PEDRO VÁSQUEZ
SIN NOVEDAD Y LLENOS DE ALEGRÍA
Me desperté a la hora de costumbre. Es lunes primero de noviembre, día de todos los santos. En nuestro grupo felicitarnos todos; pero, en particular, al abogado Abel de apellido Santos integrante fundador de Panteras Máster +50. El desayuno lo compartimos disfrutando unas empanadas en donde el queso y el suero brotaban blanquecino del envuelto dorado.
Hoy no hay juego. Nos queda recoger los uniformes, armar las maletas, ir a la playa, comer lebranche; mientras rebobinamos las vivencias de la noche anterior. Sigo ronco de gritar bloqueo, de solicitar paciencia, de estimular las cortinas, de exclamar campeón después de haber enfrentado, durante todo el torneo, a jugadores exprofesionales como Pacho Angulo, Gustavo Lindo, Tomás Ibáñez, Washington Vargas, Solís, Edwin, Joseph Hooker, Jimmy Mosquera y otros que se me escapan al escribir esta nota.
La playa El Rodadero es la despedida obligada, su ambiente nos energiza, nos alivia. Sus aguas saladas masajean los músculos fatigados; su arena, color arequipe oscuro, acaricia la planta de los pies, provoca jugar estatua. Sin novedad nos dirigimos al terminal.
El retorno de la primera avanzada es vía terrestre a primeras horas de la noche. Salimos con poco retraso y poca circulación de vehículos. El cansancio me venció y desperté observando unas palmeras que indicaban la llegada a Fundación; población que según el portal vallenato “logró concentrar a los mejores ejecutantes del acordeón en su seno, dando lugar a que se llevasen a cabo los primeros concursos, organizados por un inmigrante de origen libanés, llamado Camilo George Chams, quien, en 1.950, le dio vida a un primer concurso, inaugurando lo que hoy conocemos como festivales de música vallenata”.
El agotamiento de broma permitió ver la llegada al terminal de Aguachica y luego aprovechar de dormir la mayor parte del tramo curveado. El reloj biológico dio su aviso a las 5 de la mañana y descargar la vejiga, en el baño del autobús, exigió alta pericia para apuntar mientras la unidad se bamboleaba.
Otro rato de sueño y despertar, ya en terreno plano, cerca de Cúcuta. Del terminal de la capital del Norte de Santander a La Parada en taxi, pasar por el puente caminando sin novedad, con bastantes personas circulando sobre todo en vía contraria.
Pasando el puente, ya llegando a territorio venezolano oigo un grito. “Esoo profe felicitaciones”. Es un exalumno enterado de nuestro triunfo en tierras samarias, da mucha satisfacción y alegría. En la aduana una señora nos saludó, felicitaciones panteras campeones.
La ruta a San Cristóbal se hizo rápida, conversando sobre el acontecer tachirense, poniéndonos al día con el conductor y organizando desde ya las actividades a retomar. Por el camino nadie salió a saludarnos como si lo hicieron con las originales Panteras que tanto admiramos.
Faltan otros viajeros, otros campeones por llegar y falta otra columna de reflexiones deportivas sobre este viaje para contar los últimos detalles y agradecer tantas atenciones y alegrías. Esperemos lleguen todos sin novedad.