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Juegos de Tokio y el coronavirus, un equilibrio complicado para experto médico japonés
22 de junio de 2021
Atsuo Hamada, especialista japonés en enfermedades infecciosas, recuerda su entusiasmo en los Juegos Olímpicos de Tokio… de 1964. Pero al igual que muchos de sus colegas, ve con preocupación la cita olímpica del mes que viene debido a la pandemia.
Los Juegos de Tokio «deben ser organizados de forma que no conlleven (casos suplementarios de) coronavirus y de sus variantes en Japón», declaró este experto a la AFP.
Y no deben representar «un peso extra para el sistema médico» nipón, ya saturado por la crisis sanitaria, insiste.
Pero ello implica un complicado ejercicio de equilibro que algunos profesionales de la salud en Japón abogaron por evitar al reclamar la cancelación de los Juegos Olímpicos.
Incluso los expertos sanitarios que asesoran al gobierno mostraron sus reservas y aludieron incluso la semana pasada a unos Juegos a puerta cerrada.
Finalmente se decidió el lunes la presencia de público con residencia en Japón, pero con el 50% de la capacidad de acogida de cada sede y un límite máximo de 10.000 personas. Pero las competiciones podrían acabar disputándose a puerta cerrada en caso de que los contagios se disparasen al alza.
‘Grado de control’
En opinión de Hamada, la cancelación debe seguir siendo una posibilidad «en el peor de los escenarios», mientras que los Juegos arrancarán el 23 de julio.
Cuando la cita olímpica fue aplazada un año en 2020, había motivos para tener la esperanza de que la pandemia se habría acabado para el verano boreal de 2021.
Pero olas de covid-19 aún más mortíferas que la primera se propagaron por todo el mundo, y pese a la creciente vacunación, la crisis aún no se ha resuelto, especialmente a causa de la proliferación de variantes, como la Delta, inicialmente identificada en India.
Los organizadores de los Juegos Olímpicos trataron de tranquilizar a una opinión pública japonesa recelosa ante medidas como la prohibición inédita de espectadores procedentes del extranjero.
Los deportistas se realizarán test con regularidad, y sus desplazamientos serán limitados a la Villa Olímpica y a sus lugares de entrenamiento y competición.
Esas restricciones «deberían permitir tener un cierto grado de control» para impedir un agravamiento de la situación sanitaria local, según Hamada.
Recelo ante los periodistas
Pero el experto permanece preocupado por algunos puntos, especialmente la cuestión de los medios procedentes del mundo entero para cubrir el evento. «Los periodistas querrán seguramente realizar reportajes sobre Japón. ¿Cumplirán correctamente las reglas?», se pregunta antes de pedir «limitación de sus movimientos».
Los cerca de 6.000 representantes de los medios procedentes del extranjero serán sometidos a restricciones en sus movimientos, limitados a sus hoteles y las sedes olímpicas en las dos primeras semanas de su estancia en Japón.
Además, sus movimientos serán seguidos por GPS para comprobarlos en caso de problema, una medida anunciada por los organizadores no exenta de polémica.
Para Hamada, los espectadores locales forman el otro gran foco de riesgos, y él preferiría la opción de la puerta cerrada.
«Lo mejor sería pedir al público que permaneciese en sus casas y vieran los Juegos por televisión», lo que contribuiría a la «reducción del número de infecciones».
La vacunación comenzó con lentitud en Japón, pero desde mediados de mayo se ha acelerado. Sin embargo, apenas el 7% de la población está totalmente vacunada por el momento.
Muchos expertos sanitarios como Hamada temen que la gestión sanitaria de los Juegos ralentice la campaña de vacunación en el país. Para apagar esas críticas, el COI propuso enviar personal médico extranjero a Tokio para los Juegos.
Hamada recuerda con emoción los Juegos de Tokio-1964, que con apenas 9 años de edad en aquel entonces, siguió el evento en el estadio olímpico.
A pesar de sus temores «tengo ganas de estar allí de nuevo, de revivir esa experiencia», confesó.
AFP