Frontera

Cucuteños desesperados por el humo, culpan a quemas en basureros del Táchira

2 de abril de 2020

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Una densa capa de humo en la atmósfera tiene desesperados a los cucuteños y a los habitantes del área metropolitana. El acostumbrado azul del cielo desapareció y el ambiente frívolo genera alerta en la ciudadanía, por tanto cada día se respira con más dificultad.

En las últimas horas, el gobernador, Silvano Serrano; el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, y la autoridad ambiental del departamento, Corponor, se reunieron para analizar el oscuro panorama. En el encuentro participó también a través de videoconferencia Laydi Gómez, gobernadora del estado Táchira.

¿De dónde proviene la contaminación? La respuesta a esa pregunta clave, tras el encuentro fue que «esa contaminación proviene de una realidad trasfronteriza y requiere cooperación de actores de ambos países, y en este sentido se escapa a las competencias de las autoridades regionales colombianas», dijo el gobernador Serrano.

El mandatario señaló que había escalado el problema al Gobierno nacional solicitando la colaboración del mismo presidente Duque y de la Cancillería. Y fue más allá, aseguró que también se informó a la Organización Panamericana de la Salud «con la intención de encontrar canales de comunicación que permitan avanzar a posibles escenarios de solución a esta problemática».

El diagnóstico de las autoridades colombianas es que la humareda proviene de distintas quemas, en territorio venezolano, de residuos domésticos sólidos en terrenos a cielo abierto, «las cuales generan olores ofensivos» en el área metropolitana de Cúcuta y otros municipios.

Más en detalle, se estableció que venezolanos en extrema pobreza se dedican a recuperar cobre, para lo cual queman grandes cantidades de este cableado a fin de separar el caucho que lo reviste del metal. Esas quemas se estarían realizado en varios puntos de un inmenso basurero, que presta servicio a la ciudad de Ureña. Y por cuenta de los vientos, el humo cargado de partículas contaminantes corre primordialmente hacia el lado colombiano de la frontera.

Corponor también ordenó la suspensión temporal de actividades generadoras de emisiones atmosféricas en varias industrias de Cúcuta. En concreto, deben cesar las carboneras, las ladrilleras, las industrias de producción de cemento, así como las que se dedican al procesamiento de cebo, lavado y tinturado textil.

 La gobernadora del Táchira solo se comprometió a hacer una inspección con su corporación ambiental al vertedero de basuras de Ureña. Pero pocos creen que de ahí salga una solución de fondo.

Los más optimistas creen que, cuando mucho, la humareda cesará unos días pues las familias que se dedican a quemar cableados y demás residuos para conseguir cobre harán una breve pausa o trasladarán los incendios a otro punto. Es apenas lógico que cuando decenas de familias se dedican a esculcar basureros y propiciar incendios para conseguir un pedazo de cobre, están recurriendo a la última opción susbsistencia, y no abandonarán esa práctica por la inspección de una autoridad local.

La quema indiscriminada de basuras en el relleno sanitario de Ureña (Estado Táchira-Venezuela), no es la única causa y de acuerdo con Néstor Yesid Rojas, profesor de ingeniería química y ambiental de la Universidad Nacional,en el mapa de fuegos que genera el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera, que hace parte del programa Copernicus de la Comisión Europea, se aprecian quemas forestales tanto en el país vecino como en varias regiones colombianas.

A la tesis del académico se suma la de Juan Carlos Rojas, doctor en ciencias del ambiente de la Universidad de Granada (España) y director del programa de ingeniería ambiental de la Universidad de Pamplona.

Él, señala que el aislamiento obligatorio que mantiene a todos los colombianos en sus casas debería haberse traducido en la disminución de los niveles de contaminación, producto de la quietud en actividades humanas y la no circulación de automotores.

Sin embargo eso no ha ocurrido en ciudades como Cúcuta por dos razones. De un lado “los vientos alisios en esta época del año arrastran contaminantes del sur del continente y en 2020, el impacto de la sequía ha generado incendios”.

La otra causa de acuerdo con el experto de la Universidad de Pamplona es que “hay un aumento en la estabilidad atmosférica en las ciudades que evita que todos los contaminantes en vez de dispersarse en un área más grande, se queden suspendidos en la atmósfera más cercana a la ciudad”.

Por estabilidad el académico hace referencia a la disminución de actividades humanas en las ciudades y a menor aporte de calor, lo que disminuye el movimiento del aire verticalmente y por tanto aumenta la estabilidad en la atmósfera.

La unión de las dos causas, pero particularmente el impacto de los incendios en gran parte del planeta, incluidos los registrados en la frontera, no solo el de Ureña, se unen para formar “un cóctel perfecto que aumenta las concentraciones de contaminantes que se hacen visibles y por ello se aprecia una capa de bruma blanca sobre la ciudad y el área metropolitana”.

Con información de / La Opinión /Caracol / RCN / Semana

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