Gustavo Carrillo
La tarde del 26 de octubre de 1968 la Arena de México, repleta de aficionados esperaba el tañer de la campana para el inicio de la gran final del boxeo en todas sus categorías, para cerrar este deporte dentro de la programación de los Juegos Olímpicos.
En esa final del deporte de los puños, Venezuela cruzaba los dedos ligando un triunfo de su representante en el peso minimosca, Francisco “Morochito” Rodríguez, un cumanés que había sorteado las fases para llegar a la última instancia con una medalla de plata asegurada.
Tarde-noche de gloria para el boxeo criollo. El diminuto púgil cumanés, luego de eliminar al cubano Rafael Carbonell por decisión de los jueces 5-0, esperó al siguiente rival con la seguridad de vencerlo. En efecto así ocurrió derrotando por RSC (Referee Suspende Combate) al indio Hartha Karunaratha en el segundo asalto; un paso más cerca de la dorada.
El peleador en la división de los 48 kilos se agiganta sobre el ensogado. Espera por su tercer contendor en la semifinal. Intercambia golpes con el representante de los Estados Unidos, Harlan Marbley, quien no puede evitar la tunda del venezolano y cae por decisión 4-1, dejando el camino expedito para la gran final y la batalla por la medalla de oro.
Y llegó el combate esperado. Subió al ensogado “Morochito” Rodríguez prácticamente como un boxeador de casa por cuanto los aficionados que plenaron la Arena México se inclinaban al favor del venezolano, quien en todo momento mostró su talento sobre el ring. Enfrentó al surcoreano Young-Ju Lee, un rival de mucha calidad al que pudo derrotar por una cerrada decisión de 3-2, y ese resultado deja muestras de una refriega de campana a campana.
Finalizado el quinto asalto, se busca el resultado al leer lar tarjetas de los jueces que indican como ganador al contendor nacido en el estado Sucre por decisión dividida 3-2. En todos los rincones de Venezuela donde se escuchaba la pelea a través de la radio estalló la alegría por convertirse el púgil en el primer criollo en ganar una medalla de oro y permitir que en la premiación se entonaran las gloriosas notas del Himno Nacional.
Inolvidable la tarde noche de aquel 26 de octubre de 1968 en los Juegos Olímpicos de México. Francisco “Morochito” Rodríguez se convirtió en esa oportunidad en el primer venezolano en conquistar una medalla de oro, y en uno de los deportes más difíciles del calendario. Antes se sumaron bronce con Asnoldo Devonish, salto triple en Helsinki 1952; y Enrico Forcella, bronce en rifle 50 metros en Roma 1960.
Ficha
Francisco Antonio “Morochito” Rodríguez nació en Cumaná, estado Sucre el 20 de septiembre de 1945, formando parte de una numerosa familia, catorce hermanos; y por ser gemelo con una hermana de nombre Alida, se le agrega el “Morochito” por el que se le va a conocer durante su existencia.
En el deporte de los puños, los oriundos de los estados orientales, especialmente Sucre, gozan de una fama de pegadores, de púgiles que se fajan de campana a campana. En esa categoría llegó un día a los 11 años Rodríguez y mostró los ingredientes necesarios para transitar un camino de triunfos.
Para llegar al punto extremo, contó con la pupila de dos entrenadores que le dedicaron tiempo a su preparación, Pedro Acosta y Ely Montes conocidos por su dedicación, por su trabajo en preparar el talento para grandes batallas. Era la época de los púgiles nacidos para la brillar sobre el ring formando pareja con entrenadores dedicados a su oficio.
El campeón se mudó joven a Caracas a trabajar, a cumplir su formación. Antes de acudir a México 68 se paseó por Winnipeg 67 y Cali 71, en ambas citas conquistó medalla de oro. En la ruta a México 68, antes exhibió su talento en Bolivarianos, Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y recalar en México 68, destino final de ese periplo donde conquistaría la gloria deportiva.
Transcurrió el tiempo y el campeonato dorado desdeñó las propuestas para dar el salto al boxeo rentado. Prefirió mantenerse como amateur, recibiendo en todo momento el reconocimiento por la hazaña conseguida. Residenciado en la capital del país, se dedicó a la preparación del talento en este deporte. El primer Campeón Olímpico de Venezuela con su triunfo dio a conocer el prestigio de nuestro boxeo, y en este deporte se tiene una historia extraordinaria de grandes hombres sobre el entarimado.
Y la llama del campeón se extinguió el pasado día jueves 23 de abril cuando se anunció el fallecimiento de quien pequeño de estatura, pero con garra y gigante de corazón puso vibrar a los venezolanos conquistando la primera medalla de oro en Juegos Olímpicos, venciendo a un rival de esos que caen con las botas puestas. Vivirá en la historia siendo ejemplo para quienes buscan la gloria en el deporte de las narices chatas. Paz a sus restos. (GC 04124204216)