Antonio Gaetano Greco Balordi, su nombre de pila, para sus amigos y allegados, Greco o simplemente Gaetano. Se apareció por Venezuela, por el puerto de La Guaira, en la época dorada del país, cuando los inmigrantes llegaban por olas a la patria de Bolívar en busca de nuevos derroteros, a finales del mes de diciembre de 1953.
Sin embargo, este italiano nacido en Siracusa, el 11 de febrero de 1930, en una carrera de autos -era piloto-, entre Bogotá y Caracas, pasó por San Cristóbal y se enamoró de la capital tachirense, corría el 1ero de mayo de 1955.
Acaba de cumplir 90 años, el pasado martes, y 64 años después aún continúa prendido de la “Ciudad Señora de los Andes”, el flechazo a primera vista se mantiene intacto; aquí echó raíces, su esposa Ana Mery Cedeño, con quien se casó en 1959, sus tres hijos: Clara (madre de Édgar Pérez Greco), Rodolfo Gaetano y Mery Lucía, todos nacidos en esta tierra, tienen en el viejo Gaetano, como le dicen cariñosamente, un ejemplo a seguir, un verdadero ícono, con mucha salud y unos deseos inmensos de vivir 90 años más.
Ha dejado huella, primero como corredor de autos, tiene un récord junto a Manuel Fangio en el libro de “Juan Vené 20”, en una carrera entre San Cristóbal y Colón, además de fundador del Karting en la capital tachirense y el Automóvil Toring Club.
Fundó su taller mecánico, al que le colocó el nombre de “Torino”, donde enseñó la profesión a muchos jóvenes inmigrantes italianos, hoy en día diseminados a lo largo y ancho de la geografía nacional.
Dejó las carreras para ir al Mundial de México-70
El amor por su amada Italia, cuenta su hijo Rodolfo, lo llevó a la Copa Mundo de la nación azteca, quería ver jugar a su selección, que pese a la derrota frente a Brasil en la gran final, quedó con la satisfacción de estar cerca de sus ídolos de entonces.
Después del regreso de la justa universal mexicana, decidió fundar un club de fútbol amateur en San Cristóbal, en octubre de 1970, lo bautizó Juventud FC, en homenaje al Juventus de Italia, el equipo de sus amores.
Unos amigos de Gaetano, conocedores del fútbol, cuando vieron jugar al Juventus FC de San Cristóbal, le dijeron al aún joven italiano que su divisa tenía mucha calidad, con capacidad de derrotar al Galicia de Caracas y el Italia FC, clubes profesionales de la época, con sede en la capital de la República.
—Se le metió el gusanillo a mi padre -apunta Rodolfo-, y es en ese instante cuando, junto con otros mecenas de la región tachirense, deciden fundar el San Cristóbal FC, el 11 de enero de 1974, integrado por la casi totalidad de jugadores que militaban en el Juventus FC.
Por diferencias con algunos dirigentes del Deportivo Táchira, el nuevo nombre del club profesional, Gaetano Greco, junto a un grupo de empresarios del estado, funda un segundo equipo rentado en la ciudad capital, el Atlético San Cristóbal, conjunto que se titula campeón de la 2da División en 1981, luego se titula en la Primera División en 1983 y es semifinalista de la Copa Libertadores de América de ese año en condición de debutante.
Nunca estuvo de acuerdo con la fusión de los dos equipos, para llamarse Unión Atlético Táchira; no obstante, terminó por aceptar esta unión.
Con 90 a cuestas, Gaetano Greco mantiene intacta su pasión por el fútbol, no se pierde ningún partido del Deportivo Táchira, en las buenas y en las malas, máxime si su nieto, Édgar Pérez Greco, es el jugador más emblemático del equipo aurinegro.
Cincuentas años después refunda la divisa aficionada que creó en 1970, en la actualidad es el presidente de la Escuela Juventus FC de San Cristóbal, una institución hacedora de los futuros ases del mañana, bajo la dirección técnica de Rodolfo Greco, con la esperanza cierta que el Creador le va a dar la dicha de ver salir de allí jugadores profesionales que, más temprano que tarde, van a vestir la casaca amarilla y negra del Deportivo Táchira, tal como lo hace a sus casi 38 años su nieto, Édgar Pérez Greco.
Homero Duarte Corona