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Economía
“No hay el capital necesario para reactivar la industria y elevar la producción de petróleo”
1 de mayo de 2023
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El analista brindó a Diario La Nación su propuesta sobre lo que debería ser el destino del sector petrolero nacional
Diego Mendoza
El petróleo ha moldeado la historia de Venezuela desde que se inició su explotación a gran escala a principios del siglo XX. Siendo factor determinante de la política y la economía nacional.
La discusión en torno a los destinos del sector petrolero es tema recurrente, de manera que cada actual candidato o precandidato a la presidencia debe, casi por regla, emitir su opinión respecto a este tema.
Pero también politólogos, sociólogos, economistas y demás personas interesadas brindan propuestas no sólo para recuperar los niveles de producción, sino con el propósito de buscar acordar el sistema más óptimo que debe adoptar el Estado en base a este negocio.
En función de abrir el compás del debate acerca de las posturas existentes, Diario La Nación conversó con Henkel García, quien es ingeniero químico, director fundador de la consultora Albusdata y analista e instructor en finanzas.
Las interrogantes, las respuestas
-Según datos de la OPEP, la producción de petróleo cerró en el primer trimestre del año en torno a 731.000 barriles por día, significando un aumento de 5,48 % respecto al último trimestre de 2022. ¿Cuál es actualmente la situación de la industria petrolera nacional?
R.: Creo que es una realidad para todos, la progresiva destrucción de la industria petrolera venezolana. Por supuesto, también hay que tener en cuenta el tema de las sanciones, puesto que algunos podrían argumentar que la situación actual de declive se debe a ello, pero la realidad es que los problemas vienen de más atrás.
De hecho, incluso se puede decir que los problemas de PDVSA son anteriores a la publicación de cifras oficiales de caída en la producción petrolera.
Digo esto porque, en su momento, cuando formé parte de Econométrica detectamos que se estaba mintiendo sobre los niveles de producción, por lo tanto, la exportación también estaba inflada, esto ocurrió entre 2012 – 2013 cuando empezaban a darse señales de ineficacia en el sector cambiario con la política de restricción de divisas.
Así mismo, pudimos saber por fuentes no oficiales, pero confiables, que el Banco Central de Venezuela estaba mintiendo en relación a los montos existentes en los fondos paralelos que manejaba la nación.
Esto lo menciono porque sirve para dar base al argumento de que la producción se vino abajo mucho antes de que se establecieran sanciones sobre PDVSA.
Ahora, yo sí considero que estas medidas han tenido un efecto en el desarrollo de la industria petrolera, pero no es ni de cerca la principal razón del declive.
-En la década de 1990, el Gobierno planteó una apertura gradual en el sector petrolero, para poder recuperar la producción. Esto supuso que el experimento consolidado en 1975 por el Estado venezolano no alcanzó a cumplir las dos décadas antes de tener que empezar con su reversión. ¿A qué factores considera que se debe el fracaso de la administración estatal en la industria petrolera?
R.: Esas medidas estuvieron dentro del Plan Agenda Venezuela, ejecutado durante el gobierno de Rafael Caldera, y las considero una buena referencia por ser el último plan de estabilización macroeconómica medianamente exitoso.
Con él se contempló la eliminación del control de cambios y también hubo esta agresiva apertura en el sector petrolero que se realizó a través de concesiones a empresas privadas.
De hecho, fue en esa ocasión cuando llega al país Chevron, Exxon Mobile, Ventrin Petroleum, ConocoPhillips y demás, que tuvieron la oportunidad de invertir también en estaciones de servicio.
Es importante saber que con la apertura de la década del 90 la producción de barriles diarios alcanzó un pico que superó por mucho los tres millones. Esta es la realidad que recibió el gobierno en 1999.
Posteriormente, el expresidente Hugo Chávez revirtió esta medida y volvió a estatizar la industria, y creó, además, la figura de las empresas mixtas, la cual considero una iniciativa no exitosa.
No funcionó porque ya el país no contaba con las mismas condiciones de seguridad jurídica, y el esquema de asociación establecido no llamaba la atención, aun así, algunas empresas siguieron operando hasta que la situación empezó a colapsar.
Esto lo cito, nuevamente, por el argumento que hay sobre las sanciones, sin tener en cuenta que aquí incluso estuvo operando Petro Vietnam, y se retiró porque consideró que no había las condiciones necesarias para que el negocio fuese rentable y atractivo.
-En la historia nacional ha quedado constancia de que los precios del barril de petróleo han jugado un papel determinante en la toma de decisiones del Estado, moldeando la vida económica y política del país. Cuando los precios se han elevado, los gobernantes han decidido aprovechar esto para emprender grandes proyectos que, una vez finalizado el periodo de bonanza, han tenido que ser atendido por medio de préstamos o emisión monetaria. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de mantener esta política?
R.: Para empezar, esta situación no obedece necesariamente al hecho de que todo el sector está estatizado. Claro que, al estar bajo control del Estado se elevan las probabilidades de que no funcionen bien las cosas.
Pero hay una característica de Venezuela que muchas veces pasa inadvertida, y es que pese a toda la pérdida de protagonismo que ha tenido el petróleo nosotros todavía a estas alturas somos un petroestado. Y hay que tener en cuenta el siguiente dato, prácticamente ningún país con esta condición vive en democracia.
Aunque, ciertamente, aquí funcionó la empresa petrolera a la par del sistema democrático por casi 20 años. Pero, en cuanto a mi postura, yo considero que el sector no debería estar en manos del Estado porque esto representa demasiado poder político, y más cuando se tiene un esquema presidencialista.
Vale acotar, que, si no existiera este monopolio, de igual forma el Estado puede percibir rentas por la explotación petrolera, por lo tanto, ese comportamiento procíclico que le hace tanto daño a la economía, no se elimina.
Por eso, en este punto hago hincapié en la importancia de la institucionalidad. Actualmente funcionamos bajo un sistema extractivo, concepto que desarrollan Daron Acemoglu y James Robinson, y que postula que las instituciones con este criterio están en función de la élite en el poder, que busca asegurar su permanencia para extraer rentas del país.
Nosotros necesitamos una nueva institucionalidad que esté al servicio del ciudadano, y que permita abrir las puertas para generar posibilidades de desarrollo.
Como sociedad creo que debemos buscar atender el asunto de la discrecionalidad que funciona en el reparto de la renta petrolera, tema que trabajan a profundidad Luis Roberto Rodríguez y Pedro Luis Rodríguez en el libro El petróleo como instrumento de progreso.
Esto quiere decir que por norma debemos decidir qué hacer con la renta, no pudiendo ser simplemente una discrecionalidad del gobierno de turno, porque esto puede significar que se utilice con la intención de garantizar la permanencia en el poder de los funcionarios.
Por lo tanto, el diseño institucional debe ir hacia la desconcentración del poder político y económico para dar viabilidad al país.
Por ejemplo, se puede acordar, y establecer en ley, que la renta petrolera vaya a una parte a un fondo intergeneracional, otra a uno ahorro, y otra al sistema jubilatorio.
Creo que es un tema que nos concierne discutir porque, además, estamos en las últimas décadas de protagonismo del petróleo como principal fuente de energía del planeta, por lo que hay que buscar rápidamente que nos sirva para diversificar la economía, para formar a la población, crear infraestructura, y así, cuando pase la era petrolera, seamos más allá que un país monoexportador.
-En la sociedad venezolana es común que tenga peso la idea de que el sector petrolero está mejor administrado en manos del Estado, siendo mal vista la participación de agentes privados, por considerar que estarían realizando un saqueo a las riquezas de la nación. ¿Qué opina sobre este argumento?
R.: Yo creo que esa posición se rebate sola con los hechos. Tenemos actualmente al mismo gobierno hablando de corrupción en este sector. Investigando y deteniendo funcionarios que presuntamente se habrían robado el dinero del negocio petrolero. Por lo tanto, no es verdad la idea de que el Estado es mejor administrador.
Creo también, que, en este instante, donde el petróleo ha ido y seguirá perdiendo su importancia, ya no se puede hablar de industria estratégica con el propósito de que el Estado la monopolice.
Y otra gran realidad que es ineludible, es que el gobierno venezolano hoy en día es insolvente, no está pagando la deuda externa, y hay compromisos pendientes por más de 100 mil millones.
En consecuencia, no se cuenta con el capital necesario para reactivar la industria y elevar la producción. Así no se desee, las circunstancias obligan a abrir el sector a la inversión privada, y esto sólo se consigue si existe y se hace respetar un marco de normas que haga atractivo funcionar en el país.
Creo importante señalar que las inversiones de capital privado no tienen por qué ser solamente de agentes extranjeros, también puede ser de nacionales cuyos recursos ahora mismo están fuera.
Pero, además, existen otras figuras propuestas en base a este tema, como la creación de un fondo de fideicomiso a nombre de cada uno de los venezolanos mayores de edad para que tengan participación en el negocio. O, que una parte del esquema accionario de las empresas que lleguen a invertir sea vendida a los ciudadanos, y bajo esta condición, sí podríamos decir realmente que el petróleo es de los venezolanos.
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