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Se cumplen 50 años del “combate del siglo” entre Ali y Foreman
30 de octubre de 2024
Nueva York, oct (EFE).- Este miércoles se cumplen 50 años del “combate del siglo” entre los boxeadores estadounidenses Muhamad Ali y George Foreman, en Kinshasa, en el corazón de África, un acontecimiento de resonancia planetaria que desbordó todas las fronteras al ser televisado en directo.
Pero el 50 aniversario de lo que en inglés se llamó “Rumble in the Jungle” (una rima que significa ‘retumba la selva’) va a pasar sin pena ni gloria: ni en la capital del Congo ni en Estados Unidos nadie parece haber reparado en la importancia de la fecha ni ha previsto celebraciones.
En Kinshasa, ni siquiera el Estadio 20 de Mayo -hoy rebautizado Tata Raphael- donde se celebró el combate, está en condiciones de recordar aquel evento, ya que el lugar se cae a pedazos. Tampoco parece que el Gobierno congoleño tenga interés en rememorar los años de Mobutu Sese Seko, el sanguinario dictador que acogió aquel combate para labrar su propia gloria personal y dejó al país en ruinas.
Pero más llamativo es que el único museo dedicado a la memoria de Muhamad Ali (Muhammad Ali Center), en su ciudad natal de Louisville (Kentucky) no va a dedicar ningún acto en memoria de aquel combate, según confirmaron a EFE, y su página web no hace la menor mención al aniversario.
En cuanto al otro contendiente, George Foreman, hoy con 75 años, colgó los guantes en 1999 y se dedica a sus negocios -dio su nombre a una famosa parrilla eléctrica para la carne que vendió millones de unidades-, y es además, como ‘cristiano renacido’, un activo pastor de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Es cierto que el boxeo, deporte que en aquellos años atraía a millones de aficionados en todo el mundo, no vive ahora sus mejores días; igualmente, la fiebre africanista que se vivía en los años setenta, con unos países que recién se emancipaban de sus colonizadores, también amainó, y las luchas raciales que consumían Estados Unidos también forman parte del pasado, aunque sea soterrado.
Esas fueron las tres razones que explicaron la resonancia de aquel combate épico.
Cien mil gargantas gritando ‘Ali, bomayé’
George Foreman era en 1974 el campeón mundial de los pesos pesados. Su enorme corpulencia y su técnica de empujar paulatinamente a su contrincante hasta arrinconarlo contra las cuerdas lo habían hecho casi invencible, pero un avispado empresario llamado Don King tuvo la idea de que el muy popular Muhamad Ali retara a Foreman por diez millones de dólares, cinco para cada uno.
Había un problema: ¿Quién podía poner en la mesa 10 millones? King, de raza negra -como los dos boxeadores-, pronto miró hacia África por la simbología que tendría ese combate en el continente negro, y se dice que el libio Muamar Gadafi pujó por acoger el combate, sin éxito.
Quien convenció a King y puso los 10 millones fue finalmente Mobutu Sese Seko, que trataba de promover su persona y de refundar un país al que había cambiado incluso el nombre para llamarlo Zaire.
King y Mobutu quisieron convertir el evento en un canto a la africanidad, en un momento de reivindicación afroamericana. A Kinshasa viajaron los músicos negros James Brown, BB King y Miriam Makeba para un megaconcierto que serviría de aperitivo al gran combate.
El concierto se celebró, pero justo entonces Foreman se lastimó en una ceja mientras entrenaba con un ‘sparring’ y pidió retrasar el combate seis semanas, mientras cicatrizaba la herida. Era un mal momento, porque se acercaba la sesión de las lluvias y Kinsasha podría convertirse en un barrizal.
Pero Muhamad Ali aguantó el tirón y aceptó. Pasó esas semanas entrenando sin descanso y arengando a los congoleños con consigna de orgullo africano. Un día preguntó por qué todo el mundo lo recibía al grito de ‘Ali ¡bomayé!’, y le explicaron que en lengua lingala significaba ‘Ali, ¡mátalo!’. Inmediatamente hizo suyo el eslogan y era el primero que lo coreaba. EFE