Desde el lunes y hasta nuevo aviso comenzaron a cobrar 10.000 pesos
Jonathan Maldonado
Un autobús de Expresos Bolivarianos, que cubre la ruta San Antonio – San Cristóbal, y viceversa, salió este martes 10 de octubre del terminal de la frontera, con solo cuatro pasajeros.
Eran cerca de las 12:00 m cuando el chofer de la unidad se vio obligado a salir con más de 30 puestos vacíos, pues los pocos usuarios a bordo del autobús estaban a punto de apearse del vehículo por el tiempo de espera.
Aún así, el conductor formal fue devuelto en el instante en el que pretendía salir del puerto sin pagar el listín. Pese a que explicó que tenía una cantidad muy limitada de pasajeros, le dijeron que debía retornar y adquirir el «boleto de salida».
Los andenes de carga de buses suburbanos lucen vacíos a toda hora. La concurrencia se ve en la sala de espera, donde personas con maletas y bultos aguardan el anuncio para arribar el interurbano (hacia otras regiones), rutas que también se han visto golpeadas en las últimas semanas.
El principal dolor de cabeza del conductor, legalmente constituido, es la galopante piratería y la existencia de terminales clandestinos, los cuales están supliendo la demanda de los pasajeros que arriban a la frontera.
En el corregimiento colombiano de La Parada, a escasos metros del puente internacional Simón Bolívar, las ofertas de transporte pululan. Muchos carros venezolanos estacionan en un parqueadero a cielo abierto, mientras van vociferando los conductores: ¡San Cristóbal!, ¡Rubio!, entre otros destinos.
«Algunos cinco-puestos están molestos porque estamos cobrando 10 mil pesos. Pero qué más podemos hacer nosotros, debemos buscar alternativas para combatir la piratería que se ha desbordado y nos está relegando al olvido», manifestó uno de los conductores de busetas.
Desde el pasado lunes y hasta nuevo aviso, los suburbanos bajaron el pasaje de 15.000 a 10.000 pesos. La medida no ha generado el efecto esperado, pues la llegada de pasajeros al terminal sigue siendo muy baja. «¿Dónde quedó el corredor vial?», se preguntó el transportista, al tiempo que remataba: «No sirvió para nada, ya que la piratería y los terminales clandestinos aún hacen de las suyas en la frontera».