Deportes

Paola Pérez, un monumento al coraje: ganas, enjundia y vergüenza deportiva

6 de agosto de 2021

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Ella mismo se costeó el trabajo de entrenamiento, sin respaldo del ente público y privado, tampoco el consejo y la guía de un entrenador; no obstante asistió a su segunda cita olímpica en aguas abiertas y se codeó con las consagradas del concierto universal

 

Homero Duarte Corona

Deportes/La Nación

 

Paola Pérez, emulando al Libertador Simón Bolívar, se ha convertido en la mujer de las vicisitudes. Se resiste al retiro, por el contrario, cada día se pone más retos; es una obstinada atleta que pese al poco o nulo respaldo del ente privado y gubernamental, como los buenos soldados, sigue en pie de guerra.

Todo el mundo conoce la trayectoria de la experimentada nadadora tachirense, su presencia en las piscinas comenzó desde muy niña, siguiendo los pasos de sus padres, ambos inmiscuidos en los deportes acuáticos; Flora, su progenitora integró la selección nacional de nado sincronizado en su era dorada de ateta; y Eligio, mejor conocido como “Pantera”, el hombre que la engendró, fue un destacado atleta en clavados.

Su hermana mayor, Silvia, ahora abogada de la República y el menor de la familia Pérez-Sierra, José Alejandro, en varias ocasiones fueron protagonistas en eventos de corte nacional e internacional con selecciones del país, lo que se puede catalogar como una dinastía de nadadores. Al igual que Paola, están residenciados en Santiago de Chile, la situación que vive el país los obligó a emigrar, confesó a Diario la Nación la madre de Paola.

Desconcertada, sin entender tanta apatía de los gobiernos de turno para con los atletas de alta competencia, la exnadadora Flora esgrimió que, sólo por el esfuerzo y sacrificio de su hija ha asistido a grandes competencias del concierto mundial, destacando las olimpiadas de Río de Janeiro en 2016 y la de Tokio 2020, que ahora mismo se está cumpliendo con una año de retraso, producto de la pandemia.

En los cinco años del ciclo olímpico, Paola no pudo asistir a ninguna de las válidas programadas, que si lo hicieron la totalidad de las chicas que tomaron parte en la prueba del día martes, incluso los que quedaron por fuera en el Preolímpico de Setúbal, todo por no tener los recursos ni el respaldo de nadie, sentenció .

Pese a estos inconvenientes, Paola Pérez fue la única clasificada de los cuatro representantes criollos que fueron a la eliminatoria en elpuerto lusitano, concretamente Jhondry Segovia, Diego Vera y Liliana Hernández.

Sin esconder su impotencia y dolor de madre, pero clara en su exposición,  no duda que si Paola hubiese tenido una preparación como el resto de participantes en la prueba olímpica de aguas abiertas del día martes, la historia fuera otra, porque conociendo la capacidad y coraje de mi hija, estoy segura que se ubicado entre las primeras de la competencia.

No tuvo entrenador, ni las condiciones mínimas para cumplir su alistamiento

Jhondry Segovia, un joven barquisimetano, quien también está residenciado en Santiago de Chile y estuvo en la eliminatoria de Setúbal para aspirar asistir a los Juegos Olímpicos, es uno de los aliados de Paola Pérez en su trabajo de entrenamiento, una especie de guía.

Paola Pérez se apareció por San Cristóbal en los primeros días del mes de mayo de 2020; previo a una corta estadía en la capital del país, vino a visitar a sus padres, luego de estar ausente varios años en el cono sur, donde emigró ante la crisis del país y para poder cumplir con su “alistamiento” con miras a buscar un cupo a Tokio 2020 en el Preolímpico de Setúbal, Portugal en junio.

No encontró una piscina pública para poder entrenar, que la llevó hasta el Círculo Militar de San Cristóbal, allí entrenó por una par de semanas, pero pagando un emolumento de diez mil pesos diarios.

Su padre, Eligio Pérez “Pantera”, y una amiga de toda la vida en la capital tachirense fueron sus principales motores para los entrenamientos, que de acuerdo a los cánones que exige una prueba de tanta exigencia como la de aguas abiertas, poco significaba con miras a buscar el cupo clasificatorio a Tokio 2020.

Tampoco fue fácil venir desde Caracas a San Cristóbal, tuvo que pagar de su propio peculio, en moneda extranjera, dólares, un total de 200, en el viaje de ida y vuelta.

Un verdadero callejón sin salida, un perfecto rompecabezas el que debía resolver la corajuda nadadora tachirense, por momentos le parecía algo utópico hacer realidad su presencia a una segunda olimpíada en forma consecutiva, después de asistir a la cita universal del deporte en Río de Janeiro 2016.

Con el aporte del gobierno nacional, por primera vez-le costearon pasajes y viáticos-, pudo ir a tomar parte en el preolímpico de Setúbal, Portugal, con tres atletas más, el larense Jhondry Segovia y los tachirenses Diego Vera y Liliana Hernández.

Del cuarteto de criollos que fue a suelo portugués, solo la hija de “Pantera” y Flora logró conseguir la clasificación a Tokio, los demás no pasaron el examen, no cumplieron con los registros, que para Paola Pérez fue una pena, pues lo mejor que pudo pasar es que por lo menos dos de los cuatro venezolanos hubiesen logrado su cupo.

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