Cada día son más los «motocarga» que cruzan la frontera, sobre todo el puente internacional Simón Bolívar. En la parrilla del vehículo a dos ruedas, en vez de un acompañante, van amarrados con cuerdas los bultos de comida, de chucherías, papel higiénico o bandejas de refresco.
Este oficio se ha popularizado en los últimos meses, tras la reapertura del paso para vehículos, desde el pasado 17 de febrero de 2023 y hasta la actualidad, por los puentes binacionales que conectan a San Antonio con La Parada o a Ureña con El Escobal.
Algunos están uniformados. Incluso, están los que usan las camisetas que tenían cuando los puentes solo estaban abiertos para la circulación de peatones, y se dedicaban a ser «carretilleros» o «carrucheros», oficios que fueron desapareciendo con los virajes dados en el eje.
«En mi caso, trabajo como mototaxista y como motocarga. Me ajusto a lo que me salga. Hay clientes que me llaman y me piden que les lleve la mercancía desde La Parada y hasta su bodega o local», subrayó Víctor en conversación con La Nación.
Víctor cobra entre 4 mil a 5 mil pesos por el servicio. «Claro, el precio puede aumentar si la distancia es mayor. Todo depende del recorrido que haya que hacer, el cual arranca desde La Parada con la mercancía adquirida por el cliente», precisó.
El oficio agarra más auge frente a la falta de empleo formal en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña. La reapertura de frontera no ha dinamizado aún el comercio e industria, dos áreas aún estancadas en las jurisdicciones del lado venezolano.
Jonathan Maldonado