Economía
Ganaderos del Zulia aseguran que el rebaño se redujo un 53%
2 de septiembre de 2020
Sin gasolina y con serios problemas de suministro eléctrico, el sector ganadero se sostiene de la venta y matanza de sus animales
“Nos estamos comiendo el rebaño”. Con esta frase Armando Chacín, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga), intenta explicar la merma en el número de cabezas de ganado que alcanza el 53 por ciento.
Chacín reporta que, aunque el número de unidades de producción se mantiene en unos 12 mil productores, los obstáculos que surgen de la escasez de combustibles y electricidad, los obligan a sacrificar a sus animales.
Por eso, en el Zulia la ganadería de doble propósito (carne y leche) redujo su intención a la necesidad de mantener a flote las unidades de producción, sostener a la masa obrera y proveer sustento a los ganaderos y sus familias.
Bajó la oferta y la demanda
Chacín revela que actualmente la ganadería zuliana solo cubre el 40 % de las necesidades del Zulia. “Fuimos la despensa de Venezuela. Tuvimos la capacidad de procesar tres millones 500 mil litros de leche diarios, el 35 % del requerimiento del todo el país”.
Venezuela debería consumir un total de 10 millones de litros de leche diarios según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ahora, se estima que el rebaño zuliano alcanza los dos millones de cabezas de ganado y las unidades de producción tiene una capacidad de producir un millón 100 mil litros de leche diarios.
En cuanto al aporte cárnico, Chacín advierte que los mataderos locales operan en 35 por ciento de capacidad, lo que significa que se produce solo un 45 por ciento de la carne que se consume en el estado.
Sin embargo, el déficit no se nota por el descenso en el poder adquisitivo del zuliano “que no tiene para comprar carne y leche”.
Un problema energético
Electricidad y gasolina son los grandes ausentes para el sector ganadero, tomando en cuenta que, con excepción de Maracaibo, las unidades de producción agropecuaria se distribuyen en todo el territorio regional.
Chacín asegura que, por ser el sector ganadero uno de los “privilegiados” para abastecerse de gasolina, cada vez que llega una gandola a cualquier municipio se atienden entre 40 y 50 productores con una ración de 50 litros de carburante para cada uno.
Sin embargo, la gasolina llega a las estaciones una vez por semana como promedio y, si se toma en cuenta la rotación pertinente para que todos los productores puedan abastecerse, cada ganadero debería esperar 10 semanas para volver a surtirse.
Como si fuera poco, esos 50 litros de gasolina no alcanzan ni para completar una jornada de trabajo, que incluye desplazarse hacia la unidad de producción, buscar a los obreros y los insumos necesarios, entre otras vueltas que implican un consumo de unos 70 litros de combustible.
En el mercado negro del combustible el monto más bajo en el que se puede conseguir la gasolina es a tres dólares por litro, por lo que llenar un tanque de 60 litros representa una inversión de entre 170 y 180 dólares.
Si se toma en cuenta que el precio del litro de leche oscila entre 8 y 15 centavos de dólar, la producción de leche no resulta autosustentable sin acceso a la gasolina de precio regulado.
Sin luces de cambio
Otro factor que afecta la producción ganadera en el Zulia es la decadencia del servicio eléctrico y la aplicación del sistema de administración de carga que se extiende entre seis y ocho horas continuas al día.
El uso de plantas eléctricas o generadores de electricidad se limita por la falta de gasolina y diésel, por lo que el manejo de productos perecederos como la leche y la carne se hace casi que imposible.
Los productores lácteos prefieren elaborar queso fresco, para evitar que la leche se dañe. Además de vender más animales para la matanza y poder suplir las necesidades de la unidad de producción, pagar a los obreros y mantener sus familias.
Como ñapa, la inseguridad campea en las zonas ganaderas y los productores deben lidiar con extorsiones y matracas. Tanto así que tiene que moverse en caravanas por la troncal 6, para cuidarse “unos con otros” cuando llevan sus productos a Maracaibo.