Delgado dice que la caída del consumo en general, los tributos y la competencia ilegal, afectan el gremio. Para este gremio de licores, la Navidad será como cualquier fin de semana
Humberto Contreras
“Los empresarios licoreros del Táchira y del país no están muy entusiasmados con la proximidad de las fiestas decembrinas, por lo que serán muy cautelosos en materia de aprovisionamiento de mercancía, porque, por supuesto, no se van a arriesgar a que se les quede fría, como ya ha ocurrido”, dijo Johnson Delgado, presidente de la Federación Venezolana de Licoreros (Fevelif) y también de la Cámara de Licoreros del estado Táchira, Calita.
Consultado sobre los preparativos de los empresarios del sector para afrontar las fiestas navideñas, dice de entrada que la situación económica del país, especialmente por la caída del consumo en general, y otros factores propios que afectan al sector como los altos impuestos y la competencia ilegal, afectan de manera importante el movimiento de este sector empresarial.
Pérdidas todo el año
–En Venezuela -explica Delgado- el sector licorero legal ha perdido entre 55 y 60 % de sus ganancias. Las ventas se han derrumbado en 2023. Desde el primer trimestre del año, el sector registró una caída de 25 % en las ventas, en comparación con el mismo periodo del año 2022-. Agrega que este fenómeno se produjo, según explican los expertos economistas, porque en ese periodo hubo una contracción económica que ocurrió en el primer trimestre del 2023 y que pulverizó las esperanzas de los empresarios y comerciantes venezolanos quienes esperaban un crecimiento proyectado por algunas fuentes internacionales.
La baja del consumo que ocurrió en todo el país, explica el presidente de la Federación de Licoreros, desplomó las ventas, y por lo tanto las ganancias de las empresas y comerciantes, que debieron sacrificarlas para poder rotar un inventario que estaba estancado. Este fenómeno impactó de forma diferenciada en cada una de las regiones.
Jaque mate tributario
Además de estos factores del comportamiento de la economía venezolana, existe paralelamente una voracidad fiscal del Estado venezolano, ejercida a través de las tres ramas de la administración Territorial: Ejecutivo nacional, Ejecutivo regional y ejecutivos municipales, que mantienen al sector licorero en la “mira”, con el aumento constante, permanente e interanual de tasas, impuestos, multas y obligaciones.
Indica Delgado que estos tributos o exigencias “nos mantiene a los comerciantes licoreros en un permanente jaque-mate, puesto que tal vez somos, para quienes administran desde esos organismos, una especie de ‘lunar dañino’ en el tejido social venezolano”.
A este factor supernegativo para el comercio de licores y cerveza, este año se le ha agregado, en grado extremo, la competencia desleal, o mejor los ilegales, que laboran incluso ante los ojos de autoridades civiles y militares; el contrabando de bebidas alcohólicas, gaseosas y de productos ilícitos.
La Navidad: como un fin de semana
El presidente de Caita refiere que indudablemente los tiempos han cambiado. En años anteriores, recordó, una licorería de mediano nivel recibía despachos de hasta 300 cajas de cerveza. En la actualidad, solo les despachan de 30 a 50 cajas, a lo sumo, y a pesar de esa reducción, no ha sido posible vender todo ese volumen de mercancía.
Manifestó que los días clave del mes de diciembre para los licoreros son 24, 25 y 31 de diciembre, y el primero de enero. No obstante, estos se han convertido en un simple fin de semana cualquiera. En la actualidad, señala, algunos licoreros amigos se están negando a abastecerse para los próximos días de Navidad, debido justamente a la actual situación económica del país.
–Me dicen que no nos podemos arriesgar a endeudarnos con una mercancía que se vende solo una vez al año, y que es muy probable que en estas navidades de 2023 la mercancía no tenga la salida que se espera. De tal manera que existe un temor fundado en el seno del gremio de comerciantes licoreros.
Por tanto, concluye Johnson Delgado, tomando en cuenta la situación país, uno de los mayores retos ahora para el sector licorero de Venezuela, es mantener los precios asequibles y estables, de manera que se pueda cubrir las necesidades y responsabilidades que conlleva tener una licorería, específicamente a nivel de impuestos y pagos de servicios públicos, y que, además, al final del día, se puede seguir teniendo una cierta ganancia para ver si es posible continuar con el “negocio”.