La noche del Carnaval Taurino de América en la plaza de toros Román Eduardo Sandia de Mérida se convirtió en un crisol de emociones, donde el arte, la tradición y la pasión se entrelazaron en cada lance y cada olé.
Cristopher Morales: El Mexicano que Brilló con Luz Propia
El torero mexicano Cristopher Morales abrió la noche con una actuación que dejó huella. Con la capa, demostró su destreza y elegancia, pero fue con la muleta donde alcanzó su máxima expresión. Ligazón, temple y mando se conjugaron en una faena que culminó con una estocada en buen sitio. El público, entregado, premió su labor con una oreja y una vuelta al ruedo.

Enrique Caro «El Chibolo»: La Zurda que Buscó el Indulto
El peruano Enrique Caro «El Chibolo» mostró su buena mano zurda, pero la suerte no estuvo de su lado con el estoque. A pesar de su esfuerzo y de momentos de gran conexión con el público, marró en tres ocasiones, perdiendo la oportunidad de conseguir al menos una oreja como premio a su actuación. El silencio fue el veredicto, acompañado de dos avisos y un saludo desde el tercio.
Carlos Parra «El Barroco»: Serenidad y Mando
El mexicano Carlos Parra «El Barroco» desplegó su tauromaquia con tandas por naturales bajando la mano con gran calidad, pero la estocada, muy trasera, y dos pinchazos le impidieron obtener el triunfo. El silencio y un saludo desde el tercio fueron su recompensa.
Augusto Rodríguez: una despedida soñada
La noche alcanzó su punto álgido con la actuación del venezolano Augusto Rodríguez. Su saludo capotero, lleno de elegancia, el brindis emotivo a sus hijos, hermanos y la conección con el público presagiaba una gran noche para él.
Con la muleta en la mano derecha, Rodríguez consiguió ligazón con muletazos limpios y templados. Las manoletinas, dosantinas y los pases por la espalda encendieron aún más los ánimos, y el público, al unísono, pidió el indulto. Sin embargo, la presidencia no cedió a la osada petición del soberano y Rodríguez sin inmutarse ejecutó con acierto la suerte suprema obteniendo dos orejas, la vuelta al ruedo y la salida por la Puerta Grande.
Los Novillos: Protagonistas de la Noche
Gitano de Rancho Grande: bravo y exigente, que puso a prueba la técnica y el oficio del mexicano.
Pajarillo de El Prado: un novillo noble, que permitió a Carlos Parra lucir su toreo al natural.
Triunfador de Rancho Grande: de gran calidad, bravo y codicioso que permitió el triunfo del aficionado práctico Augusto Rodríguez.
Carlos Alexis Rivera