ven en esos púgiles unos hijos que se deben guiar y orientar.

No podemos dejar de mencionar a hombres hacedores de campeones, de hombres fuertes sobre el ensogado, de estilistas en un cuadrilátero. Recordamos a Pedro Cuggia, un argentino que llegó a Venezuela en la década de los 50 y se asentó en nuestro país, trabajando con este deporte y formando un semillero de futuro.

Se unieron a su trabajo Ángel Edecio Escobar, el profesor Juan Rivas, Eleazar Castillo, Benigno Iglesias y el sucrense Ely Montes, quienes enseñaron a muchos entrenadores de clubes del país a manejar sus muchachos, a creer que en este deporte, como en otras disciplinas similares, es un arte el pegar y no dejarse tocar.

Ha pasado el tiempo. Pasan los años y no podemos decir que el boxeo ha mejorado. La prueba la acabamos de obtener durante la batalla de nuestros gladiadores en Tokio-2020. Eliminados en su primera presentación: Nalek Barrera, un joven que no vestirá nuevamente la camiseta de Venezuela y decide dar el salto al profesionalismo; Irimar Cardozo, Yoel Fino y Eldric Cella, un joven de 24 años que se fue de nuestro país y compitió por el Equipo Olímpico de Refugiados.

Se acaban los sueños, las esperanzas en cuanto al deporte de los puños se refiere. Ahora, en manos de la Federación Venezolana de Boxeo está la obligación de hacer un balance sobre esa actuación y de inmediato comenzar a trabajar con miras a los próximos eventos internacionales, con la escogencia del semillero y la designación del personal técnico que en verdad se gane el puesto para estar en una esquina dirigiendo a sus pupilos.  ¡Lávate las manos! (GC)

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