El diestro venezolano Fabio Castañeda volvió a dejar constancia de su gran momento en tierras peruanas al cortar una oreja de auténtico peso en la plaza de toros de Cospan, que registró un lleno absoluto en una tarde de expectación y entrega. En un mano a mano de alto voltaje con el torero local Emilio Barrantes, ambos espadas ofrecieron una función de gran contenido artístico y torero, ante ejemplares bien presentados de las ganaderías de Huacraruco y Salagual, que permitieron el lucimiento.

Los astados, serios de presencia y con nobleza en sus embestidas, fueron el marco ideal para que Castañeda desplegara su tauromaquia templada y poderosa. Desde el segundo tercio, el tachirense mostró su dominio en banderillas, clavando con precisión y emoción en sus dos toros. Pero fue con la muleta donde alcanzó cotas mayores: su segunda faena, la que le valió el trofeo, fue una obra de mando, temple y profundidad.

Con la figura asentada y el toreo despacio, ligó series por ambos pitones. Toreó con claridad y con verdad, la faena tuvo estructura, ritmo y emoción, y de no haber fallado con la espada, el premio habría sido doble y la Puerta Grande, segura. “Ha sido la faena en la que más me he sentido esta temporada”, declaró Castañeda al término del festejo.

El torero local Emilio Barrantes no se quedó atrás. Cortó una oreja de su primer toro tras una faena de entrega y solvencia, en la que supo conectar con su gente y mostrar su evolución como torero. El mano a mano fue un duelo de respeto y rivalidad, donde ambos espadas se crecieron ante la exigencia del público y la calidad del encierro.

En la tarde en Cospan aunque Fabio Castañeda no cruzó la Puerta Grande, se llevó una oreja que sabe a triunfo mayor y reafirma su sitio en la temporada peruana como uno de los toreros más sólidos y emocionantes del circuito inca. Carlos Alexis Rivera