El eje San Antonio del Táchira – Ureña está arropado por la informalidad. Son pocos los trabajos formales que hay ante un comercio e industria que no han logrado despegar pese a los casi tres años de la reactivación de los puentes internacionales.
Este 1 de mayo, Día del Trabajador, los habitantes de los municipios fronterizos Bolívar y Pedro María Ureña reclaman más oportunidades de empleos formales. A partir del 19 de agosto de 2015, la zona empezó a desdibujarse a causa del cierre unilateral de la frontera por parte de Venezuela.
Más de siete años después de aquel cierre, con la reactivación gradual de la zona (26 de septiembre de 2022), ha sido complejo retomar la economía de antaño. El único nicho que ha conseguido un crecimiento sostenido es el intercambio comercial binacional. En lo demás, persiste el estancamiento.
La cifra de paralización del comercio sigue en 90%. Mujeres y hombres han optado por oficios de mototaxistas o motocarga, dos formas de sobrevivir que pululan sobre los tramos binacionales, en especial el Simón Bolívar y el Francisco de Paula Santander.

También están los que viven del reciclaje de plástico y otros materiales que suelen vender en La Parada. Muchos adultos mayores integran este oficio.
La Cámara de Comercio de San Antonio del Táchira, dirigida por Isabel Castillo, y el analista en temas de frontera, William Gómez, han solicitado en varias oportunidades la importancia de establecer medidas especiales para la frontera, como una zona económica especial, un régimen especial de importaciones menores, la posibilidad de comprarle electricidad a Colombia, entre otros aspectos.
Jonathan Maldonado