Deportes
REFLEXIONES DEPORTIVAS
jueves 16 octubre, 2025
PEDRO VÁSQUEZ
MEDALLA DE PLATA CON SABOR A GLORIA
Los Juegos Nacionales de Ingenieros en su 39 edición nos convocan a Barquisimeto. Una ciudad con experiencia organizativa porque ha albergado anteriormente estos juegos. La delegación la integran 88 atletas en 7 disciplinas; el baloncesto acude en las categorías máster 40 y máster 50 fungiendo como delegado Carlos Graterol.
Máster 50 tuvo poca preparación; aunque la mayoría de sus jugadores participan en los torneos locales. Dentro de la nómina de 10 baloncestistas se encuentran 4 sesentones y tres mayores de 55 años.
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Con la expectativa de jugar un buen torneo y la ilusión de revalidar el título se alistó una caravana de tres camionetas que lleva atletas y familiares. Entre Chururú y El Milagro, la velocidad se redujo considerablemente, para no caer en numerosos y profundos huecos que presenta la cinta asfáltica lo que permitió desayunar sándwiches y café sin derramar una gota.
El almuerzo, en Barinas, unas cachapas doradas gigantes rellenas de queso de mano y carne a la vara. Cuando nos pudimos levantar, nos adentramos en la autopista hacia Acarigua llegando al destino a tiempo para disfrutar la anaranjada crepuscular larense. El hospedaje, una instalación confortable recomendada por el morocho Luis Guerrero, integrante del equipo 40.
El primer juego contra Anzoátegui programado a las 11 am del día jueves 9 no contó con personal técnico, a las 12 y 30 notificaron que se reprogramó para el día viernes 10 a las 4 de la tarde; entre las razones, desacuerdos entre el comité organizador y la asociación de la disciplina. Un lunar para la organización.
A las 4 pm enfrentamos al anfitrión, la ausencia de team work, ante un equipo trabajado y ordenado, dirigido por el árbitro FIBA José Moreno, nos cobró caro. Perdimos por 19 puntos y “El Pavo” Márquez debutó con expulsión. Entre latas gélidas y lamentos nos fuimos a descansar para enfrentar a Portuguesa a las 9 am del día viernes.
Entre arepas rellenas y bebida achocolatada reflexionamos que la victoria era necesaria. La batalla en los tableros fue brutal contra un equipo que movía el balón hasta pasarlo a la zona pintada. Al medio tiempo perdíamos por cinco puntos. La estrategia de sobrecargar a su mayor atacante con la labor conjunta de Rafael Mantilla y William Gamboa funcionó. Una vez salió por faltas, el triunfo se logró por dos posesiones con lanzamientos oportunos: Dos triples de Luis Morles y dos dobles de Pedro Vásquez.
Ahora a esperar en el hospedaje el almuerzo bien sabroso preparado por la señora Mileyda sin cobrar el domicilio y el envase.
Después de la siesta, otra vez al gimnasio Napoleón Rodríguez de grata recordación para el baloncesto tachirense. Era el tercer juego en 24 horas. Anzoátegui derrotó a Lara y nos obligaba a ganar por 14 puntos para aspirar a ser finalistas.
El quinteto oriental llegó faltando 5 minutos para el pitazo inicial y su director técnico decidió empezar con algunos suplentes mientras los titulares calentaban. Temprano tomamos ventaja con los tiros certeros y abundantes de Manuel Altuve y César Guerrero. La dinámica del juego iba incrementando paulatinamente la ventaja, gracias a los rebotes de Hernando Márquez y la agresividad de Luis Buitrago.
A cada momento se preguntaba el marcador pues jugábamos sin pizarra. Para iniciar el último cuarto la ventaja era de 10 puntos, Sacábamos de nuevo las cuentas con papel y lápiz, con calculadora científica, con el celular. Revisando puntos a favor y en contra, más el cociente respectivo. Necesitamos 4 puntos más.
Sin prisa, pero sin pausa teníamos el objetivo claro. Cuando el cronómetro manual de la mesa técnica informaba que faltaban un minuto y 40 segundos la ventaja era exactamente la necesaria. Quedaba intercambiar cestas, no dar faltas innecesarias y asegurar el balón. Aunque las tres cosas no las hicimos correctamente, dos lanzamientos precisos de Humberto Zambrano sellaron la victoria. Dejamos al rival en 45 puntos.
Con los alientos que nos quedaban nos trasladamos al Centro de Ingenieros para enfriar levemente la garganta, confirmar con el delegado, el pase a la final y la hora del juego, mientras Anzoátegui seguía sacando cuentas.
En la otra vereda Máster 40 no pudo, en su grupo, con Lara y Carabobo que a la postre jugaron la final. Las noticias aurinegras eran positivas, había opciones en fútbol campo y dominó. A descansar luego de la comida rápida y un helado de ron con pasas porque es viernes.

El timbre del teléfono anunciando la llegada de las empanadas nos despertó. Al buscar las pantuflas tropecé con el blíster vacío de diclofenaco. El desayuno energizó la moral, pero el cuerpo, que tiene memoria y es sabio, entendía que era sábado de final de juegos de ingenieros. Hay que dar lo que queda en el tanque hasta escurrirlo.
Lara se sorprendió al vernos, esperaban a Anzoátegui. La estrategia defensiva en anular al campeón cesta del torneo funcionó, sin embargo, la ofensiva no carburaba. Poco a poco se alejaban. Una presión después de cesta nos sorprendió con solo dos jugadores en el lado defensivo y nos castigaron con 5 puntos.
Un penúltimo esfuerzo, presionamos 3-1-1 con el apoyo de la energía de Juan Duque, nos pusimos por un dígito, pero un par de contrataques nos quitaron la ilusión y nos invitaron a reconocer en el rival un digno campeón. Una medalla de plata que sabe a gloria luego de una primera derrota y remontar dos encuentros.
Nos despedimos de la artillería pesada, Altuve y Morles, que los enviamos con los gastos pagos a la playa para una sesión de masajes mulatos con aceite de coco. Luego a dar gracias al monumento Manto de María Divina Pastora sin antes dar varias circunvalaciones gracias al GPS presencial de Luis Buitrago que no daba pie con bola y al GPS pirata de Humberto Zambrano.
El agradecimiento Mariano consistió en cero lesiones graves, un ala estropeada, un ratón mayúsculo, dos rodillas averiadas, una distención muscular en el cuádriceps, tres golpes de calor y una sesión de inteligencia emocional grupal virtual ya contratada.

El retorno a casa estaba lleno de dudas y opciones por dos averías en la carretera entre Barinas y San Cristóbal. Del deslizamiento en El Corozo poca se sabía y del arreglo de una alcantarilla por Ayarí había información oficial. Aprovechando la presencia de ingenieros se pudo saber que en el tramo de la troncal 5 entre la redoma de la ULA y la población de Abejales hay más de 480 pasos de agua entre puentes, cajones y alcantarillas que colapsan por obstrucciones ocasionando daños en la calzada que los conductores trajinamos.
Con palillo entre los dientes, después de las empanadas de carne mechada, William Gamboa decidió que la mejor ruta era la acostumbrada. Al mediodía después del cochino frito y cargar el tanque uno de los vehículos empezó a fallar, por lo tanto, la ruta se hizo más pausada como si jugáramos Máster +65.
El paso por la primera avería fue sin contratiempos; en cámara, casi lenta, llegamos a El Milagro a comprar queso sabroso originario de Chorrosquero. Mientras esperábamos el paso en medio de gandolas y comiendo bocadillo con queso llegaban buenas noticias.
Ingenieros Táchira obtuvo medallas de oro en fútbol campo categorías Máster +45 y +55, en caminata masculino y en dominó. Estas 4 medallas de oro más la plata del baloncesto y dos bronces le permitieron ocupar el tercer lugar en los juegos que fueron dominados por el anfitrión. El paso se abrió de acuerdo con la información suministrada y pudimos dar las gracias al personal obrero, técnico y ejecutivo del Instituto de Vialidad Tachirense.
Una aventura más. La satisfacción de encontrarnos con colegas y con personas relacionadas con el básquet que a cada ciudad que vamos nos saludan con amabilidad y respeto. Otro palmarés para el baloncesto gremial que en 36 participaciones ha logrado 14 títulos y 4 subcampeonatos.

Dentro de 2 años nos espera Acarigua. Como tarea diligenciar la categoría Máster +55 para intentar acompañar, en el 2027, a la escuadra tachirense, aunque sea para esquivar huecos, gestionar pasos de agua y comer cochino frito, carne en vara y cachapa.