El avión donde viajaba el destacado artista, ídolo de multitudes, en momentos que intentaba despegar del aeródromo Olaya Herrero, por motivos aun no precisados se estrelló contra otra aeronave
Armando Hernández
Este 24 de Junio se cumplen 85 años de aquella fatídica tarde, en que Carlos Gardel, considerado como el máximo exponte del tango canción, perdiera la vida en un accidente aéreo ocurrido en el aeropuerto Olaya Herrero, de la ciudad de Medellín, Colombia, accidente que dio origen a un mito que se ha prolongado hasta nuestros días, permitiendo con él, que el tango se mantenga vigente, a pesar que los gustos musicales han cambiado de manera radical con la aparición nuevos ritmos y géneros que acaparan el favoritismo del público, particularmente los jóvenes.
Y es que mientras exista un tangófilo, existirá el tango, y Gardel será recordado como el gran artista que fue, el mayor promotor de esa música interpretada con sentimiento, que le llevó por muchos países, dejando en el celuloide y decenas de discos grabados, constancia de su calidad vocal y sus dotes de actor, propios de la época.
Canciones como “Mi Buenos Aires Queridos”, “Volver”, “Mano a Mano”, “Por una cabeza”, “Yira, Yira” y muchas más, forman parte de ese repertorio que lo llevó a recorrer el mundo artístico, donde miles de admiradores lo seguían con verdadero fervor. Y Es que “El Zorzal”, o “El Morocho del Abasto”, fue un verdadero ídolo y dueño de una fama que se ha convertido en mito.
Aún desconoce su nacionalidad
Según los historiadores el 11 de diciembre se cumplirán 130 años del nacimiento del cantante, actor y compositor, que es conocido tan solo con el nombre de Carlos Gardel, y cuya nacionalidad aun se disputan tres países, puesto que ninguno de ellos ha logrado demostrar la validez de su reclamación.
De hecho, la misma fecha de nacimiento está en duda, y se habla de un 11 de diciembre entre 1883 y 1887, en la población de Tacuarembó, en Uruguay, versión que es cuestionada por Francia, que con el nombre de Charles Romuald Gardes ubica su fecha de nacimiento en Toulouse, el 11 de diciembre de 1890. Argentina también toma parte de la reclamación, y se ha comprobado que “El Zorzal” vivió desde muy niño en Buenos Aires, y obtuvo la nacionalidad argentina en el año 1923.
La persona y la imagen de Gardel aún forma parte de idolatría popular, particularmente al sur de nuestro continente donde se le recuera con fervor, colocándolo en la categoría de mito y simbolismo cultural. En el año 2003 la voz de Carlos Gardel fue incorporada por la Unesco al programa Memoria del Mundo, que esta dedicado a la preservación de documentos pertenecientes al patrimonio histórico de los pueblos. De igual manera se hace referencia a su privilegiada su voz con la frase «Cada día, canta mejor». No en vano, “Carlitos”, también era conocido por sus seguidores como “El rey del tango”.
Trágico accidente
La trágica muerte de Carlos Gardel ocurre a eso de las tres de la tarde del 24 de junio de 1935, en la ciudad colombiana de Medellín, cuando el avión Ford Trimotor, F-31 de la empresa Servicio Aéreo Colombiano, que cubría la ruta Bogotá – Cali, vía Medellín, chocó con otro aparato del mismo tipo, en momentos que realizaba labores de despegue bajo el mando del piloto colombiano Ernesto Samper Mendoza.
Aun no existe una versión definitiva sobre las causas del accidente, y son diferentes las versiones que se tienen. Son tan solo hipótesis y especulaciones, pues a pesar de las investigaciones realizada por expertos de diferentes países, no se sabe con exactitud que ocurrió, y se atribuye un posible error humano por parte del piloto, que inexplicablemente rodó por mas de setenta metros para colisionar con otro aparato del mismo tipo, denominado “Manizales”, propiedad de la empresa Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos, que esperaba turno para despegar.
El piloto Samper recibió autorización para despegar. La señal se daba con banderolas, y tras recibir la orden cumplió con el protocolo de prueba de motores, y de inmediato inició el carreteo de despegue que al comienzo fue normal, pero luego la aeronave desvió su trayectoria en forma brusca, hacia la derecha y chocó con el “Manizales”, que esperaba a un costado de la pista, su turno para despegar. Ambos aparatos se incendiaron y como consecuencia del ello fallecieron 7 personas: del “Manizales”, 2 tripulantes y 5 pasajeros y del F-31, los dos tripulantes y 8 pasajeros, entre las cuales se encontraba el “El Morocho del abasto”. Tambien murieron su compositor y guionista, Alfredo Le Pera, autor de grandes éxitos interpretados por Gardel, y sus guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Reverol, todos horriblemente carbonizados.
En esa época, en el aeródromo Olaya Herrera de Medellín no se contaba con un servicio de control terrestre para dirigir el tráfico aéreo, sino que las operaciones eran realizadas de manera independiente para cada empresa, que contaba con personal entrenado para impartir instrucciones a las aeronaves mediante señales visuales. La autorización para despegar era dada al piloto por un auxiliar que agitaba una bandera verde, en tanto la suspensión de toda la operación se indicaba con una bandera roja. Se sabe que el F-31 donde iba “Carlitos”, fue autorizado por personal de su empresa a ingresar en pista, y dirigirse a la cabecera para el despegue. A su vez, el “Manizales” fue autorizado a aproximarse a la cabecera de pista a la espera que decolara el otro aparato.
El F-31 recibió en cabecera la señal de despegue mediante una banderola verde, pero justo antes de iniciar la maniobra el “Manizales” se desplazó colocándose muy cerca, al parecer porque unas cañas o pastos altos le impedían el contacto visual con al otro avión. A raíz de este desplazamiento considerado como peligroso, se dio señal de bandera roja, para abortar el despegue. Cuando el “Manizales” ocupó posición más segura, se autorizó nuevamente la salida del F-31, que comenzó a desplazarse, no por la pista central, sino por una de las pistas laterales.
Súbitamente la aeronave experimentó un ligero desvío a la izquierda que fue rápidamente corregido, pero luego, cuando carreteaba, tomo un brusco desvío a la derecha, dirigiéndose directamente donde esperaba el Manizales, y tras recorrer cerca de 176 metros desde el punto de desvío, chocó al otro aparato prácticamente de frente. Por el impacto, ambas aeronaves se incendiaron. Los aviones tenían sus tanques llenos de combustible, por lo que el incendio fue terrible.
Fallecieron en el acto las siete personas que ocupaban el “Manizales”, mientras que en el avión de SACO murieron Carlos Gardel, Guillermo Barbieri, Alfredo Le Pera, José Corpas Moreno, el piloto Ernesto Samper Mendoza, el radio operador Willis Foster, el empresario chileno Celedonio Palacios y el promotor de espectáculos Henry Swartz.
Fueron rescatados con vida cinco personas: Alfonso Azzaf, que murió poco después, en centro asistencial, victima de quemaduras; Ángel Domingo Riverol, que fallece a los dos días; José María Aguilar Porras, guitarrista; el secretario personal de Gardel, e intérprete de inglés, José Plaja; y un jefe de tráfico de la empresa SACO, de nombre Grant Flynn.
La supuesta responsabilidad del piloto está fundamentada en hechos investigados, entre los cuales destaca un supuesto exceso de carga y que el aparato, al carretear, había recorrido mas de la mitad de la pista sin alcanzar la velocidad requerida para el despegue. Existía la posibilidad de abortar la maniobra de despegue o intentar llegar al final de la pista para levantar vuelo, en maniobra sumamente difícil y complicada por la falta de espacio.
El ingeniero mecánico argentino, Guillermo Artana, expuso, que el manual de este tipo de avión recomienda ante esa situación, que el piloto apague los motores y aborte el despegue, pero aquel 24 de junio de 1935, el piloto colombiano, contrariamente a lo recomendado, aceleró motores en una mala decisión con consecuencia catastróficas para los ocupantes de la aeronave.
Homenaje multitudinario
La triste noticia se propagó rápidamente. Buenos Aires todo se detuvo, Argentina se sobrecogía de dolor por la inesperada muerte de “El Zorzal” y sus compañeros, Costaba creerlo. La prensa informaba y en grandes titulares desplegaba la noticia “Ha muerto Carlos Gardel”. El jinete de caballos de carreras Irineo Leguisamo, a quien Gardel había dedicado un tango que lleva su nombre, se desmayó al oír la noticia y canceló sus apariciones en el hipódromo de Palermo. Las emisoras argentinas optaron de manera unánime en no radiar tangos por una semana, como homenaje póstumo a la memoria del cantante que llevó el tango por el mundo del espectáculo. Algunos admiradores de Gardel se quitaron la vida, según lo manifiestan sus historiadores.
Su anciana madre, para quien Carlos Gardel significaba todo en el mundo, se enteró de la noticia en la tarde del martes 25 de junio. Su familia en Toulouse, Francia, había adquirido una radio; y a doña Berta le agradaba escuchar música a la hora de comer. Sin embargo, la radio no parecía funcionar durante ese almuerzo. Jean y Charlotte Gardes, estaban tristemente sentados a la mesa, y apenas saboreaban la comida. Doña Berta intuyó que le ocultaban algo y exigió saber qué ocurría. Su hermano la llevó aparte y le explico: Hubo un accidente… el avión de Carlos, en Colombia… La última noticia que doña Berta había recibido de su hijo, fue sobre su partida de Venezuela. Ella se aferró a la esperanza que la historia no fuera cierta, pues Carlos le había dicho muchas veces, que nunca subiría a un avión.
Tras la trágica muerte del cantante los restos carbonizados de Gardel fueron sepultados en el cementerio San Pedro, en Medellín, de donde fueron exhumados el 18 de diciembre de 1935 con la finalidad de trasladarlos a la ciudad de Buenos Aires. Se cumplió con el acto de velación en estadio de Lunar Park, donde su pueblo fue a rendirle tributo. Finalmente son llevados al Cementerio La Chacarita, donde el 6 de febrero de 1936, reciben cristiana sepultura. En despedida final Carlos Gardel fue acompañado por una multitud, que junto al féretro con gran pesar y dolor recorrió la calle Florida, hasta llegar al camposanto.