Comprar o construir una vivienda para desarrollar una vida propia o familiar era el sueño de los venezolanos al llegar a la adultez y cuando el país mantenía una economía estable.
Sin embargo, el bajo poder adquisitivo como consecuencia de la hiperinflación que se ha registrado en los últimos años, les ha restado a los anzoatiguenses la posibilidad de materializar esta meta.
Las trabas crecen aún más, al tomar como referencia el sueldo mínimo integral de un trabajador (Bs 10 millones al mes), incluso, para pensar en la construcción de una casa pequeña, de unos 5×5 metros, que pudiera servir, inicialmente, para una pareja que esté a la espera de un bebé.
Y es que el monto a invertir en un proyecto de estas características supera los 1.500 dólares, sólo en materiales básicos, de acuerdo con especialistas del sector.
Es por eso que cada vez resulta más frecuente que más de una familia habite bajo el mismo techo o, en su defecto, que fabriquen viviendas de forma improvisada en sitios anexos con tal de tener privacidad. En otros casos, hay quienes dejaron los trabajos a medias por no tener dinero para culminarlos.
Esta última es la razón por la cual Josefina Castillo y su esposo no disponen de un techo digno para ellos y sus dos hijos.
Ventas activas en pandemia
A pesar de las dificultades expuestas y de que la pandemia ha afectado a muchos sectores de la economía, Enmanuel Cedeño, trabajador del local Arcilla Puerto La Cruz, situado en la calle Democracia, comentó que la venta de materiales para la construcción ha estado activa en los últimos cuatro meses.
”La gente no sé de dónde saca, pero están llevando materiales, más que todo cemento, porque el saco está en $7 y tenemos la promoción de 3 por $20”. También dijo que ofertan tres bloques por $1.
“Hace siete años iniciamos la construcción de mi casa en el patio de la de mi mamá y, aunque mi esposo y yo trabajamos, tuvimos que paralizar todo hace cinco años porque los ingresos apenas alcanzaban para la comida. Y eso que el albañil era un amigo de la familia, a quien le pagábamos poco a poco, cuando podíamos, pero nos falta mucho aún, pegar bloques, frisar y todo el acondicionamiento”.
Según el secretario de organización del Sindicato Único de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria de la Construcción, Madera, Conexos y Similares del estado Anzoátegui (Sutticmcsea), Nerio Rengel, la demanda del servicio a nivel doméstico ha venido bajando desde 2015, aproximadamente.
«La libre remesa y las medidas de dolarización comercial y social han venido ayudando a que el ciudadano pueda tener un respiro en estos últimos tiempos, pero tenemos el salario más bajo en divisas del mundo y esto es el equilibrio desbalanceado que lleva como cruz el ciudadano, que su poder adquisitivo está desapareciendo”.
Durante un recorrido que realizó por ferreterías de la zona metropolitana se constató que el precio del saco de cemento oscila entre $7 y $10, el metro de arena y piedra en $20 cada uno, los bloques de 10 cm parten desde $0,33 la unidad, los tabelones de 6 cm están en $1.13, cada tubo tubular 2×1 para techo cuesta $21, la cabilla de 1/2 pulgada se consigue $20 y la de 1/4 en $9.
En este sentido, Rengel aseguró que son pocas las familias que tienen la capacidad para mejorar o construir una casa.
Decadencia
Para José Hurtado, presidente del Sindicato de la Construcción en el estado Anzoátegui, es lamentable la situación que vive actualmente el sector.
“Los materiales están sumamente caros. Me siento triste porque en mis 30 años como presidente de un sindicato poderoso, que teníamos aproximadamente 6 mil afiliados, ya no queda nada. A los compañeros, tú los ves en la economía informal, sobreviviendo, porque ahorita los únicos que construyen o remodelan, y lo digo con toda responsabilidad, son los generales o enchufados del gobierno”.
45 SACOS
De cemento, tres metros de piedra, cinco metros de arena, 688 bloques y 274 tabelones son algunos de los materiales que se necesitan para construir una vivienda de 5×5 metros, en obra gris, de acuerdo con los conocimientos del albañil Fidel Leal, quien tiene más de 40 años de experiencia. Explicó que puede salir más económico si se coloca techo de láminas de zinc, pues llevaría menos cantidad en comparación con los tabelones y cada una se consigue entre $16 y $20.
Según los cálculos de Hurtado, con los costos actuales se pueden gastar entre $1.500 y $2.000 para fabricar una vivienda de apenas 25 metros cuadrados, consiguiendo a alguien que cobre la mano de obra a un monto accesible.
Explicó que, como como parte de la dolarización, al trabajar diariamente, un ayudante puede exigir, mínimo, $30 semanal y el albañil $50.
«Suponiendo que teniendo el material se tiren un mes de construcción o entre cinco y seis semanas, sólo en mano de obra, las personas pueden gastar entre $500 y $600”, señaló Hurtado.