A sus 27 años, Jonathan Moly, el juvenil cantante venezolano residenciado en Miami, sigue disparando canciones en su celebrado estilo al ritmo de salsa, esta vez con la puesta en escena de su último disco, “Déjame un beso”, que sonó en los 90 y que ahora versiona de manera extraordinaria.

El hijo del intérprete Miguel Moly y de la ex-Miss Venezuela, Inés María Calero, empezó abriéndose camino en un universo musical que lo llevó a numerosas giras de presentaciones, incluyendo San Cristóbal, y que ahora ha puesto su teatro de operaciones musicales desde Miami, en el celebrado balneario del estado de Florida, en los Estados Unidos.

Con “Déjame un beso”M de Pedro Azael y Yisel Duque, aspira a reeditar sus sonados éxitos obtenidos con temas del calibre de Te voy a amar, Somos tres, Lluvia y Pienso en ti, que lo pusieron al tope de la sintonía de la salsa, en cuyo ritmo ya se le recordaba por la ubicación que tuvieron las páginas Sayonara, Te besaré y Piensa en mí.

Añora sus presentaciones personales en los escenarios de varios países de habla hispana, por lo que ahora ofrece sus canciones de manera virtual, pero sigue cosechando la atención de sus centenares de fans, que le recuerdan sus inicios y que fortalecen su entusiasmo de seguir adelante.

Confiesa que la pandemia que padece la humanidad actualmente ha castigado seriamente al mundo del espectáculo, pero señala que sigue comunicándose a través de la red con sus seguidores, que le han dado tantas satisfacciones.

Víctor Matos