Piden a las autoridades ayuda ante tan peligrosa problemática
23 de noviembre de 2024
Para Alberto Román, el desarrollo agrícola en sus cuatro áreas (vegetal, animal, pesquera y forestal), ha sido su vivencia diaria por más de 50 años, tanto en organismos públicos como en su actividad privada.
EL dato…
Recientemente fue reconocido con la Orden al Mérito Empresarial Fedecámaras Táchira, por el organismo empresarial, en ocasión de su aniversario.
Por Humberto Contreras
«Fedecámaras Táchira cumplió 25 años, y Max Vásquez, su presidente, con ese motivo, decidió hacer reconocimientos a empresarios y productores. En mi caso, le entregan el reconocimiento a la unidad de producción Agropecuaria Romper, que es la finca en la que, este 2022, cumplimos 50 años de estar allí, trabajando duro”.
Así comienza Jesús Alberto Román Pernía la entrevista con Diario La Nación, para conocer los méritos, abundantes, que le fueron reconocidos con la Orden al Mérito Empresarial Fedecámaras Táchira, por el organismo empresarial, en ocasión de su aniversario.
— Y la notificación dice que es a mi familia también, cosa que está bien, porque toda la familia participa en las labores. Tanto la ´Negrita´ Pérez, quien es mi esposa (escríbalo así, dice, y explica que su esposa usa ese nombre desde muy joven, y así la conocen todas sus amistades y allegados); junto con Jesús Alberto y María Efigenia, nuestros dos hijos, y Jesús Alberto, Estefanía y Renato, los nietos.
Ahora, agrega, yo también entiendo que, además, me reconocen por mi vida profesional. Este año cumplimos 53 años de haber egresado como ingeniero agrónomo de la UCV. De modo que esas son cosas que se juntan: el esfuerzo de levantar una finca en 50 años para llevarla a una buena producción, y los 53 años de ejercicio profesional. Entonces, habiendo estado yo en el mundo agrícola, cuando Fedecámaras solicitó a Asogata candidatos para un reconocimiento por el sector agrícola animal, me postuló.
“Desde muy muchacho”
Román Pernía nació en San Cristóbal hace 77 años, próximos a cumplirse. Nos dice que, en su ejercicio vital, “me ha tocado hacer muchas cosas. Desde muy muchacho, he estado en la vida pública y en la actividad privada”.
— En el sector público, trabajé con el programa MAC-FAO Venezuela 17, con Guillermo Márquez Angulo, quien fue vicerrector fundador de la UNET. Allí se cumplió un proyecto de productividad que rompió todos los esquemas que tenía el país en cuanto a la transferencia de tecnologías.
Después, durante el gobierno del presidente Pérez, hicimos un trabajo nacional, destinado a darle un manejo integral a la producción de carne. Empezaba en las unidades de producción, el matadero, hasta los distribuidores, o sea los mayoristas y las carnicerías.
Con base en eso, se creó el Matadero Industrial Los Andes, Milaca, en La Fría, donde entré como gerente, con el doctor Juan Galeazzi de presidente. Allí estuve dos años, e hicimos un trabajo muy productivo. Se recuperó el Matadero, que recibimos en pésimas condiciones.
Después, fui al Instituto Agrario Nacional, IAN, primero como comisionado del presidente de ese instituto, para su sede en El Vigía, que tenía una gran territorialidad al sur del lago de Maracaibo, desde Caja Seca hasta Guaramito.
Allí se hizo un proyecto especial, con un manejo sumamente complejo, pues era la época de los Semprún. No fue fácil, pero logramos estabilizar la situación desde el punto de vista de la tenencia de la tierra, de la problemática del campesino con los empresarios del campo y con otros campesinos, pues tal vez era más, problemas entre ellos mismos, que con el empresariado. Poco después me llevaron a Caracas, a la Gerencia de Desarrollo Agrario del IAN, en los dos últimos años del presidente Pérez.
Posteriormente, cuando el presidente Lusinchi, me nombraron director general sectorial de Desarrollo Agrícola, con Felipe Gómez Álvarez como ministro de Agricultura y Cría, y José Azócar Aguilera como viceministro. Allí estuve por cuatro años, seis meses y cuatro días.
Estando allí, logramos la recuperación de la agricultura nacional. En el gobierno de Luis Herrera, la producción bajó mucho. Antes de su gobierno, se registraba un abastecimiento de más o menos 70 %, y cuando Lusinchi recibió el gobierno, estaba en 45 %. Pero no se notaba, porque en el país, los anaqueles estaban llenos, pero los silos de los puertos también, debido a las importaciones para cubrir la demanda. Por eso, no se notó la caída de la producción.
En ese período, registramos abastecimiento de 72 %. Se recuperó todo el sistema de silos, el sistema de transporte de cosechas, la maquinaria total, y el país tuvo un gran ahorro de divisas. Además, se puso a trabajar el país del interior, porque Venezuela tiene 14 estados que viven de la agricultura, y el bienestar que se dé en esos 14 estados por estar bien la agricultura, es bienestar general para Venezuela. Aparte de que, habiendo abastecimiento, el país evita gastos en el exterior, y se genera empleo en la agroindustria a plenitud.
Y regionalmente, estuve en la Secretaría General de Gobierno con Ricardo Méndez Moreno, durante 14 meses. Así que eso es parte de mi gestión pública, acota, que se lleva más o menos siete años, cubiertos en tres grandes tramos.
Dirigente gremial y rotario
Dice Román Pernía que se desempeñó en la actividad gremial también desde joven, empezando en el año 72, cuando fue vicepresidente de Asogata, en la directiva del Eduardo Mogollón. “Y fui presidente en el lapso 96-97, agrega. Siempre estuve en los cuadros directivos, menos en los últimos años, que estuve fuera de San Cristóbal”.
—También fui vicepresidente en Fedecámaras Táchira, cuando Douglas Pernía fue presidente, y luego fui presidente. En esos tiempos asistí al Directorio Nacional de Fedecámaras, al cual el Táchira hizo muchos aportes. Eran años difíciles, pero se hizo bastante para consolidar el sector empresarial y, sobre todo, crear conciencia de país. Eso fue del 2002 a 2004.
Román Pernía es también rotario. Ingresó al Rotary Club en 1983. Después de integrar varias juntas directivas, asumió la presidencia para el lapso 2002-03. Fue miembro de la Fundación Centro Médico Dr. Pablo Puky, de la cual fue vice-presidente durante varias juntas directivas.
Es miembro fundador de la Fundación Tachirense Hacia Un Mundo Sin Drogas, Funthasind, de la cual también fue directivo; así como también, miembro fundador de la Fundación para el Trabajo.
— ¿Qué lo hizo “meterse” en una finca?
— Bueno, desde que yo estudiaba, me decía que iba a tener una. Fue para mí una meta. Un día saliendo de Milaca, con Julio César Carrero, que era uno de los abastecedores del Matadero, me invitó a ver unos animales en Santa Bárbara de Barinas. Pasando por un lugar de la vía, me dijo “esto lo están vendiendo”. Yo me reí. Le dije, “sí, pero no hay con qué comprar”.
El hombre fue a hablar con el dueño, y cuando regresó, solo me dijo “bueno, ya está hecho el negocio. Ahora vea a ver cómo va a pagar”. Así, pagué una parte. Yo estaba aún en Milaca, cuando CAP abrió el Fondo de Crédito Agropecuario. Por esos días, yo también trabajaba los fines de semana con el Banco, haciéndole proyectos, avalúos, es decir atendía para el Banco esa área de agricultura y ganadería. Y el Banco entró a ser agente del Fondo.
Así que me aprobaron un crédito, y empecé en serio con la finca. En poco tiempo ya teníamos maquinaria, teníamos la planta, había tanque de leche, en fin, todo con el crédito obtenido. Por eso digo que los créditos son fundamentales. Yo me casé en el año 71. Al año nació el primer hijo. Así que, para entonces, tenía esposa, tenía hijo y tenía la finca.
Después se fueron cumpliendo otros créditos de la banca pública y de la privada, destinados a fortalecerla. Y hoy podemos decir que tenemos una unidad de producción consolidada, mecanizada cien por ciento. La Agropecuaria Romper tiene alrededor de 170 potreros, sistema de enfriamiento para la leche y de ordeño mecánico, desde hace más de treinta años. La población de búfalos allí, debe está en 550 Unidades Animales (UA). La UA, explica, es una forma de cuantificar. Una UA en búfalos equivale a 1.5 reses, porque es la vaca y la cría.
La Agropecuaria Romper, tiene 338 hectáreas y está en El Vegón de Navay, que es todo el valle de la laguna La Gorda, una reserva natural, muy rica, que se extiende hasta Abejales. Allí producimos leche, y cebamos, para vender carne. También vendemos novillas preñadas.
Nosotros hemos asistido a las ferias agropecuarias. Cuando tuvimos bovinos de leche, ganamos varios premios. Recuerdo que tuvimos un toro que se llamaba El Rey, porque nació un 6 de enero Día de Reyes. Desde los seis meses que lo trajimos a la Feria, hasta que fue adulto reproductor, se ganaba cada año el premio. Era muy bueno. Y ahora, ya con la cría de búfalos, hemos venido a las tres o cuatro actividades bufalinas que se han hecho con ellos.
De sus hijos, Jesús Alberto es graduado en Administración. Mi hija, dice, tiene un máster en Ventas, y ambos me ayudan mucho en el trabajo de la finca. Conviven conmigo en la actividad agropecuaria, igual que mi esposa que me ha acompañado en todos los quehaceres.
Compromiso con el futuro
Dios me dio la dicha de haber trabajado en el sector público a nivel nacional. Y también en el nivel local. A raíz de esa experiencia, pienso que, como nuestro compromiso con el futuro, tenemos que pensar globalmente qué puede hacer el país por la agricultura. Esto tiene que ser global integral, y cada región con su propio desarrollo.
Globalmente, resume, el país necesita desplegar esos 14 estados cuyas condiciones productivas son agrícolas fundamentalmente. Y cuando digo agrícola, me refiero a la producción animal, vegetal, pesquera y forestal, o sea, las cuatro áreas.
El país necesita desarrollar su industria, en particular, la de los cereales, porque esta industria es la que fundamenta la producción de alimento concentrado, y éste, es el que, a su vez, nos produce los pollos, los cerdos, los ovejos, los bovinos de leche, los bovinos de carne. Si no hay esa industria, pues no hay proteína animal. Eso es una cadena que va desde la siembra de cereal, hasta la pechuga, el bistec, o el huevo que se sirve en la mesa.
Otro aspecto, es que el país también necesita ahorrar divisas. Esa fue la guerra del doctor Gómez Álvarez, evitar importaciones. Y las evitamos, con un decreto que suspendió la traída de productos que no fuesen necesarios para la cesta básica, como uvas, manzanas, peras, etc. Fue muy rígido el control, lo que permitió a la agroindustria y a la industria, despegar.
Hoy creo que como ya los agricultores, ganaderos y pesqueros se quejan, y están a la espera de ayuda crediticia, debe iniciarse programas de crédito a corto, mediano y largo plazo, créditos que deben ser rigurosamente supervisados, para evitar las desviaciones, y para que tenga eficiencia.
Eso sería algo básico. Y lo otro que se debe implantar, es la municipalización de la agricultura. Sí debe haber autoridades nacionales que atiendan las políticas agrícolas, pero el desarrollo mismo, debe ser a base de los municipios, porque para ello, la mejor supervisión posible, es la municipal. Y quien más que un alcalde o los funcionarios de una sección agrícola de la alcaldía, para conocer a los productores del municipio.
Una de las responsabilidades más grandes del Táchira y los tachirenses para con el país, es la producción de agua. Nosotros somos los principales abastecedores de agua de la cuenca al norte del Orinoco. Ningún otro estado o región de la república, le aporta el agua que aporta el Táchira. Nosotros tenemos todo lo que forma la represa Uribante-Caparo: la cuenca del Uribante, el Doradas, el Piscurí, el Caparo. Todas esas llevan agua que viene de la montaña y nutre el Apure, y este, al Orinoco. Y si vemos por los lados de Cutufí, está el Sarare, en el que drenan todos los cerros del páramo El Tamá. Si unimos esas dos aguas, la cantidad de líquido que aportamos al Orinoco, es sumamente grande.
Igualmente, el Táchira también tiene las mayores reservas naturales decretadas, y se han cuidado mucho de las intervenciones, comparadas con otras reservas del país, Por ello yo creo que una de las principales responsabilidades del Táchira y los tachirenses, es cuidar su medio ambiente, para asegurar que al Orinoco no le falte agua en los próximo 50 años, por lo menos.
Consejo a los emprendedores
“A las generaciones que están en proceso de formación, vamos a considerar, desde los 12 años hasta quienes ya están formándose en las universidades, es decir, la población que tiene menos de 30 años, primero les sugiero luchar, con objetivos precisos: ¿Qué Quiero ser? ¿Cómo puedo conseguirlo? Esas preguntas hay que resolverlas, para poder ir buscando el rumbo de la vida de cada uno, hombres y mujeres, porque es el destino del país.
En la medida en que las nuevas generaciones quieran saber qué quieren ser, en esa medida también respondemos a la pregunta ¿Qué quiere ser el país? Porque el futuro del país está en manos de la juventud, de esa juventud que poco a poco se va haciendo más larga y se hace prolongada. Porque si hay un objetivo preciso en el joven, lo habrá en el adulto, y también lo habrá en la tercera edad.
Y específicamente en la actividad productiva agropecuaria, como tachirenses, debemos saber que el Táchira tiene una gran responsabilidad con la agricultura en Venezuela.
Nosotros tenemos que mantener esa producción hortofrutícola, porque somos abastecedores del país. Además, los jóvenes deben tener conciencia del equilibrio ecológico del Táchira, porque va con la necesidad de mantener el equilibrio ecológico de Venezuela. De eso, es algo que no debemos desviarnos, porque si eso ocurre y nos olvidamos de que tenemos esa gran responsabilidad, de conservar las fuentes de agua, entonces, estamos olvidando a Venezuela”. (HC)
Un muerto y dos heridos al chocar dos motocicletas
23 de noviembre de 2024NOCHE DE RONDA 133
23 de noviembre de 2024
