Belleville, Francia .AFP. Rafael Santos tiene solo 39 años pero atesora ya una amplia experiencia en el mundo de la medicina deportiva. Tras concluir sus estudios en Sao Paulo, se fue a Catar a trabajar, para después fichar por el Ineos, donde es el jefe médico, en su segundo Tour de Francia.
Aunque no llegará a tener el protagonismo de un paisano suyo, Mauro Ribeiro, también del estado de Paraná, único ciclista brasileño en ganar un etapa del Tour, en 1991, Santos es el único latinoamericano como jefe médico en la Grande Boucle.
Formado en Sao Paulo, comenzó a trabajar como médico del deporte en Catar, en el centro de alto rendimiento Aspetar, hasta que en 2019 empezó en Ineos.
«Necesitaban un médico que hablase español, que tuviera un buen contacto con un grupo más latino en el equipo, por la cuestión del idioma, la cultura. El jefe médico se puso en contacto conmigo y empecé. Desde enero de 2022, soy jefe médico de todo el grupo», explica Santos a la AFP.
El paranaense, de la ciudad de Toledo, estará también este año en la Vuelta a España.
«Cuando terminé mis estudios de medicina deportiva tuve la oportunidad de ir a Catar. Inicialmente era temporal y al final me quedé allá cuatro años», explica.
– Llegada al ciclismo –
Debido a que el ciclismo no es un deporte de masas en Brasil, Santos no imaginaba que acabaría en el mundo de la bicicleta.
«No es algo que estás planeando o buscando en Brasil, por la cuestión de fútbol u otros deportes que tienen más evidencia. Personalmente tenía ganas, pero no era algo que pensaba como fácil de alcanzar. Cuando tuve la oferta fue una sensación de inesperado, de novedad», afirma.
Santos ha descubierto un mundo al que no ha tardado en adaptarse.
El ciclismo de alto rendimiento es diferente del amateur, donde vas a encontrar más lesiones por sobrecarga de rodilla, de cadera, espalda… En el alto rendimiento, como tenemos mecanismos de prevención, hay lesiones más traumáticas, como caídas, fracturas, como hemos visto aquí en el Tour. Las fracturas de clavícula son frecuentes», dice.
El Tour, que dura tres semanas, también tiene sus particularidades desde el punto de vista médico.
«Los deportes de resistencia en general tienen esta cuestión de poder bajar la inmunidad y las defensas del cuerpo. Básicamente, en una gran vuelta de tres semanas, se espera que vas a sufrir en este punto también», señala.
«El Tour tiene una gran intensidad y dimensión, con factores externos, por lo que también corres más riesgos en este punto, por la intensidad de cada etapa. En una clásica, hay un ritmo muy fuerte, ataques, y todo el mundo quiere estar ahí. Existe siempre el riesgo de caídas, que muchas veces es bastante alto también», indica.
«En el Tour, el rol es ver las cosas que son posibles de prevenir, ya que en las caídas no hay mucho que hacer. Desde el punto de vista de infecciones, de vulnerabilidad, hay que intentar prevenir todos los puntos de alimentación, nutrición, descanso, recuperación, sueño. Intentar proteger y prevenir lo máximo posible», añade.
– Afrontar la presión –
Pese a su papel de jefe médico de uno de los equipos más potentes del pelotón internacional, el brasileño afronta con serenidad la presión existente.
«En todos los deportes de alto nivel hay presión. Yo particularmente entiendo la presión como un privilegio. Si tienes presión es porque estás en un sitio que buscas resultados, si estás en un sitio con poca presión es porque no hay mucho que desarrollar», dice.
Con Egan Bernal en plena recuperación, una de las bazas del Ineos en este Tour es el joven español Carlos Rodríguez, cuarto en la general.
«Está bien. Es tranquilo. Tuvo problemas físicos, como fractura de clavícula este año. Y en la preparación es una cuestión que siempre preocupa. Pero ha llegado bien, se cuida, tiene una rutina muy positiva y físicamente está bien. Desde el punto de vista médico todo va muy bien», concluye.
Si Carlos Rodríguez consigue entrar en el podio, detrás de los intocables Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, también sería un poco triunfo de Santos y del resto del equipo Ineos.