Esta semana, arrancaron los trabajos de remoción de escombros, lodo y sedimentos de la zona de captación, que mantiene paralizado al acueducto
Jonathan Maldonado
Siete kilómetros es el recorrido en carro para llegar a las entrañas del acueducto El Mesón, en la Zona Sur del municipio Bolívar. Ya en Sabana Potrera, caserío integrado por al menos 50 familias, la distancia se acorta.
“Desde Sábana Potrera, hasta el acueducto, hay una distancia de dos kilómetros. Se va a inspeccionar el área de dragado que está haciendo el equipo de Hidrosuroste, con la Mesa Técnica del Agua y el equipo de la EPS de la Zona Sur”, resaltó el alcalde William Gómez, quien precisó que se le está prestando todo el apoyo a las instituciones involucradas para que, pronto, se restablezca el envío del agua.
La máxima autoridad local, fungió como guía y explicó cada proceso de un acueducto, afectado en la actualidad por la crecida del Río Táchira. Para llegar a la zona de captación, donde se hacen los trabajos de remoción de escombros, se pasó por un caserío, cuya vía está bordeada por sembradíos de plátano y caña de azúcar.
En varios momentos, el lodo, los charcos y las piedras, pusieron a prueba la fuerza de la camioneta, una 4×4. Al arribar a la zona de captación, se caminó escasos metros para llegar adonde se encontraba la máquina, tipo Jumbo.
“La crecida del río generó que el brazo que va hacia la zona de captación se obstruyera, razón por la cual el talento de Hidrosuroeste ya se encuentra trabajando, junto con la maquinaria que enviaron, para hacer el dragado y nuevamente darle ingreso a una parte del afluente”, especificó Gómez.
La alcaldía, junto a Hidrosuroeste y la Mesa Técnica de Agua, llevan a cabo la titánica labor de remover los escombros y lodo de la zona. “La idea es rescatar el dique, una represa pequeña, para que el nivel del agua suba, y se desvíe al sistema de captación y, posteriormente, a los filtros y bombeo, para finalizar en la potabilización del agua”, subrayó.
La afectación se hizo visible en cada área de la zona mencionada. De regreso, se visitó el sistema de serpentina y se conoció su funcionamiento. “Es la que se encarga de quitarle sedimentos, arenilla, al agua, para que cuando llegue a las bombas, esté más limpia y evite que las mismas se dañen”, acotó.
La siguiente parada fue en el sistema de bombeo. Se recorrieron otros metros, en carro, para conocerlo. Allí, el área se encarga de lanzar el agua hacia donde están los filtros y el sistema de potabilización del vital líquido. Se trata de una estructura de más de 50 metros de profundidad.
El lodo tiñó de marrón la camioneta y dio muestra de las peripecias que se viven para llegar al acueducto. Ya en el tanque, se conoció que cuando el acueducto está en funcionamiento, le ingresan 2.800.000 litros. Se espera que, en 15 días, el sistema vuelva a activarse, pues surte de agua a cerca de 9.000 familias.