Liberan al joven cucuteño Andrés Patiño
24 de noviembre de 2024
Este autor tiene un dicho para estas cosas: la vida y el amor son caprichosos, y más cuando se trata de fútbol. Este domingo, el balompié volvió a confrontar a sus eternos rivales, al Deportivo Táchira y el Caracas FC, nuevamente en una final del Clausura y en el estadio Polideportivo de Pueblo Nuevo, escenario en donde precisamente los “Rojos del Ávila” levantaron su última copa hace nueve años, para ese entonces el Caracas fue el dominador absoluto del encuentro, derrotando al “aurinegro” por 4 tantos a 1.
La noche dominical era otra cita, un buen momento para agigantar la historia tachirense. Un lleno hasta los tuétanos y un ambiente festivo colmó las gradas y calles adyacentes al Polideportivo de Pueblo Nuevo.
Hasta el minuto 89 con 44 segundos, todo era alegría en la gran familia aurinegra, el título estaba en sus manos, pero en cuestión de segundos un certero testarazo apagó el júbilo andino. Caracas se robó la gloria de las manos tachirenses en el ocaso del partido con ese empate a 2 goles, que lo coronó monarca del Clausura-2019.
Del 93:10 al 89:44
El fútbol da revanchas y la vida también. Cuatro años duraron los fanáticos del Deportivo Táchira celebrando y careando a sus pares caraqueños con aquel famoso 93:10; hito que se registró a comienzos de mayo del 2015 en el estadio Olímpico de la UCV, en donde el club atigrado le arrebató el título del semestre al Caracas FC en el agregado.
Para hablar de ese suceso hay que mencionar varias coincidencias que llaman la atención. Dos zagueros centrales, dos torneos Clausura, dos marcadores empatados a 2 goles, y dos dianas en el ocaso del compromiso. En el 2015: Wuilker Ángel, Clausura 2015, 2-2 y el 93:10. En el 2019: Rosmel Villanueva, Clausura 2019, 2-2 y el 89:44, también ambos estadios silenciados.
El partido
Un lleno impresionante, que dudo se vuelva a repetir, sirvió de antesala para lo que iba a suceder en los primeros 10 minutos de juego. Ese jugador número 13 metió pavor en la visita, pero generó exceso de confianza en los locales.
Pablo Camacho abrió el marcador apenas a los 6 minutos del pitazo inicial. Después, Carlos Cermeño, desde los 12 pasos, colocó el 2 a 0, cuando el reloj se posicionaba en 10 minutos. Todo presagiaba una goleada, la afición soñaba y el ambiente se prestaba para ello.
Una mano del lateral panameño Luis Ovalle fue sentenciada por el juez como penalti para el Caracas. Daniel Saggiomo cobró y descontó para los capitalinos; quienes soñaron fueron ellos.
Táchira sacó el pie del acelerador, concedió espacios y oxígeno al equipo rojo, y lo iba a pagar caro, pues aunado a la mala lectura del encuentro por parte del estratega aurinegro, Juan Domingo Tolisano, con los cambios les entregó el compromiso a los avileños.
Caracas fue el dueño del complementario. Táchira salió pasmado y se olvidó del contundente fútbol desplegado durante los primeros 20 minutos. El golero local, Beycker Velásquez, se convirtió en salvador aurinegro en más de una intervención, contando también con la complicidad del horizontal.
Los “Rojos del Ávila” se fueron arriba. A los 60´, Tolisano sustituyó a Andrés Montero por Édgar Pérez Greco; el ídolo atigrado le falló a la final y no llegó a ningún balón en profundidad. Intentó internadas en el área rival, pero a la hora de la verdad perdió el esférico.
Luego la única referencia en ataque, el argentino Lucas Gómez, de nula actuación, fue erradicada por Tolisano al meter a Marlon Fernández en su lugar, restándole presión a la zaga caraqueña y concentrándola solo en ofensiva. Y finalmente, al 85´, sin tiempo para mostrar nada, entró Esli García por un desgastado Jeizon Ramírez, pero ya para qué.
Como premio a la insistencia y evidenciando que el técnico Noel “Chita” Sanvicente es quien ostenta la batuta estratégica en Venezuela, al 89:44 vino la estocada final; Villanueva de cabeza, y producto de un córner, batió con potencia a Velásquez hacia su palo derecho.
Jugadores entregados
Aunque el objetivo principal no se consiguió, el título, hay que dejar claro la entrega absoluta y muestra de compromiso que tuvieron los jugadores del Deportivo Táchira a lo largo del Clausura.
Batallaron hasta el final, nunca se dieron por perdidos, jamás bajaron los brazos y siempre antepusieron el honor aurinegro ante cualquier adversidad. Regresaron al cuadro amarillo y negro a una final y lo volvieron a hacer referente y rival a vencer ante cualquier otro equipo del balompié criollo.
Se logró también el regreso a la escena internacional, un reto que su sumará al otro año, en donde Táchira volverá a comenzar de cero, con la mente puesta en terminar la tarea que este año no concretó, salir campeón.
Mejor suerte para la próxima y felicitaciones a la muestra de civismo que dieron los más de 30 mil aficionados que asistieron a Pueblo Nuevo, que a pesar de salir heridos y derrotados se ganaron el respeto del fútbol venezolano al retirarse del escenario de manera pacífica y tranquila, dándole permiso al campeón de celebrar en casa ajena.
Favio Hernández
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